¿Quién puede autoproclamarse patriota, mientras pide un intervención extranjera al país donde nació? Bueno en lo que se ha dado a llamar Exilio Cubano de Miami, abundan los que se autodenominan patriotas y se han quedado roncos pidiendo a gritos, a través de los años, que los Estados Unidos invadan a Cuba y derroquen el […]
¿Quién puede autoproclamarse patriota, mientras pide un intervención extranjera al país donde nació? Bueno en lo que se ha dado a llamar Exilio Cubano de Miami, abundan los que se autodenominan patriotas y se han quedado roncos pidiendo a gritos, a través de los años, que los Estados Unidos invadan a Cuba y derroquen el gobierno allí establecido.
Cuando las fuerzas armadas de los Estados Unidos invadieron a Irak para derrocar a Saddam Hussein, salió del seno de las organizaciones «patrióticas» cubanoamericanas de Miami la vergonzosa consigna: «Hoy Irak, mañana Cuba». ¿Qué les parece? «Patriotas» de pacotilla pidiendo a gritos la destrucción de la Patria. Pidiendo que las bombas inteligentes que mataron a miles de inocentes en las calles de Bagdad también lo hicieran en las calles de La Habana.
Ahora cuando la fuerzas de la OTAN empezaron a bombardear a Libia, esos mismos cubanos han vuelto a pedir que se haga con Cuba lo que han hecho con Libia. Solo hace unos días, en una conferencia de prensa aquí en Miami, la flamante presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, la anticubana Ileana Ros-Lehtinen, se quejaba de que el presidente Obama no hiciera con Cuba lo que había hecho con Libia y se preguntaba, toda consternada, poniendo cara de cordero degollado: ¿Y por qué no con Cuba?
Ileana nació en Cuba, así que es cubana por nacimiento, aunque anticubana por comportamiento y actuación. En realidad, más anticubana no puede ser, ya que siempre está en primera fila apoyando todas las propuestas legislativas que surjan en contra de Cuba en el Congreso. Ahora, también está amenazando a la compañía petrolera española, Repsol, para que abandone los planes de perforar en los mares de Cuba. Hay que darse cuenta que esta mujer es presidenta de una de las comisiones más importantes del Congreso norteamericano y por lo tanto, tiene una gran influencia sobre la política exterior de este país. Ileana sabe de sobra que la política agresiva que los Estados Unidos ha mantenido contra Cuba, desde el mismísimo 1959, a nada ha conducido. Puede que ella sea un poco tonta, pero su consejero y mentor no lo es. Es más, en lo personal, lo considero genial, políticamente hablando, y por lo tanto, hasta la saciedad le debe de haber repetido a Ileana la cartilla en la que se dice que nada de esa política funciona, que es un error, pero que hay que hacer lo imposible por tratar de que se mantenga, con la sola intención de hacer daño por hacer daño. Hay que tener en cuenta que el consejero de Ileana fue, a principios de la Revolución, uno de los hombres de la CIA en La Habana, que hizo lo indecible por derrocar al gobierno revolucionario cubano y que, al fracasar, tiene que haber experimentado un enorme sentido de frustración.
Siempre he mantenido una relación fraternal con él, e incluso, él mismo me decía que le encantaba mi forma de argumentar en los debates que yo tenía en Miami por radio y televisión, en los que yo defendía lo mismo que defiendo ahora: la independencia y la soberanía de Cuba. Algunos amigos me decían que lo hacía eso para que no atacara a su protegida. Es posible que fuera así, pero aunque yo supiera que esa fuera su intención, nunca dejamos de tener una conversación cordial cada vez que coincidíamos en cualquier lugar.
Él llevo a Ileana, que era una simple maestra en Miami, a meterse en la política estatal y después, se las arregló para llevarla al Congreso Federal. Ileana Ros fue la primera persona de origen cubano que llegó a tener un escaño en la Cámara de Representantes y allí se ha mantenido gracias a la astucia e inteligencia de su consejero y mentor.
A Ileana Ros no hay quien le quite la bancada en el congreso, si sigue así, se morirá en su cargo. El problema es que, mientras allí siga, va a seguir siendo una enemiga acérrima de Cuba y seguirá torpedeando cualquier medida encaminada a una normalización de las relaciones entre Cuba y este país.
Ella es el clásico ejemplo de estos «patriotas» que nos botamos por este Miami: «patriotas» de pacotilla que quieren la destrucción de su Patria.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.