Recomiendo:
0

El historiador Josep Pimentel analiza en un libro las viñetas del periódico “Solidaridad Obrera”

Ilustraciones anarquistas frente al «reformismo» burgués

Fuentes: Rebelión

Un burgués trajeado, con chistera, pajarita y los brazos extendidos porta en una de sus manos una bolsa llena de monedas. En la otra exhibe un objeto con el título «Super-producción». En la mitad del cuerpo, la leyenda «PATRIA», y el estallido de una bomba sobre un crucifijo y soldados muertos. La viñeta no aparece […]

Un burgués trajeado, con chistera, pajarita y los brazos extendidos porta en una de sus manos una bolsa llena de monedas. En la otra exhibe un objeto con el título «Super-producción». En la mitad del cuerpo, la leyenda «PATRIA», y el estallido de una bomba sobre un crucifijo y soldados muertos. La viñeta no aparece firmada, pero figura titulada de modo tajante: «La burguesía quiere guerra». La glosa a pie de dibujo y sin firma acaba de concretar: «Sobre cadáveres, entre crímenes y guerras, los explotadores se alzan ahítos y enriquecidos simbolizando las patrias». La viñeta corresponde a la edición del 13 de noviembre de 1932 del periódico anarquista «Solidaridad Obrera», también conocido como «la Soli». El historiador Josep Antoni Pimentel ha analizado Los dibujos y gráficos de este periódico en el libro «Voces críticas ilustradas. Las ilustraciones del diario Solidaridad Obrera durante el primer bienio de la II República (1931-1933)», publicado por el Centre d’Estudis Llibertaris Federica Montseny de Badalona en marzo de 2016.

Con una tirada diaria que oscilaba entre los 26.000 y los 40.000 ejemplares en el periodo analizado, el diario -autodefinido como «portavoz de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT)»- fue el de mayor ascendiente en el campo del anarcosindicalismo ibérico. Pimentel, que hace poco más de un año publicó «Barricada. Una història de la Barcelona revolucionària», ha analizado 125 ilustraciones insertas en el diario «Solidaridad Obrera», comprendidas entre el 15 de diciembre de 1931, cuando se constituye el gobierno republicano-socialista presidido por Azaña, y el 19 de noviembre de 1933, fecha de las elecciones generales que abren el camino al «bienio negro» de los ejecutivos derechistas. «El papel de estas ilustraciones fue determinante a la hora de criticar y desacreditar a la República y a sus gobernantes», resume el historiador catalán. Los dibujantes se alineaban, por tanto, con la posición de la CNT: «Los anarcosindicalistas, que habían participado activamente en el derrocamiento de la Monarquía, vieron cómo sus esperanzas de cambio se veían truncadas por las actuaciones de los equipos de gobierno republicanos», explica Josep Pimentel.

La imagen gráfica ocupaba un lugar destacado, en las portadas de periódicos y revistas, hasta que advino la fotografía. Dada la sencilla visualización e ingesta por parte de los lectores, las viñetas actuaban a menudo como soporte de los editoriales. También es así en el caso de «Solidaridad Obrera». Una viñeta de «Niu» del 25 de diciembre de 1931 presenta a dos potentados con abrigo y sombrero junto a un auto, a los que intitula «Los señoritos de la República: Dios, Patria y Rey». La conversación sucede del siguiente modo: «Pasando buenas fiestas de Navidad, ¿eh?», a lo que responde el interlocutor: «Sí, y esperando a los reyes». El ilustrador de «la Soli» manifiesta de modo palmario que la II República no altera la coalición de intereses del viejo régimen. Esta crítica al primer bienio republicano-socialista es una constante de las viñetas. Ocurre con la Ley de Defensa de la República (octubre de 1931), que se aprueba como «instrumento de excepción», matiza Pimentel, frente a supuestos «actos de agresión a la República». Los diarios anarquistas arremeten duramente contra esta ley y la comparan con la inquisición.

El autor de «Voces críticas ilustradas» no dedica un apartado específico a la cuestión religiosa, ya que pese a tratarse de un asunto capital para el anarcosindicalismo de la época, no aparece profusamente tratado por los ilustradores. Pero sí figura en las portadas de «Solidaridad Obrera» la reforma agraria y el reparto (muy insuficiente) de la tierra. Un dibujo de «Grapa» titulado «Otro crimen» (marzo de 1932) presenta a un jornalero como cristo sudoroso y doliente, amarrado a una lápida con la leyenda «Estado». Aclara que el calvario del campesino andaluz no ha mejorado con la reforma agraria impulsada por la izquierda republicana y el PSOE. El investigador explica que los jornaleros, «abandonados por la República», aparecen frecuentemente idealizados en los dibujos. Se critica así a unos gobiernos «más interesados en no chocar frontalmente con los terratenientes que en intentar equilibrar las desigualdades del campo español». Las mismas críticas se plantean contra los Jurados Mixtos de conciliación laboral impulsados por el ministro Largo Caballero y la UGT, que chocaban netamente con la «acción directa» propugnada por la CNT.

De las 125 ilustraciones estudiadas por Josep Pimentel, entre los números 333 y 827 de «Solidaridad Obrera», el grupo más destacado corresponde a la situación política catalana, en concreto, al Estatut y a ERC. «Durante estos primeros años republicanos la Generalitat estaba interesada en que la CNT fuera un sindicato moderado y próximo a Esquerra Republicana de Catalunya», explica el historiador. Sin embargo, el sindicato se desmarca, como evidencian las viñetas críticas con la mera sustitución de la guardia civil por los «mozos de escuadra» o la equiparación de ERC con una prostituta. «Así vivirá encadenado el proletario catalán, con el Estatuto o sin él», dibuja «Niu» en septiembre de 1932. Mientras el gobierno republicano-socialista frustra las expectativas, el hambre continúa desangrando al proletariado, según una viñeta de febrero de 1933 (sin firma) con una familia obrera, famélica, y una leyenda que parodia el artículo primero de la constitución: «España es una República de hambrientos y apaleados».

La represión el punto que más nítidamente señala la fractura entre el anarcosindicalismo y la II República. Josep Antoni Pimentel recuerda los levantamientos reprimidos por la guardia civil en enero de 1932: Castilblanco, Épila, Zalamea de la Serena, Xeresa y sobre todo Arnedo. La «incalificable agresión de Arnedo» es ilustrada por «Solidaridad Obrera» mediante un guardia civil con rostro cadavérico, el capote extendido y las manos como garras rampantes. El pie de viñeta abunda en esta idea: «El alma de España». El 19 de enero de 1932 se produce otro episodio represivo en el Alt Llobregat (Barcelona), que acaba con la deportación de los cabecillas a África. «La Soli» señala entre otros responsables al presidente del Gobierno, Manuel Azaña, al quien «Boy» dibuja con un libro de leyes aplastando a un obrero. «Black» representa el 14 de septiembre de 1933 al mandatario republicano en una barcaza, acompañado de sus ministros; recuerda los hechos de Arnedo y Casas Viejas: «¡Qué estadistas pierde la República!», ironiza.

El diario anarquista denuncia detenciones, penas de prisión y asaltos a sedes sindicales por parte de la policía, mientras pide «justicia» y «amnistía» en las portadas. El administrador de «Solidaridad Obrera», Alfonso Nieves Núñez, criticó la política represiva en un artículo escrito desde la cárcel Modelo de Barcelona. El periódico fue suspendido en tres ocasiones durante el periodo que analiza el libro y el director, Felipe Alaiz, resultó detenido el 9 de enero de 1932. Josep Pimentel señala hasta 31 secuestros de «Solidaridad Obrera». Los ilustradores dibujan «la Soli» «con el cuchillo en el pecho» o en medio de un entierro.

El autor de «Voces críticas ilustradas» también incluye en el texto de 150 páginas (con 65 de viñetas) algunas portadas. Por ejemplo una del 20 de noviembre de 1932 que apela sin circunloquios a la abstención: «¡Proletarios, absteneos de votar! La CNT revolucionaria es vuestro faro de redención social». Diez días antes, el diario anarcosindicalista pone de manifiesto la misma idea mediante una urna, en la que un obrero deposita el voto acompañado de su familia. El receptáculo donde introduce el sufragio está conectado a un inodoro («lugar donde van las promesas y los votos»). Respecto a la política internacional, el diario anarquista critica la hipocresía de la Sociedad de Naciones (organismo internacional creado por el Tratado de Versalles en 1919), que justifica la agresión imperialista de Japón a China; o una primera página del dos de febrero de 1933, en la que la «actualidad europea» se dibuja del siguiente modo: Bismarck y Hitler armados con una espada («el carnicero de ayer y el carnicero de mañana»). «El parlamentarismo es la consagración de todas las miserias y de todas las infamias políticas», afirman dos calaveras en una viñeta de «Romero» (18 de noviembre de 1932).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.