Un mes después de que siete estados de India impusieron severas restricciones a la venta de ciertas bebidas gaseosas, Coca-Cola se convirtió en blanco de una vigorosa campaña popular en el septentrional estado de Uttar Pradesh. El principal foco de la campaña es la fábrica embotelladora de Mehdiganj, una pequeña localidad a 35 kilómetros de […]
Un mes después de que siete estados de India impusieron severas restricciones a la venta de ciertas bebidas gaseosas, Coca-Cola se convirtió en blanco de una vigorosa campaña popular en el septentrional estado de Uttar Pradesh.
El principal foco de la campaña es la fábrica embotelladora de Mehdiganj, una pequeña localidad a 35 kilómetros de la ciudad de Varanasi, sobre el río Ganges. Esa instalación es acusada de sobreexplotar el agua subterránea y de contaminar con metales pesados tóxicos como plomo, cadmio y cromo.
Liderada por la Alianza Nacional de Movimientos Populares (NAPM, por sus siglas en inglés), la campaña exige el cierre de la planta de Mehdiganj, como ocurrió con la fábrica de Coca-Cola en Plachimada, del meridional estado de Kerala, clausurada en marzo de 2004 por agotar el agua dulce y contaminar.
Esta cruzada tuvo su mayor impulso el mes pasado, cuando el no gubernamental Centro para la Ciencia y el Ambiente (CSE) anunció los resultados de un estudio, según el cual las gaseosas vendidas en India, incluyendo las de la empresa Coca-Cola y las de PepsiCo, contenían un cóctel de pesticidas en concentraciones mayores a las permitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades locales.
El CSE, que ganó una formidable reputación por obtener datos precisos y elaborar análisis pormenorizados, examinó varias marcas de refrescos carbonatados con muestras de diferentes partes de India.
El estudio reveló que el promedio de concentraciones de pesticidas era entre 20 y 25 veces mayor que el máximo aceptado por la Oficina de Estándares Indios (BIS).
Por ejemplo, la bebida Coca-Cola contiene 26,8 veces más de pesticidas de lo permitido, y Pepsi-Cola contiene 30,4 veces más.
Estos números conmovieron al público y motivaron prohibiciones a la fabricación o distribución de las bebidas en Kerala. Otros seis estados luego impusieron restricciones a la comercialización de estos productos cerca de escuelas, colegios y oficinas públicas. Se espera que más de 28 estados presenten quejas legales contra las compañías de refrescos.
Líderes de diferentes partidos políticos pidieron la completa prohibición de todas las bebidas carbonatadas de corporaciones multinacionales. Juntas, Coca-Cola y Pepsi prácticamente monopolizan el mercado de refrescos en India, y venden 335 millones de cajas de botellas todos los años, aunque las ventas se estancaron desde 2005.
Pero, más que los pesticidas, es la extracción de agua lo que causa la indignación popular contra las compañías. La NAPM señala que la excesiva extracción de la planta de Mehdiganj causó el agotamiento de las napas subterráneas, en un área antes famosa por su abundancia por su ubicación en el delta del Ganges.
«Noventa por ciento de los pozos en esa área fueron afectados, y por al menos 39 por ciento de los pozos poco profundos se secaron o están en proceso de secarse», dijo R. Chandrika, una ingeniera que estudió la situación del agua en India.
La campaña contra las gaseosas comenzó en 2002 en la localidad de Plachimada, donde los habitantes se indignaron ante la caída de los niveles del agua y su contaminación con químicos. El 22 de abril de ese año, iniciaron una vigilia ante una fábrica de Coca-Cola. Dos años después, lograron que las autoridades cancelaran la licencia a esa empresa.
La preocupación por la contaminación del agua subterránea con metales pesados aumentó en los últimos meses.
En noviembre de 2005, las organizaciones no gubernamentales Instituto de Ciencia del Pueblo y el Hazards Centre examinaron agua de pozos a un kilómetro de la planta de Plachimada y encontraron residuos de plomo cinco veces superiores a lo permitido. El contenido de cadmio era 25 veces mayor de lo autorizado y el de cromo 50 veces mayor.
«Estamos recibiendo informes similares de distintas partes del país. Estudios de la Junta Central para el Control de la Contaminación confirman nuestros hallazgos», dijo el coordinador nacional de la NAPM, Sandeep Pandey.
El activista pretende vincular la campaña india con otras que se llevan a cabo en todo el mundo contra Coca-Cola por diversas culpas que se le endilgan, como tratar con violencia a sindicalistas, someter a malas condiciones laborales a sus empleados y enfocar su publicidad en niños y niñas.
El mes pasado, el sindicato de estudiantes de la Universidad de Sussex, en Gran Bretaña, prohibió todas las bebidas de Coca-Cola en respuesta a la supuesta vinculación de esa compañía transnacional con abusos a los derechos humanos en Colombia.
La «Campaña Detengan a la Coca-Cola Asesina» está activa en 130 universidades, 70 de ellas estadounidenses.
Las últimas revelaciones de toxicidad en India provocaron una caída en las ventas de bebidas gaseosas de 10 por ciento, lo cual ha afectado las ganancias de esta industria, que mueve en este país unos 1.550 millones de dólares.
Por eso, se ha lanzado una campaña publicitaria en la que subraya que sus bebidas son «seguras», es decir que no representan peligro. Algunos avisos de televisión muestran a Rajeev Bakshi, el director ejecutivo de PepsiCo en India, avalando la inocuidad de los productos de su empresa.
El ministro de Salud ha prometido sus propias investigaciones. Pero ha omitido comentar por qué la BIS, que estableció los estándares seguros para el uso de pesticidas, no los ha notificado ni puesto en vigor.
Esta omisión de la BIS no es un accidente. Esta entidad ha estado bajo enorme presión de la industria de las bebidas gaseosas y de agencias gubernamentales que la apoyan. En el pasado, la BIS también retrasó la formulación de normas para el agua embotellada, una de las industrias de más rápido crecimiento en India, debido a la expandida contaminación de las fuentes hídricas.
Sin embargo, una vez que los estándares fueron notificados, las compañías comenzaron a utilizar procesos como la ósmosis inversa, destilación de sólidos y bacterias para una purificación de alto grado. Gracias a esto la calidad del agua embotellada vendida en India mejoró notablemente.
Coca-Cola hizo pruebas de algunas de sus bebidas en laboratorios británicos. Pero fueron exámenes contratados y pagados por ella, y las muestras fueron suministradas por la misma compañía, por lo cual no se considera un estudio objetivo.
En segundo lugar, la industria amenazó con demandar a la organización CSE por difamación, pero se arrepintió cuando la directora, Sunita Narain, conminó a las empresas a que presentaran pruebas. Narain y el CSE ganaron en 2005 el Premio del Agua de Estocolmo.
Coca-Cola y PepsiCo incluso lograron que el gobierno estadounidense intercediera en su nombre. Adelantándose a la llegada de una gran delegación comercial de Estados Unidos, el secretario adjunto de Comercio Internacional, Franklin L. Lavin, advirtió a India que una prohibición de las bebidas gaseosas podría «afectar las inversiones».
Incluso se intentó probar que los altos grados de pesticidas se debían al azúcar, que representa 10 por ciento del contenido de las bebidas gaseosas. Pero varios prestigiosos laboratorios de India analizaron muestras del alimento y no encontraron presencia de ese tipo de elemento tóxico.
La causa de la contaminación es el agua que usan las compañías de bebidas gaseosas. De acuerdo con un informante de la industria, las embotelladoras usan filtros baratos para colar las impurezas y algunos, pero no todos, los microbios. Utilizarían la ósmosis inversa si fueran obligadas a hacerlo, pues elevaría los costos de producción.
Si bien el gobierno está comprometido con establecer un clima favorable a la inversión y a promover el consumismo, incluyendo las comidas y bebidas procesadas, no puede contribuir a elevar la popularidad de ningún producto. A los ojos de la gente, Coca-Cola y Pepsi son sinónimos de suciedad y veneno.