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India: El cambio climático es para otros

Fuentes: IPS

Luego de dar la bienvenida al Plan de Acción de Montreal sobre control del clima, adoptado este mes en una histórica reunión, India vacila ante los compromisos de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. India es el quinto mayor productor de estos gases, considerados por la mayoría de cientficos responsables del recalentamiento global. […]

Luego de dar la bienvenida al Plan de Acción de Montreal sobre control del clima, adoptado este mes en una histórica reunión, India vacila ante los compromisos de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

India es el quinto mayor productor de estos gases, considerados por la mayoría de cientficos responsables del recalentamiento global.

El encuentro en la ciudad canadiense de Montreal, que se realizó del 28 de noviembre al 9 de diciembre, constó de la Undécima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, adoptada en 1992, y de la Primera Reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto, firmado en 1997 y en vigor desde febrero.

India, al igual que China y Brasil se las arreglaron para eludir compromisos de objetivos especfícos de reducción de emisiones.

Bajo el Protocolo de Kyoto, todos los «países en desarrollo» están exentos de la obligación de reducir los gases invernadero liberados sobre todo por la combustión de petrleo, gas y carbón.

En cambio, el Protocolo obliga a 36 pases industrializados a reducir sus emisiones a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990, en el período 2008-2012. En Montreal acordaron negociar mayores recortes a partir de 2012, cuando expire el mandato de Kyoto.

China e India están entre las economías mundiales de crecimiento más acelerado cuyas emisiones de gases sobrepasan sus ingresos nacionales. Ambos países queman enormes cantidades de petróleo, gas y carbón, y están adquiriendo derechos de explotacinó sobre reservas de hidrocarburos en todo el mundo.

De los dos, la posición de India es la más contradictoria.

«India intentó tomar el terreno elevado de la moral en las negociaciones ambientales globales ya desde la primera conferencia internacional sobre el tema, celebrada en Estocolmo en 1972», dijo Kamal Mitra Chenoy, de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Jawaharlal Nehru, en Nueva Delhi. «Pero tiene poco que ofrecer».

En efecto, India busca maneras de evadir las regulaciones del control climático y alinearse con países como Estados Unidos y Australia, que se retiraron del Protocolo de Kyoto y desairaron las propuestas de reducción de emisiones.

Nuevos estudios calculan que la contaminación de India se triplicar para 2050. El clima del país se volver tres o cuatro grados más cálido en los próximos 30 o 40 años, reveló un análisis indo-británico dado a conocer en septiembre.

Los cambios que ya se produjeron en el clima, atribuibles al recalentamiento global, ya han afectado los cultivos. Hace dos años, las cosechas de trigo cayeron entre 20 y 40 por ciento, las de legumbres entre 25 y 30 por ciento y las de mostaza entre 50 y 70 por ciento, según cientficos del Consejo Indio para la Investigación Agrícola.

Los pronósticos indican que, en el futuro, la elevación de las temperaturas llevará a las regiones septentrional y nororiental del país a sufrir sequías, mientras la oriental, la central y la peninsular soportarán fuertes lluvias e inundaciones.

La amenaza más grave al subcontinente indio procede de un rápido derretimiento de las cumbres heladas de la meseta del Tíbet y de la reducción de los glaciares del Himalaya, de entre 10 y 15 metros anuales.

La meseta del Tíbet es la fuente de siete de los ríos más grandes de Asia: el Ganges, el Indo, el Brahmaputra, el Salween, el Mekong, el Yangtse y el Huang Ho. Los primeros tres están entre los esenciales para India.

El gobierno se niega a asumir políticas para recortar su consumo y producción de combustibles fósiles. En una entrevista en Montreal, el ministro de Ambiente, A. Raja, dijo que «India, como país en desarrollo, con una gran cantidad de personas viviendo en la pobreza, no puede asumir un firme compromiso de reducir sus emisiones de gases invernadero».

El argumento oficial es que las emisiones por persona de esos gases en India son bajas (de 1,1 toneladas al año), bastante por debajo del promedio global de 4,1 toneladas y aún más del de los países del Norte industrializado, de 12,4 toneladas, y del de Estados Unidos, de 20 toneladas.

Unos 300 millones de indios no tienen electricidad y 650 millones no tienen acceso a combustibles modernos para cocinar en este país de más de 1.100 millones de habitantes.

Estos argumentos son hipócritas, afirman los críticos. Los bajos promedios ocultan grandes brechas en el consumo (y por lo tanto en las contribuciones a las emisiones) entre los ricos y los pobres. La vasta mayoría de los indios consumen muy poca energía.

Sin embargo, la floreciente clase media, que abarca a unos 80 millones de personas, ha adoptado estilos de vida propios del Norte. Compra un millón de automóviles por año, seis millones de motos y aún más aparatos de aire acondicionado y refrigeradores. Todos estos números son entre tres y cinco veces más elevados que cinco o siete años atrás.

El gobierno se resiste a reducir sus emisiones principalmente para proteger los intereses de la elite consumista, pero cita como excusa la pobreza que acucia a la mayor parte de su población. Y afirma el derecho de India al «desarrollo» a través de la libertad de consumir más energía y materiales para «ponerse al día» con el Norte. Los ambientalistas están enfurecidos con este razonamiento.

En julio, India y otros cinco de los principales pases contaminantes firmaron en Laos un acuerdo «secreto» llamado Asociación Asia-Pacífico sobre Desarrollo Limpio y Cambio Climático. Los otros firmantes son Estados Unidos, Japón, China, Corea del Sur y Australia.

El tratado ya fue descrito como «sucio» y «peligroso» por el Centro para la Ciencia y el Ambiente, una respetada organización no gubernamental con sede en Nueva Delhi.

Segn Sunita Narain, directora del Centro, debería haber un régimen de derechos iguales por persona en relación a la atmósfera global. «Compartir los (asuntos) globales comunes dar incentivos a los pases que están subutilizando su cuota de emisiones atmosféricas para invertir en desarrollo limpio», dijo.

El acuerdo Asia-Pacfico no impone compromisos vinculantes a los signatarios que, sumados, son responsables de 50 por ciento de las emisiones globales de gases invernadero. El documento está diseñado para evitar, si no debilitar, el proceso de Kyoto. Apenas promete desarrollar tecnologías energéticas convenidas para la «dotación de recursos» de quienes lo suscriben.

Qué forma adoptará esta asociación de la región Asia-Pacífico se sabrá luego de una reunión prevista para los días 11 y 12 de enero, a la que se espera asistan ministros de Ambiente y Energía de seis naciones.

Las áreas para la «colaboración» señaladas incluyen energía nuclear (una ruta altamente controvertida y ambientalmente cuestionable para la generación de electricidad, que produce desechos radiactivos que duran miles de años), captura de carbono, gas natural y metano, energía hidroeléctrica y otras.

Por tanto, India est ádividida entre la opción potencialmente «dura» representada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y la opción «suave» ofrecida por la Asociación Asia-Pacfico, liderada por Estados Unidos. «Con el tiempo, el gobierno indio tenderá a adoptar la opción blanda», dijo Mitra Chenoy, agregando que sería coherente con su política orientada al elitismo y el consumismo.

Eso también engranara con la creciente obsesión de los funcionarios indios con el poder nuclear.

India firmó un acuerdo civil de cooperacin nuclear con Estados Unidos que establece que la energa nuclear es importante para la «seguridad energtica». Si el tratado es ratificado por el Congreso legislativo de Estados Unidos, India espera importar materiales nucleares de todo el mundo.

La composición de la Asociación Asia-Pacífico también refleja esta preferencia. Dos de sus seis miembros (Estados Unidos y Australia) son potenciales proveedores de uranio y de reactores nucleares, y los otros cuatro son potenciales grandes consumidores de energía nuclear.

Considerando los dos procesos, India intentará adoptar un enfoque de «lo mejor de ambos mundos», como lo hizo bajo el Protocolo de Kyoto. No aceptó objetivos de reducción de emisiones en el marco de ese documento, pero está explotando vigorosamente la gran debilidad del Protocolo en patrocinar y alentar el comercio de «créditos de carbono».

De acuerdo a este sistema, las contaminantes corporaciones del Norte pueden compensar sus emisiones de gases invernadero, invirtiendo en proyectos energéticos no contaminantes en el Sur, a través del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo. En realidad, esas corporaciones no darán pasos reales para reducir sus enormes emisiones y pagarán al Sur una fraccin de lo que les cueste abatirlas.

India desarrolló alrededor de 100 MDL, como la generación de electricidad a partir de la quema de desechos municipales. Las empresas indias se disponen a ganar millones de dólares con esto. Se espera que acaparen por lo menos 10 por ciento del mercado global en los primeros años y, según estimaciones de la industria, pueden generar por lo menos 8.500 millones de dólares de ingresos.

La contribución del MDL a la reducción del recalentamiento planetario probablemente ser minúscula. Un estudio holandés estima que los proyectos del MDL abatirán las emisiones del mundo industrial en apenas 0,1 por ciento, cuando el Protocolo prevé 5,2 por ciento, una proporción por demás modesta.

El mundo necesita reducir en 80 por ciento esas emisiones en los próximos 30 o 40 años, si intenta mitigar los efectos del cambio climático. Es improbable que India, con sus políticas actuales, contribuya a ese proceso.

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=36106