Indignez-vous (Indignaos) es un breve libro de gran e inesperado éxito que plantea la necesiadd de oponerse al monopolio del dinero
En muchas ocasiones, y en los ámbitos más dispares, se ha demostrado que a veces las palabras justas por pocas y sencillas que sean pueden ser mucho más útiles que un discurso alambicado y complejo. El mundo de la política no es una excepción y algunas verdades por simples y obvias que parezcan y por mucho que se les suela tildar de demagógicas (casi siempre dicha afirmación hecha desde los sectores más inmovilistas) pueden causar más repercusión que un discurso complejo.
Algo parecido debió pensar Stéphane Hessel cuando escribió «Indignaos», un libro de escasas 20 páginas en las que llama a la sublevación a la juventud contra las máximas que rigen el sistema actual y que en su país natal, Francia, tuvo un sorprendente éxito, lo que ha hecho que sea traducido a diferentes idiomas.
La edición española está editada por la editorial Destino y prologada por José Luis Sampedro, escritor y economista habituado a lanzar sus dardos contra el capitalismo y el omnisciente poder del dinero. Su autor, de 93 años, pretende con este corto manifiesto a grandes rasgos «despertar» a la juventud e inocular en ellos el virus de la indignación contra el mundo en el que viven.
Es precisamente su currículum, el de Hessel, el que le nombra como persona cualificada para esta misión. Superviviente del campo de concentración de Buchwald, único redactor vivo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, es su condición de miembro de la Resistencia francesa la que defiende como base ideológica para oponerse a la actual deriva en que se mueve el orden mundial. Los preceptos que en su guerra contra el fascismo aprendió y por los que luchó, como el interés general sobre el particular y una distribución igualitaria de la riqueza, son reivindicaciones que hoy en día deben ser enarboladas de nuevo.
Es consciente a lo largo del libro que su época y la actual difieren en muchas cosas, pero sobre todo en que en el pasado todo era más evidente y se materializaba de una forma más cruel. Por eso hoy en día hay que atinar más la mirada, y aunque de una manera más indirecta y menos obvia, vivimos también tiempos de faltas flagrantes de libertad. En esta ocasión los estados han perdido cualquier capacidad para proteger a sus ciudadanos que están expuestos al poder del dinero y de las grandes empresas, lo que ha llevado a que la diferenciación entre pobres y ricos sea alarmante.
Hessel propone que esa concienciación necesaria, que lleve a la preocupación real por los derechos humanos, debe llegar desde una reacción pacífica basada en la solidaridad y el entendimiento global, aunque dedica especial atención al caso de Israel, tema con el que más indignado se siente y en el que asume que la respuesta violenta contra Israel es una consecuencia de la invasión militar que sufre el pueblo palestino. Entiende que hay que poner freno a la dinámica en la que se mueve el sistema actual, sus empresas, estados, medios de comunicación de masas imponen un «todos contra todos» que llevará más temprano que tarde a convertir el planeta en un lugar inhabitable.
Para el nonagenario autor vivimos tiempos en que la represión y la violencia de los estados es menos palpable que en otras épocas de la historia, pero la indignación que movió a generaciones pasadas contra enemigos más obvios, por visibles y evidentes, debe aparecer en los jóvenes y estar dispuestos a enfrentarse al poder del dinero que es capaz de causar grandes campos de concentración invisibles.
Fuente: http://www.tercerainformacion.