Las peores inundaciones en la historia de la capital indonesia, que este mes sumergieron 60 por ciento de la ciudad y mataron a 85 personas, se deben a la construcción incontrolada más que a las lluvias inusualmente fuertes, según expertos. Las organizaciones humanitarias, los medios de comunicación e incluso algunos políticos urgen ahora a que […]
Las peores inundaciones en la historia de la capital indonesia, que este mes sumergieron 60 por ciento de la ciudad y mataron a 85 personas, se deben a la construcción incontrolada más que a las lluvias inusualmente fuertes, según expertos.
Las organizaciones humanitarias, los medios de comunicación e incluso algunos políticos urgen ahora a que regular el sistema de autorizaciones para la edificación de centros comerciales, torres de apartamentos y hasta residencias rurales.
«La corrupción es un gran problema. Los políticos no trabajan para satisfacer las necesidades de la población, sino las de los ricos que, si quieren construir en áreas verdes, obtendrán la autorización», dijo a IPS José Rizal Yurnalis, de la organización humanitaria Piedad Islámica.
«En Yakarta hay demasiados edificios y no hay suficientes áreas verdes para captar el agua», agregó.
En los años 90 años comenzó un proceso de reducción de la masa de agua de los alrededores de Yakarta. Muchos lagos se convirtieron en obras edilicias.
Según el Centro de Investigación en Limnología (disciplina que estudia los ecosistemas de aguas dulces) del Instituto Nacional de Ciencia, hoy queda apenas un cuarto de los 218 lagos de Yakarta y sus suburbios a comienzos de la década pasada. Muchos fueron rellenados por empresas constructores.
Una de esas áreas es Kelapa Gading, en el norte de Yakarta, el primer «vecindario satélite» de la ciudad, que alberga enormes centros comerciales, lujosas casas de campo, una importante planta de montaje de automóviles y muchas empresas.
Una vía fluvial rodeada por asentamientos pobres, ennegrecida por la contaminación, y una pequeña reserva son todo lo que queda de la masa hídrica de Kelapa Gading. Durante tres días, el agua estancada en la zona superó el metro de altura.
La ostentosa construcción en tierras reservadas como «cinturones verdes» para absorber agua de lluvia es posible gracias la connivencia de funcionarios del gobierno con empresas constructoras.
Ese vínculo corrupto debilitó las regulaciones de espacios verdes contenidas en el plan maestro de la ciudad, trazado hace 30 años, afirmó Marwan Batubara, delegado del distrito de Yakarta en el Consejo Representativo Regional.
«Los inversores que construyen centros comerciales y apartamentos trabajan de cerca con funcionarios del gobierno para convertir áreas verdes en sitios de construcción. Ni los funcionarios ni el gobierno informan al parlamento al respecto, y cada tanto cambian las regulaciones para adaptar modificaciones ya realizadas», dijo Batubara a IPS.
Según el Primer Plan Maestro (1965-1985), Kelapa Gading era parte del cinturón verde. Pero esta reserva ya no figuraba en el Plan Maestro de 1985-2005.
Una investigación de la revista Tempo reveló que 37,2 por ciento del área de Yakarta asignada por el primer plan maestro a cinturones verdes –parques, campos de deportes, bosques y lagos urbanos– se redujo a 25,85 por ciento en el segundo.
Pero el Plan Maestro 2000-2010 lo reduce aun más, a 13,94 por ciento. Tempo indicó que varias zonas verdes asignadas por el primer plan albergan ahora complejos comerciales y residenciales.
Cuando ese tipo de enormes construcciones se erigen en cinturones verdes, sus cimientos de concreto detienen la absorción del agua de lluvia, que entonces desborda las alcantarillas e inunda calles y propiedades.
En el pasado, los ambientalistas advirtieron contra el cierre de vías fluviales naturales de Yakarta o el rellenado de cursos de agua. Esta ciudad fue construida sobre pantanos bajos por las autoridades coloniales holandesas y ya algunas áreas se encontraban por debajo del nivel del mar.
El gobernador de Yakarta, Sutiyoso, admitió que la construcción excesiva redujo la capacidad de absorción.
Entrevistado por Tempo, Sutiyoso aseguró haber pedido la demolición de 24 casas lujosas en Kelapa Gading, pero agregó: «Si usted posee tierra, es improbable que yo le impida construir una casa en ella.»
El Foro de Residentes de Yakarta discrepa con ese criterio, y prevé demandar al gobernador y al ministro coordinador para el Bienestar de los Pueblos, Aburizal Bakri, ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
La organización quiere que la comisión convoque a Sutiyoso y le pida a su gobierno que deje de convertir el espacio verde de la capital, tan disminuido, en locales comerciales.
En Kelapa Gading hay más de 25.000 viviendas y 2.000 edificios de oficinas, más tres enormes centros comerciales. Según el presidente de la firma administradora del centro comercial, Johanes Mardjuki, el flujo de dinero al área alcanza los 750 millones de dólares por día.
Con semejantes oportunidades de generación de riqueza en juego, Batubara alega que, para salvar los cinturones verdes de constructores codiciosos. También propone retirarles la facultad de emitir permisos de construcción a funcionarios provinciales y locales fácilmente sobornables o intimidados por personas poderosas, como jerarcas del ejército que están en el negocio.
«Yo recomendé que el gobierno prepare un nuevo plan maestro, que debería ser implementado bajo la oficina del presidente a través de su gabinete», dijo Batubara. «Esto por lo menos cerrará vías para la intimidación.»
Sutiyoso señaló otro problema con el establecimiento de cinturones verdes. «Cada vez que abrimos un área, los vendedores se apresuran para hacer sus negocios», dijo a Tempo.
Además, aseguró, también se establecen allí «inmigrantes que viven de cualquier cosa, e incluso obligan a sus hijos a mendigar en las calles. Entonces buscan refugio, habitualmente a lo largo de las riberas de los ríos».
La activista Irma Hutabarat insistió en que las inundaciones eran un fenómeno creado por el hombre y alentado por funcionarios del gobierno que emiten permisos de construcción en áreas de cinturones verdes.
«Solamente si el gobierno cumple con estándares universalmente aceptados podemos depositar nuestras esperanzas en impedir inundaciones y otros desastres. No podemos culpar más a la lluvia», expresó en un comentario publicado en el Jakarta Post.