Un nuevo record mundial relacionado con las Metas del Milenio y el compromiso por erradicar la pobreza se estableció el pasado 17 de octubre, Día Mundial de la Pobreza. En sólo 24 horas, más de 38.000 personas se pronunciaron contra este mal y reclamaron mayor inversión en las mujeres como forma de erradicarlo. El mensaje […]
Un nuevo record mundial relacionado con las Metas del Milenio y el compromiso por erradicar la pobreza se estableció el pasado 17 de octubre, Día Mundial de la Pobreza. En sólo 24 horas, más de 38.000 personas se pronunciaron contra este mal y reclamaron mayor inversión en las mujeres como forma de erradicarlo.
El mensaje animado, traducido a cuatro idiomas, circuló a través de correos electrónicos por todo el mundo. La campaña se basa en que, a ocho años de 2015, se ven pocas posibilidades de que los gobernantes del mundo cumplan con el compromiso asumido de reducir a la mitad los índices de 2000.
El Economista, uno de los periódicos más influyentes en asuntos económicos, reconoció que, las mujeres son «el motor más poderoso» para alcanzar el crecimiento económico. Tan impactante resultó esa afirmación que el Banco Mundial la cita en el relanzamiento de su nuevo enfoque de género, según el cual la práctica de la equidad constituye una práctica de «economía inteligente».
La prueba es que los países con mayor equidad son los de más desarrollo. Asimismo, de acuerdo con el Banco Mundial, algunos estados de India donde existe más inclusión de mujeres coinciden con los de mayor dinamismo económico.
No podría ser de otra forma. Durante un seminario sobre empoderamiento económico, realizado en septiembre de 2007 en Roma y organizado por el Instituto Legal Para el Desarrollo (IDLO), las participantes remarcaron la importancia de este proceso. Las asistentes provenían naciones empobrecidas de África, Europa del Este y América Latina, y sus historias de logros y fracaso en cuanto a inclusión femenina eran muy parecidas.
«Para las mujeres, la pobreza significa, más que tener un ingreso escaso o ningún ingreso, no tener control sobre sus ingresos, incluso en la familia. Significa perder oportunidades porque no tienen poder, ni voz. Significa quedar excluidas porque están omitidas, subvaloradas, desatendidas y subrepresentadas», señala el mensaje de la campaña electrónica, auspiciada por Unifem y Women´s Funding Network.
En Roma, las mujeres plantearon que la falta de empoderamiento económico es lo que permite la reproducción de muchas situaciones de inequidad. Por ejemplo, cuando se analiza el círculo de la violencia, se encuentra que muchas mujeres enfrentan la muerte porque no tienen a dónde ir, o carecen de recursos para vivir.
Muchas personas que trabajan con víctimas o sobrevivientes de violencia conocen que la falta de recursos económicos empuja a las mujeres a retractarse de sus denuncias por incesto o abuso sexual. Lo económico no llena, pero mantiene, dice un refrán popular, y se ha comprobado que la autonomía económica constituye un factor de protección en situaciones de violencia.
En medio de la falta de acceso al crédito, las microfinancieras con enfoque de género han probado ser un vehículo importante, aunque insuficiente, para el empoderamiento de este sector poblacional.
Un ejemplo conmovedor fue dado a conocer durante el seminario de IDLO en Roma, por Deborah Burand, especialista de la Grameen Foundation, basada en los Estados Unidos y especializada en microfinanzas.
Burand contó que, durante una sesión de trabajo en Tanzania, una mujer agradeció que el crédito otorgado por una microfinanciera la había salvado del dolor de rodillas. La razón es que, al manejar sus propios recursos, ya no se veía obligada a arrodillarse ante su marido para pedir dinero con el cual poder enviar sus hijos a estudiar.
Pero también hay aportes femeninos a la economía que no se explicitan. En Nicaragua, en épocas de crisis, cuando la producción agrícola se vuelve insostenible, las mujeres subsidian esta actividad a partir de la realización de acciones en la venta de servicios. Cada vez más, ellas aparecen en este tipo de faenas.
Por otro lado, muchos países pobres viven de las remesas económicas de los migrantes, y cada vez migran más mujeres. Por esta razón es que la campaña contra la pobreza señala que la inclusión en programas económicos es vital para afrontar «el hambre, el analfabetismo, la desnutrición y las enfermedades, al igual que la mortalidad materna e infantil».
Una Plataforma para el cambio
La campaña contra el hambre invita a los líderes mundiales a:
– Educar a las niñas e incrementar el «alfabetismo económico» y la participación política de las mujeres;
– Reformar las leyes discriminatorias de herencia y propiedad para ayudar a las mujeres a emprender la construcción de patrimonios;
– Recordar que no existen los «presupuestos neutrales al género»; los efectos de cada política fiscal, ya sea en relación con la tributación o con la asignación de recursos, deben medirse en términos de su impacto en la vida de hombres y mujeres;
– Mejorar las opciones de cuidado infantil y la flexibilidad para las madres que trabajan;
– Eliminar la brecha de género en los salarios;
– Incluir el trabajo doméstico no remunerado en las cuentas de ingresos nacionales y exigir subsidios para licencias por maternidad y paternidad;
– Conceder a las mujeres el «crédito» que merecen: facilitar el acceso de las mujeres al crédito, las finanzas y la capacitación, e involucrarlas en el desarrollo de la política macroeconómica para garantizar que ésta sea sensible al género;
– Colaborar con los fondos de mujeres para apoyar a las mujeres para quienes todos los días son el día de la pobreza.