Enrique Mateos, Susana Redondo , Teresa Luque, Manuel E. Figueroa , Grupo de Investigación «Ecología, Citogenética y Recursos Naturales» de la Universidad de Sevilla.
La introducción de especies exóticas invasoras es uno de los principales problemas de conservación al que se enfrentan actualmente nuestros ecosistemas. De hecho es una de las causas más importantes de pérdida de biodiversidad. Es necesario profundizar en el conocimiento del efecto que estas especies tienen sobre los ecosistemas para poder llevar a cabo una adecuada gestión de los espacios naturales, en especial ante un escenario de cambio climático en el que algunas especies invasoras se podrían ver beneficiadas.
El estado actual de globalización del mercado ha permitido la comunicación de áreas que tradicionalmente estaban muy alejadas, debido a grandes barreras geográficas como mares, océanos, desiertos, etc. La eliminación de dichas barreras ha dado lugar al trasiego indiscriminado de especies, tanto animales como vegetales, entre distintas áreas; y esa entrada incontrolada de especies invasoras en los ecosistemas conlleva diferentes efectos sobre las especies autóctonas y sobre el equilibrio del propio ecosistema.
Éxito invasor
Las especies transportadas difieren en su éxito invasor. Hay especies que no sobreviven al viaje, otras en cambio sí lo hacen, pero su llegada al nuevo ecosistema no implica el inicio de un proceso de invasión biológica puesto que no consiguen establecerse con éxito, fundamentalmente por falta de espacio, de recursos, por competencia con los organismos nativos, o por las limitaciones generadas por factores ambientales de tipo físico, por ejemplo temperatura. En ocasiones, estas especies se naturalizan y mantienen unos niveles poblacionales que no interfieren sobre el ecosistema; o bien desarrollan su ciclo de vida y posteriormente desaparecen, en una o más generaciones por fenómenos de estocasticidad ambiental (factores azarosos que inducen fuertes fluctuaciones poblacionales) o estocasticidad demográfica (factores azarosos que motivan secuencias repetidas de muertes). Por todo ello, no siempre las invasiones progresan.
Por último, parte de los individuos que llegan al nuevo ecosistema pueden originar una invasión biológica, generalmente porque se ven liberados de las presiones locales de su área de origen, tales como predadores, enfermedades, otras especies competidoras, todo ello en un ambiente físico compatible con la biología de la especie. Esto hace que las poblaciones de estas especies experimenten un crecimiento exponencial, llegando a ocupar grandes extensiones y suponiendo un gran problema para la conservación de los espacios naturales que invaden.
Efectos en los ecosistemas
Los efectos deletéreos que se producen en los ecosistemas como consecuencia de una invasión biológica pueden ser muy variados. Se pueden dar alteraciones en los ciclos de energía y nutrientes, ya que muchas de las especies exóticas invasoras pueden actuar como sumideros de nutrientes y energía debido, principalmente, al tipo de crecimiento y a la naturaleza de los compuestos que forman, que en ocasiones son difíciles de degradar y permanecen durante largo tiempo en las estructuras biológicas sin ser liberados al ecosistema. Muchas introducciones biológicas provocan alteraciones del hábitat de la fauna y de la flora autóctonas, debido principalmente a cambios en las condiciones físico-químicas del medio, con lo que desplazan a gran parte de los organismos nativos de sus hábitats, reduciendo la biodiversidad del ecosistema. Esta pérdida de biodiversidad puede ser provocada también por la competencia directa de los individuos invasores con los organismos nativos por recursos como el espacio, o por depredación.
Otra problemática derivaría de las hibridaciones con los organismos nativos, lo que lleva en ocasiones a la pérdida de diversidad genética por la contaminación de genes con los de los organismos exóticos. Algunos de estos híbridos provenientes de especies invasoras son muy eficientes competidores, desplazando a los parentales.
Además de los efectos mencionados sobre los ecosistemas, la llegada de organismos invasores puede ocasionar perjuicios directos al ser humano: de tipo económico, ya que en ocasiones las especies invasoras pueden afectar a especies empleadas en agricultura, piscicultura y ganadería; la alteración de los sistemas de drenaje de los estuarios por efecto de las especies invasoras puede dificultar el transporte marítimo, lo que hace necesaria la erradicación o control de los organismos invasores con la inversión adicional que ello supone, etc. Asimismo se pueden dar problemas para la salud, ya que muchas de las especies exóticas pueden actuar como vectores de enfermedades. En la zona costera del sur de España constituyen un problema especies invasoras como el cangrejo americano, el jacinto de agua o la uña de león.
Vías de entrada
En cuanto a las vías de entrada de organismos exóticos, la causa principal es el tránsito de mercancías entre diferentes áreas. En muchos casos el transporte se da de forma no intencionada, ya que los organismos exóticos pueden venir dentro del agua de lastre de los barcos, pegados a los cascos de éstos, o formando parte de la propia mercancía. En otras ocasiones, la introducción es intencionada, ya que las especies exóticas pueden tener algún tipo de interés comercial, como es el caso de especies con importancia agrícola o ganadera. Actividades como la pesca deportiva han buscado la introducción de ejemplares mucho más vigorosos y de mayor tamaño, que al final han resultado ser grandes depredadores y competidores de la ictiofauna nativa. La acuariofilia o el comercio con mascotas constituyen una importante vía de entrada de especies exóticas, muchas de las cuales escapan o son abandonadas en nuestros ecosistemas. En definitiva, el ser humano ha sido de forma intencionada o accidental el gran vector de tránsito de especies exóticas invasoras.
La bibliografía recoge numerosas técnicas empleadas para la lucha contra las especies exóticas invasoras, que se pueden dividir en dos grandes grupos: 1) técnicas de erradicación, que consisten en la eliminación de todos los individuos pertenecientes a la especie invasora; y 2) medidas de control, cuya finalidad es llevar al organismo invasor a niveles poblacionales adecuados para la conservación del ecosistema. Cuando nos enfrentamos a una invasión biológica que ocupa grandes extensiones la erradicación resulta técnica y económicamente inviable, es entonces cuando las medidas de control adquieren mayor importancia.
De cualquier modo la metodología más útil para la lucha contra las invasiones biológicas es la prevención, para ello es sumamente importante la existencia de una red de control de invasiones biológicas apoyada en una concienciación ciudadana. En este sentido parece indispensable la intervención de las administraciones públicas para la creación de marcos de cooperación nacionales e internacionales, apoyados en criterios científicos que permitan: la identificación de aquellas especies potencialmente invasoras y de los vectores principales de invasión; la catalogación de las áreas más vulnerables; la localización de zonas fuente de invasión; así como el desarrollo de la metodología más idónea a emplear en cada caso de invasión.
Spartina densiflora invade los ecosistemas marismeños
Las marismas son ecosistemas muy susceptibles a las invasiones biológicas, debido fundamentalmente a la cercanía de importantes puertos comerciales y a su carácter de ecosistema de transición entre los medios terrestre y marino, lo que hace que presenten características ambientales que se repiten a lo largo de diversas latitudes, de forma que numerosas especies pueden soportar sus factores limitantes (salinidad, encharcamiento, inmersión, oleaje).
Aunque son muchas las especies invasoras que afectan a las marismas costeras, dentro del grupo de especies vegetales, Spartina densiflora representa actualmente la especie invasora más importante, ya que ocupa grandes extensiones y se distribuye en una gran diversidad de hábitats. Spartina densiflora es una gramínea de origen sudamericano que invade la mayoría de los estuarios del Golfo de Cádiz y las marismas portuguesas de la Ría Formosa. Se trata de una especie clonal, con una eficaz reproducción vegetativa que conduce a vigorosos propágulos, una alta capacidad competitiva y un tipo de crecimiento, conocido como crecimiento en falange, caracterizado por la creación de una alta densidad de tallos que dificultan mucho la colonización por otras especies, dando lugar a valores de biodiversidad muy bajos en los hábitats que invade.
Además, junto a esta problemática, hay que añadir los efectos que tiene, si no se controla su crecimiento y distribución, sobre la dinámica hidráulica y sedimentaria de las marismas, debido a que aumenta la tasa de sedimentación, modificando la red de drenaje de la marisma. Alteraciones de los ciclos de energía y nutrientes y la hibridación con la especie autóctona Spartina maritima son otros de los posibles efectos de la invasión del neófito sudamericano, que requieren una investigación minuciosa.