…tenemos que decir alto y claro las condiciones para el cambio político y social están dadas en Euskal Herria y les queremos decir hoy a los inquisidores del siglo XXI a quienes pretenden ponerle puertas al campo y al mar que la Izquierda Abertzale, a pesar de todo, no nació en este país para resistir […]
…tenemos que decir alto y claro
las condiciones para el cambio político y social están dadas en Euskal Herria
y les queremos decir hoy a los inquisidores del siglo XXI
a quienes pretenden ponerle puertas al campo y al mar
que la Izquierda Abertzale, a pesar de todo,
no nació en este país para resistir ni tan siquiera para responder
¡Nacimos para ganar! ¡Y vamos a ganar!
Hay que sumar fuerzas a la izquierda del PNV
hay que configurar un bloque histórico
liderado por la Izquierda Abertzale junto con otros
para llevar el proceso de liberación nacional hasta el final
Arnaldo Otegi, 2009
El concepto de hegemonía es utilizado por primera vez por los socialdemócratas rusos a comienzos del siglo XX para definir la política de alianzas que debía articular la clase obrera rusa para tomar el poder y liderar las transformaciones políticas y económicas que debían realizarse con el objetivo de desmontar el régimen zarista sin esperar a que las mismas fuesen realizadas por una burguesía nacional débil y sin claridad política (Errejón, 2011). Después el concepto fue utilizado por Lenin para definir la tarea que debía enfrentar el proletariado para articular estas alianzas en la búsqueda del liderazgo.
Sin embargo es Antonio Gramsci quien desarrolla toda una teoría en torno a la construcción de hegemonía. Gramsci, al contrario que Marx y Engels, no trabaja demasiado las teorías del desarrollo económico, y en cambio sí construye toda una teoría marxista de la política, centrándose en cómo debe ser estructurado el gobierno, cómo debe ser constituido el Estado, y cómo deben ser organizados los movimientos políticos para construir una hegemonía que lidere las transformaciones necesarias en la sociedad. Pero además, y por eso es un pensador que nos interesa, Gramsci se pregunta por la cuestión nacional. Mientras que la izquierda europea de aquel entonces pensaba que Inglaterra y Alemania, sociedades altamente industrializadas, eran las llamadas históricamente por la agudización de sus contradicciones y su capacidad de organización a hacer la revolución, finalmente esta se da en la Rusia zarista y campesina. Mientras la izquierda europea entra en crisis presa de sus contradicciones, Gramsci comienza a preguntarse por la cuestión nacional, analizando las fuerzas históricas nacionales para entender el papel de lo nacional histórico, el papel de los intelectuales y las clases medias, el rol de la sociedad civil y realizar una lectura política del Estado capitalista. Toda esta lectura es central para un debate estratégico en la Izquierda Abertzale, pues debemos preguntarnos cuál es la posibilidad en términos históricos, de conseguir hegemonía en Euskal Herria. Y la respuesta no está basada solamente en la resistencia y la organización en sí misma, sino también en la cuestión nacional como camino de liberación, estando lo nacional articulado con un proyecto político, el socialismo.
La Izquierda Abertzale ante la transición
Una vez pasadas las elecciones del 20N, es tiempo de hacer análisis más en profundidad de los retos que enfrenta la Izquierda Abertzale. En Euskal Herria estamos inmersos en una política de alianzas y en un intento de construir liderazgo para tomar el poder institucional y desde ahí conducir transformaciones políticas y económicas sabiendo además que la derecha burguesa vasca del PNV no lo va a hacer. Esto nos lleva a la necesidad de una segunda fase en la que necesariamente debemos construir hegemonía, articular sectores en una nueva voluntad colectiva, que logre que una reivindicación concreta (el derecho de autodeterminación unido a la propuesta de un proyecto político como es la independencia) en articulación con los movimientos sociales y sindicales que desde lo sectorial confluyen en la demanda, se transforme en un sentido común para toda la sociedad vasca. Esto es lo que Arnaldo Otegi definía como bloque histórico (otro concepto gramsciano), un bloque popular para llevar el proceso de liberación nacional y social hasta el final. Sumar fuerzas para cambiar la relación de fuerza con el Estado. Es decir, necesitamos un proyecto político y económico que convenza a toda la sociedad vasca (construcción de un sentido común) de que va a vivir mejor en una Euskal Herria independiente y socialista que bajo la administración española.
En este momento histórico es necesario repensar la estrategia del Movimiento de Liberación Nacional Vasco para tomar el poder1 y acercarnos a la independencia como vía para construir una transición al socialismo. Esa transición debe interpelarnos sobre qué proyecto político necesitamos construir, que estructura política e instituciones necesitamos en el momento histórico actual, pero también debe interpelarnos sobre cuáles son los actores de este proceso de transformación, el sujeto constituyente de este momento histórico. Es decir, cómo confluyen las luchas de liberación nacional y social, cómo articulamos la identidad nacional con la identidad oprimida de clase.
No podemos ocultar que en los últimos diez años el proyecto político de la Izquierda Abertzale se ha enfrentado a enormes dificultades para poder desarrollarse, al menos en lo referido a la lucha de liberación social. La brutal represión ejercida por el Estado Español (y también el francés) nos ha llevado a una situación de resistencia, en la que desde posiciones defensivas hemos tratado de responder a los golpes, y aun así construir una ofensiva en el terreno de la liberación nacional. Pero la Izquierda Abertzale siempre ha considerado que liberación nacional y liberación social son dos caras de la misma moneda, y por lo tanto, en el nuevo momento histórico en que nos encontramos, en este cambio de ciclo, es necesario repensar la estrategia con la que tenemos que dar la batalla en los próximos años, esta vez en un terreno exclusivamente político. De ahí la necesidad de articular una política de alianzas que nos permita construir hegemonía y un nuevo sentido común de la importancia de la liberación nacional y social.
Para Gramsci la política era el núcleo no solo de la estrategia para alcanzar el socialismo, sino del propio socialismo (Hobsbawm 2011). Por lo tanto es imprescindible pensar cómo mediante el accionar político, mediante la praxis2, vamos a resolver las contradicciones derivadas de esa construcción de hegemonía. Gramsci ya explicaba que incluso la hegemonía burguesa no es un hecho automático, sino logrado a través de la acción y organización política consciente pues el principal problema de una revolución era cómo convertir en hegemónica a una clase social subalterna, que crea en sí misma como potencial clase dirigente y a su vez sea vista como tal por el resto de clases3.
La necesidad de una fuerza política para la construcción de la hegemonía
Y en este punto es donde se hace urgente y necesaria una nueva fuerza política. Porque las clases subalternas solo podían trascender la organización económico-corporativa y convertirse en hegemónicas a través de su movimiento y organización, es decir, a través del partido. Hay que recordar que el socialismo cuando ha triunfado lo ha hecho convirtiendo al partido en Estado. Sin embargo no proponemos esta estricta lectura leninista del partido, sino la construcción de una fuerza política como expresión y articulación de las numerosas luchas populares, que encuentran en esta forma una posibilidad de confluencia para su representación institucional. Una vez superado el ciclo de confrontación armada y sin esa posibilidad de cohesión que daba ese método de lucha, una nueva fuerza política debe convertirse en un eje articulador central de las luchas populares y en la posibilidad de expresarlas o mejor dicho, transformarlas en un proyecto de y para el país. Es decir, más que un instrumento, la nueva fuerza política debe convertirse en la plasmación concreta y real de la sociedad que queremos.
Si consideramos que con el anuncio de cese de la lucha armada por parte de la organización político militar Euskadi Ta Askatasuna dejamos atrás la guerra de maniobras, necesitamos entrar en una fase de guerra de posiciones (entendida como una estrategia de lucha y de construcción de consenso en la sociedad vasca más que como algo a lo que estamos abocados cuando ya no hay barricadas que poner) en la que uno de nuestros mayores peligros va a ser lo que Gramsci denominaba revolución pasiva. Ante una coyuntura donde las clases dominantes (en nuestro caso la burguesía vasca y española), comienzan a perder la hegemonía en la sociedad, modifican las posiciones de fuerza, recogiendo parte del discurso de los sectores que comienzan a amenazar su hegemonía (la izquierda independentista vasca). Es decir, es muy probable que ante el avance electoral de la Izquierda Abertzale, la manera del PNV y otros sectores de resolver su crisis orgánica de hegemonía sea apropiarse de parte del discurso de la Izquierda Abertzale y tratar de vender a la sociedad vasca sus avances en lo referente a la liberación del pueblo vasco. Por lo tanto, la revolución se convierte en restauración, y los de arriba neutralizan a los de abajo. Esto es uno de los peligros que debemos enfrentar y por los que se hace necesaria la construcción de una nueva fuerza política que articule la construcción del poder popular y trate de evitar el peligro de conformarnos con los avances conseguidos, pero sobre todo con las concesiones que nos haga la derecha, sea esta vasca o española.
Pero además hay que considerar otro peligro en la construcción de la hegemonía, y es que su problema básico no es cómo los de abajo acceden al poder, sino cómo consiguen construir legitimidad4. Ni siquiera el acceder mediante una revolución armada garantiza el poder mantener la hegemonía, y por eso es necesaria dar una lucha por la misma antes de la transición del poder, así como durante y después, sabiendo que no empezamos de cero5 pues a pesar de la crisis y de la represión, el haber llegado a este momento de cambio de ciclo en el avance del proceso de liberación es fruto de un proceso colectivo, primera garantía para construir legitimidad. No estamos de acuerdo con los análisis de que primero las elecciones y después ya veremos, porque además los ciclos electorales no terminan nunca, siendo necesario trabajar en la construcción de hegemonía desde ya, en este momento de transición entre un ciclo y otro.
Articulación internacional
Tampoco podemos olvidar en este breve análisis la importancia de la articulación internacional. El conocimiento y la articulación política con otros procesos y luchas nos deben servir para complementar la construcción o reactualización de nuestro propio proyecto político. Proyecto político que es urgente y necesario definir con fuerza y radicalidad, pues el poder y la mayoritaria presencia institucional nos pueden llevar a convertirnos en una socialdemocracia en la línea de muchos nuevos partidos de izquierda europeos si no tenemos un rumbo ideológico y un proyecto político y económico bien definido. Como nos plantea Slavoj Zizek citando a su vez a Alan Badiou, nuestro mayor peligro es la ilusión democrática, es decir, la aceptación de los mecanismos democráticos como marco final y definitivo de todo cambio, lo cual evita el cambio radical de las relaciones capitalistas.
Godelier nos avisaba que el drama del socialismo es que ha tenido que aprender a caminar con las piernas del capitalismo. Una afirmación bien cierta en nuestra opinión y que nos debe llevar a pensar que significa la construcción de un nuevo proyecto político, desde abajo y por la izquierda, para encarar la transición hacia nuestra liberación nacional y social. Porque precisamente desde la experiencia internacional que nos dan los procesos de cambio en América Latina, podemos ver cómo normalmente no es la izquierda la que se adueña del Estado, sino al contrario, es el Estado el que se adueña de la izquierda, sumiendo al Estado en la burocracia y tecnocracia, y haciendo perder toda radicalidad al movimiento político que gobierna. En cualquier caso, el conocimiento de experiencias de gestión estatal, de desarrollo legislativo de nuevas constituciones, de redistribución de la riqueza, de estructuración del tejido productivo y planificación territorial dentro de otro modelo económico que prioriza la economía social, así como otras expresiones de democracia y formas de participación en los gobiernos aliados de América Latina, sin ninguna duda servirá para fortalecer el camino por el que la Izquierda Abertzale debe transitar en la construcción de su propio modelo de socialismo identitario.
Y ese tránsito entre un ciclo y otro así como el intento de construcción de hegemonía, o si se prefiere, la posibilidad de construir la independencia y el socialismo, solo va a ser posible cuando avancemos en ese sentido común en la sociedad vasca, evitando la revolución pasiva a cargo de la burguesía nacional, construyendo desde abajo con una nueva fuerza política que permita articular las luchas populares mientras comenzamos a pensar el modelo de Estado y el modelo económico que queremos para esa futura pero cercana Euskal Herria independiente y socialista.
Katu Arkonada es militante de la Izquierda Abertzale
Artículo Publicado en el diario vasco Gara el 26 de noviembre de 2011: http://www.gara.net/paperezkoa/20111126/305877/es/Izquierda-abertzale-transicion-hegemonia
Notas:
1 Considero superado el debate que nos plantean teóricos como Holloway sobre si tomar o no el poder. La Izquierda Abertzale ya está en la senda de tomar el poder como opción política, lo importante es la conciencia de que tomar el poder siempre debe ser con el objetivo de transformarlo, es decir, dar un uso contra-hegemónico a un instrumento hegemónico (Boaventura de Sousa Santos, 2010).
2 Praxis entendida no solo como activismo, sino en el sentido de la acción como inteligencia colectiva, como reflexión e interpretación y disputa del sentido histórico.
3 La pregunta de la clase en clave política estratégica es la pregunta también por una lectura de las fuerzas sociales productivas, su relación y composición.
4 Legitimidad entendida como la generación de confianza y así desde esa relación de pertenencia y reconocimiento político la posibilidad de avanzar tácticamente en la profundización del proceso.
5 En ese sentido, la organización armada Euskadi Ta Askatasuna ha dado muestras de una gran generosidad para con el conjunto de la Izquierda Abertzale en la entrevista publicada en Gara el pasado 11 de noviembre.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.