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Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre Praxis política y Estado republicano. Crítica del republicanismo liberal

«Javier Muguerza es un gran filósofo y no soy yo quien lo descubre»

Fuentes: Rebelión

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano.   Estábamos en este punto querido amigo. Situados en octubre de 2017, ¿sigue ejerciendo influencia las teorías y concepciones de […]

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano.

 

Estábamos en este punto querido amigo. Situados en octubre de 2017, ¿sigue ejerciendo influencia las teorías y concepciones de Rawls o es más bien un pensador de otras épocas? 

Como sabes, se llegó a escribir que Rawls era indiscutiblemente el filósofo más importante del siglo XX.

En la lista que antes citaba está en la posición décimo segunda. 

Es decir, más que Georg Lukács, que Antonio Gramsci, que Martin Heidegger, que Ernst Bloch; de más importancia y repercusión que Lenin, cuyo filosofar tuvo importancia incontestable y obvia. Más que el fino y culto filósofo liberal Norberto Bobbio; más que Jürgen Habermas, para citar de entrada, solo filósofos sociales. Y de más importancia que W. O. Quine, que Moritz Schlick o Carnap, que Ludwig Wittgenstein, o Nicolai Hartmann Disculpa la retahíla, pero es que lo que se dijo es esto.

Sí, sí. En el listado al que me he referido antes, de nuevo vuelvo a él, Wittgenstein figura en primer lugar. Antes de Rawls, siguiendo al autor del Tractatus, figuran Frege, Rusell, Stuart Mill, Quine, Hegel (en sexto lugar), Kripke, Nietzsche, Marx, Kierkegaard y Carnap. Es decir, que sí, que tienes razón: entre los tres o cuatro filósofos más importantes del XX. 

Actualmente es pasado. Es un filósofo que fue moda. Moda impuesta por la dictadura de los poderes institucionales intelectuales. Síntoma de esto es que entre los profesores de universidad, autores que en filosofía social, a comienzos de los años setenta eran marxistas, y a finales de los mismos setenta, eran habermasianos, a comienzos de los ochenta eran rawlsianos y suscribían estas cosas. La historia del pensamiento de esos años está por hacer, pero será muy divertida.

Hoy es un pensador que no es leído. Un pensador que los mismos liberales, en su fase triunfante, abandonan. Tras esa fase, la que sobreviene tras la gran crisis de los noventa, en la que colapsa en modelo capitalista de industria fordista, que arrasa los estados de bienestar y, a la par, la URSS, en ese momento de triunfo, las filosofías liberales se desenmascaran, dejan de presentarse como simple «liberalismo político», para expresar abiertamente la tesis económica ultracapitalista, anti igualitaria, antidemocrática, ultra economicista, pro elitista aristocraticista y violenta en que se basa su filosofía, el «liberalismo económico». El neoliberalismo de las teorías liberales, actuales expresado a cara de perro. Se hace circular a Huntington, a Hayek y a Friedman. ¿Para qué los paños calientes de Rawls?

Es interesante, muy interesante lo que señalas. Me gusta esta aproximación político-filosófica 

Es cierto que el liberalismo, actualmente, como filosofía, está siendo puesta en crisis por la propia barbarie del capitalismo que se ha desatado en la forma que este pensamiento propugnaba Por la experiencia que esto genera en nuestro vivir. No está en crisis el poder capitalista neoliberal que se ha desatado.

Matizo y debo decir que la enseñanza media está copada por manuales, lecturas y asignaturas -por ejemplo, «Economía y Empresa», «Emprendeduría», la actual, simple, Formación del Espíritu Nacional de nuestros días- imbuidas por el liberalismo que machacan al alumnado.

En los ciclos formativos el nombre de la asignatura, que es obligatoria, es: «Economía e iniciativa emprendedora», una indocumentada apología del neoliberalismo y el mundo empresarial. 

Da vergüenza ver cómo las lecturas obligatorias de Filosofía han excluido a Aristóteles, a Marx, y han introducido a autores ramplones, Bentham, Mill…

Pero el mundo cotidiano de los emprendedores triunfantes es el del paro. En un periódico provincial, El Alerta, de Santander, había este verano una noticia que ocupaba toda una página -lunes, 14 de agosto, 2017, pág. 9-. Su titular era: «Santander colaborará en la inserción [laboral, claro] de los ingenieros de telecomunicaciones», una inserción corporativamente auspiciada por la Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicaciones, el ayuntamiento de Santander y alguna otra corporación. Que les expliquen a los ingenieros de telecos eso de la emprendeduría, la libre empresa, el bufete del profesional liberal y el liberalismo: ¡a los «telecos»!

Muy bien visto. Ese extraño republicanismo del que hablas, ¿a quién hace referencia? ¿En qué autores y teorías están pensando? ¿Es el tercer republicanismo del que también hablas? ¿Cuáles serían tus críticas principales?

Al republicanismo de corte Philippe Pettit. Una teoría política que parte de la noción republicana, justa, de libertad como no dominación, frente a la liberal, la cual propugna la libertad como no interferencia de nadie sobre el libre hacer de nadie, sea este la esclavización de otros, o la decisión de autovenderse como esclavo por parte de algunos, obligados a ellos por sus necesidades. Pero que restringe el ámbito de la política y de la actividad pública según los términos liberales, porque concibe la sociedad y la propia antropología humanas en términos liberales, según el individualismo antropológico. El único instrumento, del mundo en general de la política, es la ley -y las sus instituciones político administrativas, garantes de las libertades individuales del ciudadano atomizado. No se reflexiona sobre la concreta realidad social que genera las desigualdades que exigen esa legislación, ni en cómo salir al paso de ese su carácter estructural. Problemas, desigualdades, etc que son distintas en cada periodo histórico y con características específicas en cada sociedad, y exigen respuestas singulares e históricas, pues la sociedad, que no es la denominación de la suma de individualidades, es siempre una totalidad organizada con características históricas específicas y problemas distintos. Es la percepción privatista de la vida social, la propia del individualismo antropológico, a la que se le ponen cortapisas legales. No piensa en otro instrumento, por tanto, que la ley, como regulación del comportamiento interindividual, no en la intervención de la sociedad en la reconstrucción de sí misma mediante la organización de movimientos sociales en lucha. No se pregunta cómo es que la ley unas veces es eficaz y otras no, o cómo es que unas veces existen esas leyes y otras no. Es un proyecto abstracto y especulativo, en el que la ley ordena; en el que la ley no es, por el contrario, el resultado, la consecuencia de luchas sociales, de clases, que imponen su control en uno u otro grado sobre la sociedad. La ordenan y, a partir de ahí, instrumentan, generan instrumentos legales. Es algo, todo esto, muy kelseniano. La ley es la que crea o estatuye las libertades y estatuye la república. ¿Y la ley, quién la crea?

En la tradición clásica, griega, toda ley se basaba en una noción de vida buena, de libertad e igualdad, de justicia, que ordenaba ya previamente el vivir, el ethos, el cual es instaurado por el bloque social que lo había impuesto mediante la lucha de clases.

Citas en la página 100 la revista Isegoría. ¿Eres lector de esta publicación? ¿Qué opinión te merece? 

Es una revista semestral del CISC. No la consulto apenas en la actualidad. Me pareció tener mejores momentos en su origen. Es muy académica: muy poco praxeológica -no digo «práxica», porque práxico lo será, en su caso, un movimiento organizado, una fuerza política.

Explica un poco más tu comentario crítico.

No me refiero a que una revista de este tipo deba recoger datos de huelgas, por ejemplo, sino a que reflexione desde la teoría sobre cómo se constituye un sujeto social popular, la democracia, por ejemplo. Pero creo, en todo caso, que debe de ser de lo más sólido que se publica en estos momentos

Es justo que recordemos la importancia del papel de Javier Muguerza en esa revista si te parece. 

Me parece muy bien. Javier Muguerza es un gran filósofo y no soy yo, claro, quien lo descubre. Deseo referirme a un texto de Muguerza, que no se si él mismo tendrá actualmente presente en el recuerdo, que leí de joven y que para mí fue fundamental. Es un escrito al que yo me refiero a menudo en los seminarios en los que participo y que recomiendo a los jóvenes amigos como la mejor introducción a la filosofía de la ciencia. Es el prólogo de sesenta y siete páginas que saben a poco, y que escribe un Muguerza de cuarenta años para la presentación en castellano de las actas del Simposio de filosofía de la ciencia que tuvo lugar, si mal no recuerdo, en 1965.

Lo recuerdo muy bien, muy bien. A mí también me impresionó. 

El libro fue editado por Imre Lakatos y Alan Musgrave, La crítica y el desarrollo del conocimiento. Ed. Grijalbo, Barcelona, 1975.

En la colección «Teoría y realidad», la que, si la memoria no me falla, dirigía Jacobo Muñoz. 

Es un texto luminoso, de filósofo en madurez, en el que resume las posiciones de los pensadores punteros sobre el asunto, y lo hace con elegancia, claridad, independencia de criterio e ironía un poco mordaz, elaborando un resumen sobre el estado de la cuestión, excelente. Es el texto de un maestro. Ahí lo descubrí yo. Yo, hasta la fecha, sobre el tema, había leído solo la obra de Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas; lectura de la que, desde luego, no me arrepiento. Pero yo siempre recomiendo comenzar a aproximarse a este asunto leyendo el texto de Muguerza. Y luego, pues ahí están los Kuhn, Chalmers, Toulmin y también los grandes manuales sobre filosofía de la ciencia, claro.

No son malas tus recomendaciones. Cojo de nuevo el hilo central. En tus críticas a ese tercer republicanismo hablas de igualdad y libertad. A bocajarro: ¿Qué es para ti la igualdad ¿Cómo la definirías? ¿Es, debe ser valor central de una tradición republicana y democrática? Te pregunto sobre eso a continuación. Respiremos un poco.

De acuerdo, respiremos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.