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Jordi Pujol y el joven comunista Héctor Babiano

Fuentes: Rebelión

TV3 ha anunciado que desvelará el sumario del consejo de guerra a Jordi Pujol, el ex presidente de Banca Catalana, el ex president de la Generalitat de Catalunya. Recuerdo los hechos. Fue en 1960., durante una visita a Barcelona del general asesino y criminal. Una parte del público del Palau de la Música (podemos suponer […]

TV3 ha anunciado que desvelará el sumario del consejo de guerra a Jordi Pujol, el ex presidente de Banca Catalana, el ex president de la Generalitat de Catalunya.

Recuerdo los hechos. Fue en 1960., durante una visita a Barcelona del general asesino y criminal. Una parte del público del Palau de la Música (podemos suponer sin atisbo de error su origen y condición social) entonaron el entonces prohibido Cant de la Senyera [2]. Jordi Pujol, un médico catalanista que entonces o poco después hablaba de Suecia y la socialdemocracia, estaba entre ellos. Fue detenido y juzgado. Durante el consejo de guerra al que fue sometido, el 13 de junio de 1960, ante los militares que le juzgaban, pidió respeto lingüístico para el país al igual que «libertad política, religiosa y social».

Fue encarcelado. Compartió cárcel en Lérida con el joven periodista Manuel Vázquez Montalbán. Las cárceles estaban llenas de rojos. MVM aprovechó la ocasión parta escribir -nadie sabe cómo se las apañó- «Informe sobre la información».

El periodista Enric Canals ha podido acceder al sumario de Pujol. Está estudiando la documentación. De ello, ya se ha anunciado, saldrá un libro y un reportaje que emitirá TV3. No tardará mucho. Ya pueden imaginarse los titulares o la idea político-cultural de fondo: el demócrata y nacionalista Jordi Pujol combatió arriesgadamente contra la dictadura española (énfasis en española) del general Franco. Vítores, signos de admiración, felices de ser tan demócratas y aplausos y muchos aplausos. Y al lado, muy cerca, la operación de revisión histórica dirigida por Unió Democrática de Catalunya -sin muchos ascos por parte de CDC- como música de fondo: los luchadores fuimos nosotros. Los rojos, eso sí, también hicieron algo pero ellos, lo que querían realmente, era la imposición de otro sistema totalitario, el comunismo soviético.

Jordi Pujol -que es muy conservador, muy nacionalista, un poco menos neoliberal que su hijo, el actual secretario general de CDC- no tiene, eso sí, un pelo de tonto y ha declaradp que no se debe hacer periodismo de temas como la tortura sino investigación histórica. Habla para la Historia y para sus clases medias. Ha admitido también, faltaría más, que la gente que fue torturada -y ha habido «gente mucho más torturada que yo»- hablan de ello,de las torturas, con discreción.

En el fondo, como decía, lo veremos dentro de poco, la operación político-cultural está cantada. Nosotros (ellos quiero decir), sin ser los únicos, estuvimos en el eje de la resistencia.

Pero no se lo crean. Fueron muy pocos. Sobraban los dedos de varias manos para contarles y para contabilizar sus actos de verdadera resistencia antifranquista. Estudien sus conexiones.

Pero es igual, no es el punto, el nudo esencial es otro. El siguiente:

El gran urbanista Jordi Borja ha presentado recientemente su tesis doctoral y una autobiografía como escrito anexo [3]. Recuerda en ella algo muy importante para el caso que comentamos.

Poco después de las detenciones, en 1960, la dirección del PSUC -¡el partido de los comunistas catalanes (y de los no tan catalanes, si bien entonces era catalán quien lo deseara y trabajara y viviera en Catalunya)!- hizo campaña a favor de los detenidos. No fue la priemra. No creo que Gregorio López Raimundo, Francesc Vicens y Manuel Sacristán estuvieran muy alejados de aquella decisión arriesgada. Quim Sempere (que al cabo de poco tiempo fue detenido y pasó dos o más años de cárcel en Extremadura) y Jordi Borja fueron los encargados de llenar la Universidad de Barcelona (entonces toda ella en el edificio antiguo de la Plaza Universidad) con pintadas que reclamaban la libertad de Jordi Pujol.

¿Sectarismo comunista han dicho y escrito mil doscientas veces? Por favor. Era además, supongo (con alguna duda) una concreción de la política de reconciliación nacional.

Las pintadas de Borja y Sempere, quienes con apenas 20 años se la jugaron (¡no fue por supuesto la única vez!) añadían otra exigencia más: libertad pra Héctor Babiano. ¿Y quién era HB? Un joven estudiante comunista que también había sido detenido.

¿Algo que objetar ante este gesto admirable y arriesgado? ¡Qué pregunta!

Pues sí. Lo cuenta Jordi Borja en su autobiografía: el entorno pujolista -no estoy hablando forzosamente de Jordi Pujol- tenía un pero. Le recriminó, les recriminaron que «mezclaran el nombre de Pujol con el de un joven comunista». De eso nada. Tal como éramos y tal como también eran.

En síntesis: más allá de ese singular -por extraño- concepto poliético de la resistencia silenciosa, hubieron personas que realizaron actos de resistencia y otros ciudadanos y ciudadanas que, en cambio, fueron resistentes. No es lo mismo. Algunos de ellos fueron masacrados, torturados y asesinados. La mayoría, la gran mayoría, de izquierda y comunistas y anarquistas (mi abuelo entre ellos). Unos, que pasan por sectarios y dogmáticos (y poco elegantes y algo brutos), lo fueron muy poco; otros que van de exquisitos, ya iban entonces de exquisitos y no querían mezclarse con la plebe, que era pobre, antifranquista y roja. Y que, además, iba en serio.

Notas:

[1] M. Roger, «TV3 desvelerá….» El País, 21 de junio de 2012, p. 61.

[2] El Cant de la Senyera es una composición con música de Lluís Millet sobre un poema de Joan Maragall, el abuelo del ex president -Pasqual M.- de la Generalitat, el corresponsal de Miguel de Unamuno. Fue compuesto inicialmente como himno del Orfeó Català. Se estrenó, a finales del siglo XX, en la abadía de Montserrat en una fiesta de bendición de la señera. El Cant estuvo prohibido durante varias décadas por el régimen franquista

[3] El País, Quadern, 21 de junio de 2012, p. 8

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.