Explica la cultura maya que el mundo fue creado, destruido y recreado en varias ocasiones. Los dioses crearon al hombre primero de barro, después de madera y finalmente de maíz. Actualmente vivimos en el mismo tiempo o ciclo cósmico en el que vivieron los mayas, los hijos del maíz, tiempo que se inició el 13 […]
Explica la cultura maya que el mundo fue creado, destruido y recreado en varias ocasiones. Los dioses crearon al hombre primero de barro, después de madera y finalmente de maíz. Actualmente vivimos en el mismo tiempo o ciclo cósmico en el que vivieron los mayas, los hijos del maíz, tiempo que se inició el 13 de Agosto del 3114 a.C (según nuestro calendario) y que acabará -para dar lugar a un nuevo ciclo- el 23 de diciembre de 2012. Así, con tanta exactitud, la civilización que construyó Tikal o Palenque, que empezó a dar uso al número cero o que diseñaron el calendario solar más exacto, nos dejó una fecha concreta como advertencia.
Para esa misma fecha la alimentación de los 6500 millones de seres humanos encontrará una competencia muy fuerte, que puede dificultar su supervivencia. Y esto, como hacían los venerables mayas no es una profecía, sino simples cálculos matemáticos que formulan expertos en temas de alimentación. Para esa fecha, decía, la alimentación de la humanidad competirá con la alimentación de sus 800 millones de automóviles. ¿Se resuelve así el enigma maya?
Es discutible afirmar que la preocupación ecológica está llevando a una suficiente inversión y promoción en las energías alternativas (aunque, como dice Lester Brown presidente del Earth Policy Institute, la mejor de todas, está inventada y es sin lugar a dudas reducir el consumo) pero es claro que la promoción a nivel global de los biocombustibles es tan fuerte que está provocando un preocupante uso de granos para su conversión en etanol. Y aquí tenemos el peligro. El uso energético del maíz, trigo o soja genera por un lado competencia en el uso de las tierras agrícolas: sembrar para alimentar personas, sembrar para alimentar al ganado que luego alimentará a personas, o bien sembrar para alimentar depósitos, y por otro, escalada de precios de estos granos. Y por ambas razones, riesgos de vulnerabilidad alimentaria, tanto para las familias rurales del Sur, como para las industrializadas del norte.
Algunos datos para corroborar estas informaciones. Respecto al uso de las tierras agrícolas los cálculos indican que, siguiendo los planes de la Unión Europea, en las fechas de la «Apocalipsis Maya» en España estaríamos usando un 30% de la superficie de cultivo de herbáceos del país, para producción de biocarburantes, el alimento de los coches. Y es que la dieta de los coches es muy exigente: alimentar un coche con etanol durante un año es equivalente a lo que durante ese año comerían 26 personas.
Respecto al alza de los precios del grano, no tenemos necesidad de esperar los cinco años de margen para detectar sus repercusiones. En México los sembradores y sembradoras del maíz -moldeados por los dioses de maíz amarillo- compran desde primeros del 2007 la tortilla de maíz, casi un 50% más cara. Con la firma del Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Canadá y México, los gobiernos mexicanos favorecieron la entrada del maíz barato de los EEUU, desmantelando la estructura nacional productiva y distributiva del maíz. Cuando ahora van a comprar el maíz a los EEUU en el mismo mostrador se encuentran con los dueños de las plantas de procesamiento de biocombustible que pagan mejor que ellos. Dice la FAO que los precios del trigo y el maíz en el último año han alcanzado los valores más altos de la última década.
Una mala gestión del uso de la tierra con fines energéticos agotará aún más las fuentes de la Naturaleza. Como cachorros glotones primero mamamos de un pecho y luego de otro, inconscientes de que estamos mamando de la misma madre. Vamos a dar la razón a las previsiones mayas
Gustavo Duch Guillot
Director de VETERINARIOS SIN FRONTERAS
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