Parecería ser que en nuestro país la ignorancia, la ceguera o la inocencia son las claves centrales y constantes de las acciones políticas, económicas, sociales y culturales que intentan erigirse como alternativa al tremendo y despiadado, pero inteligente, proceso de consolidación de poder hegemónico impulsado por los centros del pensamiento global y económico, aliados a, […]
Parecería ser que en nuestro país la ignorancia, la ceguera o la inocencia son las claves centrales y constantes de las acciones políticas, económicas, sociales y culturales que intentan erigirse como alternativa al tremendo y despiadado, pero inteligente, proceso de consolidación de poder hegemónico impulsado por los centros del pensamiento global y económico, aliados a, y/o titulares de grandes corporaciones transnacionales, universidades, medios de comunicación cartelizados, editoriales y todo otro factor de incidencia colectiva en el panorama planetario.
Estos interrogantes obedecen al hecho de los escasos o inexistentes logros obtenidos como Nación, para frenar o minimizar los efectos de las políticas externas que inciden cada día más en el desmejoramiento de nuestra calidad de vida y en el gozo de nuestros bienes comunes, que siempre son usufructuados por las corporaciones globales.
Piense no más en el petróleo, las comunicaciones, transportes, producción agrícola y minera, entre otras actividades y se dará cuenta. En la actualidad y cada vez con mayor presión, deténgase a pensar en el agua, recurso que abunda por estas regiones y del cual estamos prácticamente rodeados.
Para su conocimiento expreso que Argentina está enclavada en una de las regiones más favorecidas por este elemento, ya que según distintos estudios, Sur América con una población de sólo 500 millones de habitantes, posee en su territorio aproximadamente el 40 % del agua dulce disponible sobre la Tierra. Somos ricos en agua, ya que los 6.000 millones de personas que viven en el resto del mundo, deben conformarse con apenas el 60% del recurso. Se imagina los conflictos que esto está generando en esos países?
En consecuencia y a la luz de estas realidades, veamos y analicemos cuales son los discursos y los posicionamientos que mayoritariamente se difunden en torno a este tema.
Por lo general y salvo excepciones los especialistas, las ONGs. Ambientalistas y uno mismo en algunas ocasiones ha incurrido en el error de hacer referencia a una futura guerra del agua, que no deja de ser posible, como en otros momentos se dieron y se siguen dando las guerras del petróleo.
En esa dirección habremos leído o escuchado: «tengamos cuidado, vendrán por el agua, se apropiarán del acuífero Guaraní», etc., por lo general en tiempo futuro.
Otros bienintencionadamente proponen para ahorrar agua, lo siguiente:
Cerrar bien los grifos.
Reparar los grifos y evitar que goteen, ahorra 170 litros de agua al mes.
No usar el inodoro como cubo de basura. Esto ahorra de 6 a 12 litros por vez.
Debemos ducharnos en lugar de bañarnos. Así se ahorran 150 litros por vez.
Debemos cerrar las canillas mientras nos lavamos los dientes, las manos o nos afeitemos. De lo contrario se pierden hasta 15 litros de agua por minuto.
Debemos utilizar el agua estrictamente necesaria para lavar autos y veredas.
No faltan los que en tonos alarmistas, alertan sobre la exportación de unos miles de litros de agua Premium, a poderosos jeques árabes a sumas astronómicas.
No extraña tampoco, que organizaciones locales, internacionales y hasta el Banco Mundial digan: » El agua debe ser un derecho humano universal, hay que garantizar el derecho al agua para todos», «El agua patrimonio universal de la humanidad».
Vaya que casualidad!!!, muchas de esas entidades o instituciones que levantan estas consignas, son originarias o tienen vinculaciones con los países que han degradado y extinguido sus propios recursos y que se han enriquecido con los recursos ajenos.
Quizás no nos hemos puesto a pensar, qué expresan cuando dicen: «Hay que garantizar el agua para todos», quiénes son todos?, de qué patrimonio universal hablan?
Y me tengo que preguntar, «esos todos» están dispuestos a compartir con todos, sus tremendos avances tecnológicos, científicos y medicinales, sin que tengamos que pagar regalías por lo mismos?, van a declarar a esos recursos de propiedad de la humanidad?
Qué les pasa a esos vivillos?, cuyo único objetivo, ha sido vivir de la mejor manera posible a costa de toda la Tierra, que cual coto de caza privado, está destinado a sus correrías y tropelías ?
Fíjese que contradicción, cuando a ellos, algo les falta y otros tienen, ese bien debe ser patrimonio de la humanidad y lo que en ellos abunda, que el resto no tiene y que es vendible, es sólo de ellos. Es como en la economía global, viven socializando las pérdidas y nunca reparten las ganancias.
Lo que tenemos que empezar a decir y con mucha fuerza, es que el agua de la Argentina es de los argentinos y debe servir para el mejoramiento de su vida y la calidad de ella. En esa única dirección se deben cargar las tintas y trabajar en consecuencia.
Muchos de los que dicen estas cosas, me hacen acordar a los tero, que cantan en un lugar y ponen los huevos en otro, así nos distraen, nos confunden y se constituyen en el árbol que no nos deja ver el bosque, cambiando el eje real del debate.
El bosque representa el verdadero problema del agua, que tiene que ver con su apropiación y transferencia. Circunstancia, que no devendrá en un futuro más o menos lejano o cercano, como pontifican, sino que ya está ocurriendo y se reitera desde hace años, poniendo en serio riesgo el abastecimiento actual y dejándose sentir en distintos lugares del territorio.
Pocas voces se escuchan en tal sentido, por algo debe ser, esclarecer sobre el quid de la cuestión no es fácil, los intereses son poderosos.
La mayoría de la gente no sabe que para producir un kilogramo de soja se necesitan 2.300 litros de agua, si, leyó bien, no hay ningún cero de más. Menos conoce que toda la producción agrícola del país equivale a que se lleven todo el curso del río Paraná (lo sequen!!!), 200 o más días al año.
Sumemos a ello, lo que consumen las mineras, pasteras, curtiembres, metal mecánicas, la ganadería y otras actividades e industrias, por lo general destinadas a la exportación, el panorama es más que desolador y el agua va camino a convertirse en otra especie en extinción, sino nos avispamos y ponemos los frenos que sean necesarios en defensa de los argentinos.
Con precisión el Ing. Oscar Duarte, ha dicho: «El agua virtual es el volumen de agua utilizada durante la producción de bienes y servicios de origen agrícola o industrial. …se transfiere en el mundo mediante las importaciones y exportaciones de bienes y servicios. …el 67% de este comercio global se realiza a través de productos agrícolas, de los cuales el trigo y la soja concentran el 50% del volumen total de agua virtual. En este contexto, Argentina se posiciona como el cuarto país que más agua exporta en el mundo». (1) Me pregunto y le pregunto, a cuánto pagan ese agua y quiénes la pagan y la cobran?, no se olvide que el agua es de todos los argentinos y no sólo de los exportadores.
Sin sutilezas, y en forma más cruda y pragmática, unos de los gerentes del sistema imperante dice: «Hoy el concepto de exportar granos es exportar agua y la Argentina es rica en este recurso». (2)
Esta afirmación nos exime de mayores comentarios y como decimos los abogados «a confesión de parte, relevo de pruebas».
En torno a estos temas centrales se desarrolla el verdadero conflicto del agua y su resolución en uno u otro sentido, dependerá, más que de las voces de alertas, del posicionamiento ideológico y político que asumamos.
La disyuntiva en definitiva es soberanía o granja de producción primaria, por si a Ud. no le cae bien la palabra colonia.
Sin más me despido hasta la próxima aguafuerte, esperando que cuando escuche hablar del agua sepa a donde apuntar el debate y los cañones.
Ricardo Luis Mascheroni
DOCENTE U.N.L.
Ref: 1.- El Paraninfo, Noviembre 2008, página 6.
2.- Infocampo, semana del 8 al 14 de Junio de 2007, página 13.