Miles de toneladas de residuos tóxicos permanecen allí conservados en malas condiciones, envenenando el abastecimiento de agua de la ciudad», afirma la radiotelevisión pública británica en el canal ‘BBC News’ y en su página de Internet, en un reportaje elaborado en vísperas del veinte aniversario del desastre. La noche del 3 de diciembre de 1984, […]
Miles de toneladas de residuos tóxicos permanecen allí conservados en malas condiciones, envenenando el abastecimiento de agua de la ciudad», afirma la radiotelevisión pública británica en el canal ‘BBC News’ y en su página de Internet, en un reportaje elaborado en vísperas del veinte aniversario del desastre.
La noche del 3 de diciembre de 1984, 40 toneladas de gases letales de la fábrica de pesticidas se escaparon de uno de los tanques durante las operaciones rutinarias de mantenimiento. Entre otras sustancias tóxicas, el escape incluía isocianato de metilo y cianuro de hidrógeno. Cerca de 1.750 personas murieron en las primeras horas.
Según los datos recopilados por Greepeace, tres días después del escape habían perecido otras 8.000. Se estima que en total resultaron expuestas a los gases unas 520.000, de las cuales hoy 150.000 son enfermos crónicos. Las organizaciones locales consideran que aún hoy muere una persona cada dos días, por lo que en estos momentos la cifra de fallecidos podría superar los 20.000.
Pero aún hoy la zona no ha sido totalmente rehabilitada, tal y como han comprobado ‘in situ’ los investigadores de la BBC. «Hemos encontrado recipientes con mercurio en el suelo, contenedores llenos de materiales contaminantes y en algunos hangares bolsas con residuos químicos aún muy peligrosos», explica el periodista Paul Vickers.
Según este reportaje, «miles de toneladas de residuos tóxicos» siguen almacenadas «de forma inadecuada», «envenenando el suministro de agua de la ciudad». En uno de estos almacenes, «el ambiente estaba tan intoxicado que apenas se podía respirar», apunta.
El periodista explica que cuando llueve y en particular en la época del monzón, los pozos están contaminados, «pero aún así la gente bebe agua» porque no tiene otra fuente. «Quienes lo hacen muestran síntomas como dolor de estómago, jaquecas o anemia, así como problemas ginecológicos».
Los periodistas tomaron además muestran del agua de un pozo de agua supuestamente apta para el consumo situado cerca de estos almacenes. Los análisis han revelado niveles de contaminación 500 veces más elevados que los máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según la BBC, Union Carbide ha rechazado estos análisis, y se mantiene firme en su postura de los últimos años: cuando entregó la planta a la estadounidense Dow Chemical tras la compra en 1998, no encontró «evidencias de contaminación de los acuíferos subterráneos».
La semana pasada, en un siomposio organizado por Greenpeace, un equipo de expertos independientes presentó unas recomendaciones para llevar a cabo una operación de limpieza integral «urgente» de la contaminación en Bhopal.
El experto Harald Burmeier, con más de 30 años de experiencia en escapes peligrosos, explicó que el remedio de esta situación incluye el desmantelamiento de la planta y el edificio de Union Carbide, la excavación y el pre-tratamiento del suelo contaminado, así como la unificación de todo el material desechado, que debe ser tratado como primer paso para el proceso de limpieza.