Las macrogranjas de cerdos invaden el medio rural. El boom afecta a todo el Estado español pero en Castilla-La Mancha el gobierno regional financia estas explotaciones con el argumento de que fijan población y crean empleo. Mientras, se pone en marcha la Coordinadora Stop Ganadería Industrial. El 26 y 27 de mayo se celebró en […]
Las macrogranjas de cerdos invaden el medio rural. El boom afecta a todo el Estado español pero en Castilla-La Mancha el gobierno regional financia estas explotaciones con el argumento de que fijan población y crean empleo. Mientras, se pone en marcha la Coordinadora Stop Ganadería Industrial.
El 26 y 27 de mayo se celebró en Minglanilla, Cuenca, el segundo encuentro de asociaciones afectadas por las macrogranjas de cerdos. La reunión contó con grupos ecologistas, animalistas y 20 plataformas ciudadanas que han creado la Coordinadora Stop Ganadería Industrial.
El boom de las macrogranjas se está implantando en todo el Estado español. Centenares de nuevas explotaciones esperan y otras ya en funcionamiento piden ampliar el número de cerdos. Por comunidades autónomas, la más afectada es Aragón, ocupa ya el primer puesto, por delante de Catalunya, y supera los ocho millones de cerdos según datos del Ministerio de Agricultura en 2017. Le sigue Castilla y León que cuenta con una producción de cuatro millones de cerdos. Pero es Castilla-La Mancha (CLM) la que está sufriendo más de peticiones de nuevas naves para porcino intensivo. En menos de dos años se han disparado las macrogranjas de cerdos, con Albacete, Cuenca y Toledo a la cabeza.
Daniel González, portavoz de la plataforma Pueblos Vivos Cuenca declara a Ecologista: «En esta provincia hasta 2016 se pedían tres permisos al año, ahora hemos pasado a más de 35».
Los cerdos se están expandiendo. La mayoría de las macrogranjas son de entre 2.000 y 7.000 animales y «se sitúan en Zonas de Especial Protección de Aves (ZEPA), a pocos kilómetros de los pueblos y sin tener resuelta la gestión de los purines», denuncia González.
Un negocio que está acabando de rematar la vida de los municipios ya despoblados. «Aprovechan que somos pocas personas y creen que no hay resistencia», dice Inma Lozano, portavoz de la plataforma No a la Macrogranja en Pozuelo y Argamasón, Albacete. Señala que muchos vecinos de Pozuelo (520 habitantes) tienen miedo «no quieren enfrentarse al alcalde, que nos vende esto como desarrollo. Estamos a favor de las granjas, pero no estas», aclara.
Miles de cerdos
Pozuelo va a tener a dos kilómetros, en una sola finca, 51 naves con un total de 140.000 cerdos. Serán, si se lleva a cabo el proyecto de El Pozo y su integradora Cefusa, nueve núcleos con dos grandes balsas de purines cada uno. «Es todo el proceso de producción de lechones: cerdas madre de cría, de reposición, verracos y lechones», dice Lozano. Según el proyecto, «en un año, van a salir de aquí 573.000 cerdos de cebo (de 20 kilos). El consumo de agua al día de estos animales será de 465.000 litros y se generarán 408.000 litros por día de purines. Además, sospechamos que tras este megaproyecto vendrán más macrogranjas alrededor de la zona para engorde de los animales», lamenta la portavoz de la plataforma No a la Macrogranja en Pozuelo y Argamasón.
Lozano mantiene que esto no fija población: «Tenemos el ejemplo de Balsa de Ves (136 hab), Albacete, desde 2006, cuando instalaron la macrogranja de 2.600 cerdas (para producir 60.000 lechones), el 40% de las personas que vivían allí se ha marchado» dice Lozano. Y concluye: «Contaminación del agua, malos olores y purines que se reparten por tierras y caminos…Eso es lo que hay».
Desde Pozuelo, la empresa El Pozo conecta, a través de la autovía, con su matadero en Alhama de Murcia. En esta provincia, la plataforma Salvemos el Arabí, Yecla, consiguió tumbar la macrogranja que se iba a poner en el vecino Montealegre, Albacete, gracias a la resistencia ciudadana. Pero el negocio es boyante. Por eso, los proyectos surgen como setas. El Pozo prepara otro megaproyecto idéntico al de Pozuelo en Puebla de Don Fadrique (2.308 hab), Granada, con una producción de 549.000 lechones al año.
La provincia de Toledo también está muy afectada. En Gamonal (967 hab) la resistencia de los vecinos, a través de la Plataforma Cívica Gamonal, continúa contra dos macrogranjas con 7.200 cerdos cada una; también en Lucillos (591 hab) donde se construye una explotación para 2.878 lechones (el municipio ya cuenta con una granja de 52.000 pollos).
Ciudad Real tampoco se libra. La Asamblea Ciudadana de Manzanares ha alegado contra una explotación porcina en Alcázar San Juan, a dos kilómetros del pozo que abastece de agua potable a Manzanares, Membrilla y Herrera de La Mancha. Denuncian también la posible contaminación por purines del Acuífero 23.
Otro pueblo afectado es Almendros (262 hab), Cuenca, donde la Junta ha dado el visto bueno a otra macrogranja de cerdos que afectará al turismo cultural de Segóbriga y Saelices, donde se sitúa el parque arqueológico romano (siglo V a. C.), Bien de Interés Cultural (BIC) y Patrimonio Histórico, Uclés, BIC, a la Hoz del Cigüela y la reserva natural de la Laguna de El Hito, entre otros. Pero la lista de proyectos en Cuenca es extensa, entre otras, hay peticiones de macrogranjas en Priego, Cañete, Bellisca, Belinchón, Pozorrubielos, etc…
En Torrejoncillo, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia culpa a la Junta de la contaminación del agua del municipio por permitir una macrogranja de cerdos.
Red de macrogranjas
La explotación porcina de Almendros estaría a 20 minutos de Tarancón (14.000 hab) epicentro del negocio de los cerdos en Cuenca. Allí se encuentra Incarlopsa, empresa que empezó con un matadero y ahora cuenta con un emporio de carne de cerdo, su planta, matadero y procesadora, ocupa más de 181.000m2.
Incarlopsa domina el negocio y los despachos. Es la empresa manchega con mayor facturación de toda la región, 678 millones de euros en 2017. Está asociada al 50 % con Icpor, integradora y Copiso Soria, que pone los piensos. Incarlopsa suministra el 75 % de la carne de cerdo que vende Mercadona.
Este modelo de producción porcina intensiva se concentra en unas cuantas empresas que controlan el sector. Funcionan con «integración vertical»: las grandes cárnicas cuentan con otra empresa socia, integradora, que gestiona las explotaciones pequeñas en los pueblos, y a las que se les proporciona cerdas de cría y lechones, piensos, antibióticos… También los permisos necesarios y se compra la producción. Los propietarios se convierten en empleados, autónomos, de la matriz. Las integradoras corren con todo, menos con los purines. Así, las tres fases, cría, sacrificio y transformación, están controladas por las grandes cárnicas (El Pozo, Incarlopsa, etc.) y sus integradoras (Icpor, Valls companys, Cefusa…).
Alimentar el negocio
Incarlopsa y Icpor ya han declarado que en cuatro años van a aumentar su producción, según sus datos, de 75.000 a 500.000 cerdos blancos, de 15.000 a 60.000 ibéricos y de 450 a 5.000 ibéricos de bellota, la mayoría para la exportación. «En su planta de Tarancón, Incarlopsa mata más de 6.000 cerdos al día y quiere que sean muchísimos más. Esto requiere más cerdos, por eso hay una avalancha de proyectos para poner en marcha más macrogranjas, la mayoría alrededor de su matadero», explica Carlos Villeta de Ecologistas en Acción de Cuenca. Mantiene que «tras el cementerio nuclear, esta es la segunda gran amenaza de la provincia».
Según la agencia Reuters, un grupo inmobiliario chino quiere comprar parte de las acciones de Incarlopsa. China (1.300 millones de hab) es el primer consumidor de carne de cerdo del mundo y busca mercado. España es, según la UE, el primer productor europeo de porcino, con 30,1 millones de cerdos y el tercer exportador tras EE UU y China, según Food & Water Europe.
Para el eurodiputado Florent Marcellesi, China impone el mercado y además «hay muchos y poderosos intereses económicos detrás de las macrogranjas, la industria del cerdo mueve millones de euros. Es uno de los lobbies más poderosos».
Subvenciones
Este boom de los cerdos en Castilla-La Mancha ha colocado la producción en más de dos millones de cabezas al año. CLM es la única comunidad que subvenciona macrogranjas de cerdos. Recién llegado, el Gobierno socialista de Emiliano García-Page aprobó dar dinero a estas macroexplotaciones porque «crean empleo» y «fijan población». Según la resolución de 22 de junio de 2016, la ganadería intensiva avícola, porcina y vacuna es «un sector estratégico».
Pero esto no convence: «Está claro que no crean empleo, sí una gran contaminación por purines y despoblación» dice Villeta. «La línea de subvenciones es doble. Se da dinero por contratar a un joven agricultor (hasta 42 años) y subvencionan las instalaciones hasta un 65 % del total y un máximo de 100.000 euros», informa Villeta.
Para el portavoz de Pueblos Vivos Cuenca: «Los puestos de trabajo son los que se destruyen. Las macrogranjas están mecanizadas y dan uno o dos empleos». Apunta que la mayoría de los proyectos se sitúan en zonas catalogadas como vulnerables por nitratos.»Con acuíferos superficiales ya contaminados y riesgo para las aguas subterráneos. Hay poca agua y la que tenemos se la llevan a Murcia y Valencia», reitera. «Pedimos una moratoria a la autorización de las macrogranjas de cerdos y una evaluación de impacto ambiental estratégica de estas explotaciones en Castilla-La Mancha, los estudios por separado no responden al impacto que causan toda en la región» dice González.
Sin embargo, desde la UE también se da dinero a la cárnica de Cuenca. «Hay subvenciones para cámaras frigoríficas en mataderos» y, por si fuera poco, Incarlopsa, gracias a Miguel Arias Cañete, ha recibido del Banco Europeo de Inversiones 35 millones de euros para aumentar la producción.
«Favores»
No se oculta entre las plataformas que podría haber trato de favor con los cerdos, por una supuesta amistad de los propietarios de Incarlopsa, los hermanos Loriente Piqueras, con políticos regionales. Según se ha publicado, Incarlopsa habría recibido varios millones de euros de la Junta en subvenciones para crear granjas de cerdos de cebo. Por otro lado, la cárnica habría donado 400.000 euros a la Fundación Impulsa, vinculada al PSOE de Castilla-La Mancha.
El diputado de Podemos en las Cortes de Castilla-La Mancha, David Llorente, apunta que la posible trama del cerdo fundamenta su rechazo al pacto de Podemos con el Ejecutivo de García-Page. «Para explicar la burbuja de las macrogranjas hay que hablar de Incarlopsa, una presunta trama de favores, al servicio de intereses privados», explica a Ecologista Llorente.
Además, las prácticas de Incarlopsa están en los tribunales por incumplir la ley de bienestar animal. La normativa exige que los cerdos pierdan la consciencia antes de ser sacrificados, pero según la denuncia de dos veterinarios, la cárnica acuchillaba a los animales sin adormecerlos.
Los veterinarios, funcionarios de Castilla-La Mancha, pusieron en conocimiento de la Junta los hechos y fueron expedientados por esta. Denunciaron y la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de CLM, de septiembre de 2017, condena a la Junta por apartarlos de su puesto y señala: «La Administración parece haber actuado aquí a dictado de la sociedad inspeccionada (…) contra dos funcionarios que la citada empresa consideraba incómodos».