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La caricatura de un Estado de Derecho

Fuentes: Editorial Gara

La secuencia de acontecimientos que ha seguido a la puesta en libertad, hace ocho días, de Antton Troitiño, después de 24 años en prisión, constituye el mejor termómetro del clima político que se vive en estos momentos en el Estado español, caracterizado por un estado de opinión extremadamente beligerante con todo lo que tiene relación […]

La secuencia de acontecimientos que ha seguido a la puesta en libertad, hace ocho días, de Antton Troitiño, después de 24 años en prisión, constituye el mejor termómetro del clima político que se vive en estos momentos en el Estado español, caracterizado por un estado de opinión extremadamente beligerante con todo lo que tiene relación con Euskal Herria y una opinión publicada que se empeña en difundir un discurso cerril y profundamente demagógico. Del mismo modo, supone un claro ejemplo -ni mucho menos el único- de que aquel sistema que fue diseñado a la muerte de Franco y que sigue vigente desde entonces puede ser calificado de muy diferentes formas, pero dista mucho de ser un Estado de Derecho. Apenas pasaría por una caricatura del mismo.

A la vista de la campaña orquestada desde el momento en que Troitiño atravesó las puertas de la cárcel, no está de más recordar que su liberación se produjo con arreglo a la doctrina fijada por el Tribunal Constitucional respecto al doble cómputo de la prisión preventiva, y que su excarcelación fue ordenada por una sala de la Audiencia Nacional, tribunal de excepción nada proclive a favorecer a los ciudadanos vascos. Se trata, por tanto, de una decisión adoptada desde una institución nuclear de los poderes del Estado y en base a los criterios fijados en la ley-guía del sistema judicial español. No estamos ante una fuga ni ante una componenda para favorecer al preso. Y, sin embargo, una persona que se suponía libre desde el instante en que se ordenó su excarcelación ha sido objeto de un acoso desmedido, y sus derechos como ciudadano han sido violados de un modo que no sería aceptado en ninguna otra circunstancia. Ahora, sometida a la presión de medios y políticos -la separación de poderes es en Madrid un sarcasmo-, la misma sala que le puso en libertad ordena su detención, para que vuelva a ser encarcelado, como ya se ha anunciado en grandes titulares.

Quienes tienen en la venganza su único objetivo serán los únicos derrotados en un escenario de paz y soluciones. Un escenario que, por mucho que se empeñen, llegará más pronto que tarde a Euskal Herria.

Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20110421/261425/es/La-caricatura-Estado-Derecho