Efectivos de la policía local, bomberos y trabajadores del Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat laboraban -el pasado 17 de julio- en la limpieza de las playas (l’Arbre del Gos, el Saler y la Garrofera), que se hallaban cerradas al público por un vertido de fuel; tras el derramamiento de hidrocarburos en las playas (insertas en el el Parc Natural de L’Albufera), se produjeron los análisis del agua y las tareas de limpia; las playas fueron reabiertas al público dos días después.
La Comissió Ciutat-Port, formada por colectivos vecinales, ecologistas y sindicatos que rechazan el proyecto de ampliación portuaria, criticó (por “falseamiento”) la información facilitada por las Administraciones públicas durante el cierre de las playas de El Saler (a causa de la contaminación de las aguas).
En concreto, la Calificación semanal de playas en la provincia de Valencia, publicada por la Generalitat -entre el 15 y el 21 de julio-, valoraba como “excelente” o “bueno” la limpieza, el aspecto y el análisis de las aguas en las playas de Pinedo, Arbre del Gos, El Saler, La Garrofera y La Devesa.
¿Dos operaciones de lavado de imagen? La alcaldesa de Valencia, María José Català, del derechista PP, visitó el 19 de julio las playas afectadas por el abocamiento, e izó la bandera verde de calidad para el baño; “el agua está totalmente exenta de hidrocarburos y, por tanto, la calidad es óptima para bañarse”, destacó Català, quien estuvo acompañada en el acto por la concejal de Playas, Mónica Gil, del partido ultraderechista Vox.
El mismo día la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), entidad pública dependiente del Ministerio de Transportes -controlado por el PSOE-, informó sobre la inauguración del nuevo paseo marítimo del Puerto de Sagunto, que se abría al público en general y los turistas; la APV se hizo cargo del coste integral de la obra, 5,5 millones de euros; en el acto participó la presidenta de la Autoridad Portuaria, Mar Chao.
Mientras, el 18 de julio, la Comissió Ciutat-Port organizó una concentración de protesta en la playa de El Saler contra “el desastre ecológico que ha contaminado las playas del sur de Valencia”; la plataforma, que agrupa más de 200 colectivos, exigió que se paralizara la Ampliación Norte del Puerto valenciano; entre otras razones, porque podría potenciar vertidos similares, y que implicarían un riesgo tanto para la biodiversidad marina como para la integridad del Parc Natural de L’Albufera.
Declarada parque natural en 1986, con una superficie de 21.120 hectáreas y emplazada a 10 kilómetros de Valencia, está integrada por 13 municipios; asimismo el Parc Natural de L’Albufera cuenta con la distinción de Humedal de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas (Convención Ramsar) y forma parte de la Red europea Natura 2000.
En una nota informativa la Comissió Valoró: “Estamos ante un monstruo gigante, que es el Puerto de Valencia, que poco a poco nos va haciendo sombra, arrasando –de una manera u otra- con los recursos materiales, naturales y económicos de tod@s los valencian@s; lo que ha ocurrido estos días es una advertencia de lo que está por venir”.
En el ámbito institucional, la diputada autonómica de la coalición Compromís, Paula Espinosa, se manifestó en términos similares y pidió a la Conselleria de Medi Ambient que inicie una investigación; recordó que cerca de L’Albufera hay barcos que fondean de modo permanente, lo que supone una amenaza para el Parc Natural; “la ampliación del Puerto de Valencia provocaría situaciones como esta”, añadió Espinosa.
No ha sido el único caso de clausura este verano en las playas de la ciudad; así, el pasado 19 de julio se cerró al baño la playa del Cabanyal (barrio de los Poblados Marítimos), tras detectarse una mancha por acumulación de algas en la orilla; por razones preventivas se izó la bandera roja (agencia Europa Press, a partir de fuentes municipales y de la Generalitat); la playa fue reabierta al baño la mañana siguiente.
En otros municipios de la provincia también se han registrado afecciones; el Ayuntamiento de La Pobla de Farnals (8.600 habitantes) anunció el 22 de julio el cierre de las playas (incluida la Playa Nord y Pobla Marina), tras la observación de una “mancha en el mar”; al día siguiente se comunicó la vuelta a la normalidad, después de comprobar que la mancha “está compuesta por algas naturales y no corresponden a ningún vertido contaminante”.
Un día después, el Ayuntamiento de Orihuela (82.500 habitantes, Alicante) determinó el cierre para los bañistasde dos playas, Cala Mosca y La Glea; en el primer caso se hacía referencia a un “vertido en la zona seca”; y, en La Glea, a la “contaminación de origen residual”; la nota informativa detallaba cómo “el aumento de población en la costa durante todo el verano es un factor recurrente en este tipo de situaciones”; el Ayuntamiento informó –el 25 de julio- de la reapertura de La Glea.
Un balance general puede extraerse del Informe Banderas Negras-2024, publicado el pasado 12 de junio por Ecologistes en Acció-País Valencià; distingue dos enseñas –por mala gestión y por contaminación- en las tres provincias; en la de Alicante, por la contaminación del barranco y playa del Amerador en el municipio de El Campello (30.000 habitantes); y, en cuanto a la mala gestión, cuatro playas de la bahía alicantina: Cap l’horta; Albufera; Postiguet y San Gabriel.
En la provincia de Castellón, la bandera negra por contaminación fue concedida al tramo litoral del Grao-Camino Serratella, en el municipio de Burriana (35.700 habitantes); la causa es “la mezcla de vertidos de aguas fecales y residuales”; en mala gestión se destaca a la playa de L’Estany-Capicorb, en el municipio de Alcalà de Xivert-Alcossebre; el motivo es “la declaración de una playa canina en el entorno de un humedal protegido”.
Dos puntos negros tienen especial interés en la provincia de Valencia; en el frente litoral al sur de Puerto de la ciudad, por el estado deficiente de las aguas entre la zona de El Perellonet y la Gola del Rei (Parc Natural de L’Albufera); la contaminación de las aguas hace difícil el desarrollo adecuado de las praderas de posidonia, constata el informe.
Asimismo, en relación con la zona sur del Puerto de Valencia y el ámbito de L’Albufera, “las playas retroceden por la falta de aporte de sedimentos debido a las infraestructuras litorales y fluviales que interrumpen la dinámica natural de los mismos, y constituyen una barrera”.
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