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Entrevista con Raymond Muller, activista del movimiento de solidaridad con Cuba

«La construcción de una sociedad con todos y para el bien de todos no tiene fin»

Fuentes: La Jiribilla

R aymond Muller es un arquitecto jubilado y militante activo de la sección de Ginebra de la Asociación Suiza-Cuba. Se destaca como difusor de la realidad cubana, aprovechando las nuevas tecnologías de la información. Es miembro de «Blogueros y corresponsales de la Revolución» y participa activamente en foros de discusión sobre el tema Cuba. ¿Cómo […]

R aymond Muller es un arquitecto jubilado y militante activo de la sección de Ginebra de la Asociación Suiza-Cuba. Se destaca como difusor de la realidad cubana, aprovechando las nuevas tecnologías de la información. Es miembro de «Blogueros y corresponsales de la Revolución» y participa activamente en foros de discusión sobre el tema Cuba.

¿Cómo llega Raymond Muller al movimiento de solidaridad con Cuba?

Contestar plenamente esta pregunta equivaldría a hacer el cuento de mi vida. Durante mis años de estudiante de arquitectura en Ginebra -de 1959 a 1963- adquirí las premisas de mi bagaje ideológico y político militando en un movimiento radical de estudiantes y en el Partido Suizo del Trabajo, catalogado de comunista entonces. Era, además, el inicio del proceso de descolonización de numerosos pueblos de Asia y África (la guerra de liberación en Argelia, entre otros) y, por supuesto, la irrupción en la palestra mediática de la Revolución Cubana. En aquella época, este acontecimiento llamaba poderosamente la atención por su originalidad en un contexto geopolítico ya hostil. Me interesé particularmente por lo que estaba sucediendo en Cuba, un interés agudizado por la personalidad de sus dirigentes revolucionarios, de Fidel en particular. Al diplomarme, el proyecto de poner mi formación profesional al servicio del pueblo cubano se precisó, y se hizo realidad en 1964.

Ese año, el estado cubano acepta mis servicios profesionales y en julio, desde Ginebra, viajamos Karin – que devino mi compañera de toda la vida hasta su fallecimiento en agosto de 2008 – y yo a Cuba con un contrato de trabajo de «técnico extranjero», por un año. Me traslado a Santiago de Cuba para juntarme con un equipo profesional de arquitectura y construcción en formación – dependiente del MICONS (Ministerio de la Construcción) – : el instituto de proyectos para la entonces provincia de Oriente.

Existe un informe oficial de la Dirección del MICONS que relata y confirma detalladamente lo esencial de mi desempeño profesional entre 1964 y 1988 en Cuba. Solo quiero destacar que ese cuarto de siglo trabajando y viviendo en Cuba – en Santiago de Cuba primero, luego en la Ciudad de La Habana – fue la etapa de mi vida profesional más útil y productiva. Para mí, y también para Karin, que tuvo la posibilidad de licenciarse en lingüística en la Facultad de Letras de la Universidad de Oriente. Además, esta etapa fue decisiva para hacer de nosotros unos portadores para toda la vida de la voz de la Revolución Cubana y de su proyecto de sociedad socialista.

En 1988 por cuestiones personales y familiares, regreso a Ginebra y desde 1989 hasta la fecha me integro al movimiento de solidaridad internacional con la Revolución, haciéndonos miembros activos de la Asociación de Amistad Suiza-Cuba.

¿… y cómo parte de la Asociación de Amistad Suiza-Cuba?

Para tampoco entrar en detalles sobre esta etapa que va por sus 21 años, solo transcribiré algunos fragmentos de una carta que le hicimos desde Ginebra a Sergio Corrieri, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) desde 1990 hasta 2008, el día después de habernos enterado de su fallecimiento:

«Tú nos conoces porque en estos últimos 18 años, tuvimos el inmenso privilegio de compartir contigo momentos estelares motivados por ese milagro de la generosidad humana que es «la solidaridad internacional con la Revolución Cubana» cultivada, entre otras organizaciones, por la Asociación de Amistad Suiza-Cuba, de la cual somos miembros desde entonces. Esto tanto a través del continente europeo, como en Cuba misma.  

«[Coincidimos] En 1992 en Madrid, en 1994 en Atenas, en 1999 en Londres, cada vez en el marco de Encuentros Europeos de Solidaridad con Cuba. También en 1996 en Bolzano, Italia, donde aprovechaste la ocasión para entregarme, en el marco del aniversario 35 del ICAP, ese espléndido reloj con la efigie del Che que no ha cesado desde entonces de darme la hora mejor que cualquiera de los excelentes relojes suizos.

«En Cuba también coincidimos varias veces, [durante] los Encuentros Internacionales de Solidaridad con Cuba organizados por el ICAP. Desde noviembre de 1994, que fue el primero; luego en 1996, en 1998, y también en el 2000 para iniciar con entusiasmo y convicción el nuevo milenio.»  

He tenido la oportunidad de leer íntegramente esa carta a Sergio Corrieri, que traslada el cariño y el respeto que sentían por este hombre que se consagró durante varios años a la labor de la solidaridad con Cuba. ¿Qué puede decirnos al respecto?

Karin y yo le conocíamos desde mucho antes. Cuando en los años 60 y 70 del siglo pasado, enfrascados en colaborar desde Santiago de Cuba con la nueva sociedad en construcción en Cuba, disfrutamos como nadie de la serie televisiva En silencio ha tenido que ser, pero también de las insuperables películas Memorias del subdesarrollo, El hombre de Maisinicú y Soy Cuba, en las que asumió el papel protagónico con un talento excepcional.

Para los amigos de Cuba, Sergio Corrieri no ha muerto, sigue vivo como un monumento indestructible de la cultura y del humanismo de la Cuba revolucionara en este último medio siglo, y sobre todo, como ejemplo de peso para todas las generaciones futuras.

En los últimos años, la Unión Europea (EU) ha mantenido una «posición común» en varios aspectos con la política de los EE.UU. con respecto a Cuba. ¿Qué importancia le atribuye al movimiento de solidaridad con Cuba en este contexto?

La Unión Europea, sus órganos ejecutivos y legislativos -en particular el Parlamento- representan y defienden una visión del mundo y de la sociedad humana que nada tiene que ver con la sociedad por la que luchan el pueblo y el gobierno cubanos desde hace medio siglo. Para la Unión Europea, Cuba es un modelo desprestigiado desde el desmoronamiento de la URSS y del socialismo europeo, que está destinado al fracaso ya que su empeño es contrario a «la democracia y los derechos humanos», y por ende al capitalismo.

La más reciente burla de dicho Parlamento, o mejor dicho de un comité restringido en el marco de la Conferencia de los Presidentes, fue la decisión el 21 de octubre de 2010 de otorgarle el Premio Sajarov «por la libertad del espíritu» al mercenario súper mediatizado cubano Guillermo Fariñas. Una verdadera farsa.

En cuanto a la «Posición común» hacia Cuba, instrumentada primero en 1996 por el estado español bajo la férula de José María Aznar, la UE sigue acomodándose perfectamente a ella, soñando como siempre poder obligar a las autoridades cubanas a copiar su modelo de «democracia y derechos humanos».

En este contexto, no hay duda de que el movimiento de solidaridad con Cuba se vuelve necesario para desenmascarar las agresiones políticas y mediáticas resultantes de la agresividad hacia la Isla del sistema capitalista globalizado. En los últimos dos decenios, se han multiplicado las organizaciones de solidaridad con Cuba, lo que el ICAP puede perfectamente certificar.

En un foro digital organizado por el ICAP en diciembre de 2009 usted comentaba «… que el arma más contundente que deben empuñar las organizaciones en el mundo de solidaridad internacional con el pueblo cubano y su Revolución (…) es el uso de la comunicación, fundamentalmente digital…». ¿Qué potencialidades identifica en el uso de los canales de comunicación digital? ¿Qué experiencia ha tenido?

Cualquiera que tiene oportunidad e interés en pasearse por Internet, no puede menos que constatar que en pocos años los sitios web dedicados a la solidaridad mediática con la Revolución Cubana se han multiplicado en forma bastante extraordinaria, en muchos idiomas y países, dando a conocer numerosas personas de todas partes que escriben y divulgan su manera de hacer solidaridad con el pueblo cubano y su Revolución. Además, el acceso a los sitios cubanos -cuya cantidad también ha aumentado- y a las páginas de la prensa cubana, permite estar constantemente actualizado sobre la vida y la realidad cotidiana de la Isla, un aspecto muy importante para los que haciendo solidaridad con Cuba tenemos que enfrentar a menudo la desinformación y la manipulación mediática sobre el sistema sociopolítico cubano.

También hemos encontrado numerosos comentarios suyos sobre artículos de opinión. ¿Considera que la discusión acerca del socialismo está vigente? ¿Cuál es su opinión sobre la producción intelectual cubana que aborda las problemáticas de la construcción del socialismo?  

Por supuesto, la discusión sobre el socialismo está vigente. Más, es necesaria. Sobre todo por el hecho de que aún en la historia de la humanidad la construcción de una sociedad socialista, a pesar de todo, sigue siendo un tema de actualidad. Lo que está pasando en Cuba, con lo que se ha dado en llamar la «actualización del sistema económico del socialismo cubano», es sumamente interesante ya que pone a prueba toda la sociedad cubana para salvar y reforzar su proyecto revolucionario.

Conozco algo de la producción intelectual cubana que aborda las problemáticas de la construcción del socialismo. Considero bienvenido el debate público que se ha abierto desde hace pocos años sobre el tema, y sobre todo indispensable para que se puedan atajar con responsabilidad las deficiencias, ilegalidades e insuficiencias que pueden haber surgido tras las dificultades económicas provocadas por el período especial. El debate abierto y público, responsable y respetuoso, pero también la difusión amplia de lo esencial de las opiniones expresadas, debe implantarse en la sociedad cubana como una herramienta básica para la construcción del socialismo.

¿Cuánto puede contribuir a difundir la realidad cubana contar con una perspectiva crítica sobre nuestro proyecto?

Si hay una cosa cierta en la vida es el hecho de que la construcción de una sociedad «con todos y para el bien de todos» no tiene fin. Sobre todo en las complejas y adversas condiciones geopolíticas que no han cesado en medio siglo de afectar ―y seguirán afectando― la voluntad del pueblo cubano. Tal propósito implica un nivel de participación popular que la sociedad cubana, más que cualquier otra, está en medidas de poder asumir; siempre y cuando dicha participación popular en determinar las líneas directrices del proyecto de sociedad que se busca, sea efectiva. Y para que sea así debe ejercerse con una perspectiva crítica sobre el proyecto. Así, y teniendo en cuenta la continua expansión de los medios electrónicos de difusión masiva, se contribuirá en difundir la realidad cubana.

En el año 2006 la revista digital La Jiribilla publicó un mensaje suyo a Fidel en que expresaba «… nosotros estamos más que nunca al lado del pueblo de Cuba». A cuatro años, ¿cómo expresaría ese compromiso al pueblo cubano?

¡Ignoraba que alguien pudiese hoy acordarse de una frase que uno haya expresado en un sitio web hace… cuatro años, una frase de la que yo mismo ni me acuerdo!

El compromiso sigue intacto, incluso mayor, al constatar el impacto que tiene la Revolución Cubana en América Latina, donde desde hace un decenio varios pueblos decidieron practicar algunos de los valores cultivados desde hace medio siglo por Cuba. La lucha es dura y compleja, lo seguirá siendo, y requiere un nivel de atención particular y sostenida para evitar el retorno del bastón.

Fuente: http://www.lajiribilla.cu/2010/n499_11/499_06.html