El primer borrador de preacuerdo deja en el aire la creación de un fondo para que los países ricos ayuden al resto a reconstruir las pérdidas por desastres naturales
La Comisión Europea insiste en su compromiso para llegar a un acuerdo, mientras los observadores acusan a varios países de la Unión de dificultar las negociaciones
La conferencia del clima de Egipto termina según su calendario este viernes y el primer documento que oficial que resume el estado de las negociaciones tiene enormes lagunas en los temas clave que se han tratado durante los últimos once días. Por el momento, no menciona la creación del esperado mecanismo reparación de pérdidas y daños ni compromete a los 198 países a endurecer su reducción de emisiones, pese a que el mundo va de cabeza a calentarse 2,4 grados este siglo respecto a la etapa preindustrial.
«El último borrador supone pisar el acelerador hacia el infierno climático y no habrá justicia climática si esto es lo que se promete en la COP27«, ha señalado Pedro Zorrilla, representante Greenpeace España en la cumbre.
El texto redactado por los funcionarios egipcios reconoce que las negociaciones no han terminado, pero este avance demuestra que la cita en Sharm el Sheij está lejos de ser fructífera. Uno de los pilares de la cumbre era la creación de un nuevo mecanismo para que los países ricos compensasen a las naciones en desarrollo por los daños económicos y personales del cambio climático, pero no hay siquiera consenso en si verá la luz, menos aún en su funcionamiento.
La presidencia «reitera la urgencia de aumentar la acción y el apoyo […] para aplicar enfoques que eviten, minimicen y aborden las pérdidas y daños asociados a los efectos adversos del cambio climático en los países en desarrollo”, contempla el documento. Y agradece a los participantes que por primera vez hayan incluido este debate en una COP. Pero no menciona a si la creación del fondo se va a cerrar este año.
La Comisión Europea ha dejado este jueves la puerta abierta a que la cumbre se alargue al fin de semana para lograr cerrar un acuerdo. El vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans, ha recalcado el compromiso de Europa con la creación del mecanismo, pero también ha dejado patente las diferencias que hay en las reuniones entre delegaciones.
“Si discutimos financiación, tenemos que discutir sobre el mundo de 2022, no de 1992”. Así contestaba el negociador a los países en desarrollo que piden compensaciones por los daños históricos relacionados con el calentamiento global, ya que muchas naciones llevan años sufriendo inundaciones o sequías severas. También ha sugerido que China debe estar en el lado de quienes aportan financiación y no entre quienes la piden. «Algunos de los que eran países en desarrollo en 1992, son ahora economías top, y también deben contribuir».
El otro frente abierto en la conferencia de la ONU son los compromisos nacionales de reducción de emisiones, los llamados NDC, por sus siglas en inglés. Los informes publicados este año apuntan a que las políticas actuales están muy lejos de lo necesario para mantener el calentamiento global en los 1,5 grados, la meta idílica marcada en el Acuerdo de París de 2015. Pero la evidencia científica no ha acelerado la adopción de nuevos compromisos, según el texto conocido el jueves.
Se esperaba que las naciones fijasen en Egipto nuevos objetivos para reducir aún más quema de combustibles fósiles de aquí a 2030, ya que el gran agujero que ven los expertos es en las políticas a corto plazo, pero no se contempla ningún avance sustancial en este sentido. La Unión Europea, por ejemplo, aumentó esta semana su compromiso de reducción de emisiones del 55% para 2030 al 57%, cuando necesitaría llevar esa cifra al 65% para alcanzar cumplir con los 1,5 grados.
Uno de los amagos vino este martes de India y Europa, que pidieron a los países asistentes cerrar un compromiso global para rebajar el consumo de combustibles fósiles, tanto de carbón como petróleo y gas natural, una idea que no ha cuajado en mitad de una crisis energética. Algunas naciones africanas también han defendido en la cumbre su derecho a explotar sus reservas naturales de combustibles, lo mismo que han hecho durante décadas Occidente y recientemente China.
Pese a los nulos avances en reducción de emisiones, la presidencia dice en su texto de preacuerdo que «toma nota» de que la evidencia actual prevé que la expulsión de gases de efecto invernadero disminuirá un 10% en 2030 si se cumplen a rajatabla los compromisos actuales. Pero para cumplir con los 1,5 grados las emisiones deben caer entre un 45%.
Por ello «reconoce que se requieren acciones aceleradas en esta década crítica», especialmente por parte de las naciones ricas. La presidencia egipcia «lamenta profundamente que los países desarrollados, que son los que tienen más capacidad financiera y tecnológica para liderar la reducción de sus emisiones, sigan sin hacerlo, mientras siguen emitiendo y consumiendo desproporcionadamente carbono».
Los ecologistas que supervisan la cita también han señalado a las naciones avanzadas por torpedear las negociaciones, pese a que la Comisión Europea reitera que el bloque está comprometido en cerrar acuerdos. Desde la red Climate Action Network, que representa a más de 1.800 ONG, señalan que «la UE dice apoyar la idea de un fondo de pérdidas y daños, pero hay un número de países con una visión diferente».
Según apuntan, Alemania se decanta por potenciar el Global Shield, un fondo de reparaciones para daños climáticos ya existente, en lugar de crear uno nuevo en esta COP, mientras que Irlanda pide prudencia y Dinamarca se opone ahora a aportar financiación. Francia está en este momento «bloqueando su creación» y Estados Unidos es poco a poco más favorable, aunque los observadores no creen Joe Biden apoye crear el mecanismo este año.
Los países con menos recursos han apretado las tuercas este jueves a los ricos y han salido a exigir un acuerdo político en esta COP, para que el fondo de pérdidas y daños esté a pleno rendimiento en 2024. «Hace un par de meses, un cuarto de nuestra población quedó bajo el agua por las inundaciones», ha dicho el embajador de Pakistán en Corea durante una rueda de prensa. «Países como el mío, que son responsables de menos del 1% de las emisiones, debemos ser compensados de alguna manera. Este fondo no es caridad, es justicia climática», ha zanjado.