Son dos de los referentes del movimiento ciudadano catalán en defensa de una sanidad pública, democrática y de calidad al servicio (no retórico) de la ciudadanía, de toda la ciudadanía, sin exclusiones por papeles u orígenes geográficos. Antía Castedo [AC], que transita por el mismo sendero, les ha entrevistado y nos ha regalado algunas informaciones […]
Son dos de los referentes del movimiento ciudadano catalán en defensa de una sanidad pública, democrática y de calidad al servicio (no retórico) de la ciudadanía, de toda la ciudadanía, sin exclusiones por papeles u orígenes geográficos. Antía Castedo [AC], que transita por el mismo sendero, les ha entrevistado y nos ha regalado algunas informaciones sobre esta pareja imprescindible de activistas [1].
Eran dos editores de una modesta revista local, Cafeambllet, recuerda AC. Decidieron hacer un vídeo para denunciar la opacidad y la corrupción en la sanidad catalana. Lo colgaron en la red. Un año después, «El mayor robo de la historia de Cataluña» (no es ninguna exageración semántica) atesora casi medio millón de visitas. Su historia ha sido recogida incluso por el Washington Post.
Hace unos tres años esta incansable pareja de ciudadanos activos-muy-activos se plantaron en el despacho de uno de los directivos del Hospital de Calella de Barcelona, un hospital financiado por la Generalitat (con dinero público por supuesto), para reivindicar la sanidad pública. El activista y periodista, de 36 años, nacido en el país de Ernesto Guevara y Julio Cortázar, explica el motivo de la visita: se indignó «tras ver el anuncio de una mutua privada en la televisión». El encuentro fue una decepción. «Me topé con un muro de opacidad».
Era de esperar. Pero… El y su compañera empezaron a investigar, tenaces, sin doblegarse, sin renunciar. Acabaron destapando el caso Bagó en las páginas de su revista, una modesta publicación elaborada desde su casa en Breda (Girona), y en varios vídeos por ellos elaborados en los que se da cuenta de las numerosas incógnitas que rodean el sistema sanitario catalán, y no sólo, por supuesto, en la tenebrosa y ultraliberal y empresarial etapa de Boi Ruiz, el ex jefe patronal, que incomprensiblemente sigue en su puesto.
Tras su denuncia, la Oficina Antifraude investiga finalmente las adjudicaciones logradas por Ramon Bagó, empresario y alto cargo político de la sanidad catalana. Más que aportar datos, hicieron preguntas incómodas, imprescindibles. En el vídeo, como ellos mismos señalan, «no había ninguna noticia, solo preguntas que nadie ha respondido». Después de este vídeo, llegaron otros, uno de los cuales está dirigido al mismísimo presidente de la Generalitat: «¿Dónde está mi dinero, president Artur Mas?». No se ha dignado en responder. Está muy ocupado con el «dret a decidir», como lo estuvo hace meses con el asunto EuroVegas, la gran inversión para los próximos años.
Ella, de 39 años, enfermera en el Hospital de Granollers, es la persona que aparece en esos vídeos. Su dicción, su argumentación son magníficas. Su compañero hace los guiones y está preparando un libro sobre su experiencia.
Pero la moneda tiene dos caras, y la segunda es cruz, una dura e injusta cruz. ¡El éxito de su vídeo les ha llevado a los tribunales! Al poder de los privilegiados no se le tose, se le rinde pleitesía. ¡A callar todos! En un visto y no visto (en apenas siete meses), ya han sido sentenciados y condenados en primera instancia a pagar 10.000 euros «por vulnerar el honor de un alto cargo sanitario mencionado en la grabación». Ambos recuerdan que «no les dejaron hablar en todo el juicio». ¡Algunos de nuestros jueces, sabido es, no son un modelo de democracia e independencia!
Mientras que se hablaba de su activismo crítico en medios (conservadores) como el Washington Post o en la televisión pública finlandesa, su voz crítica, su voz documentada, ha sido silenciada por y en influyentes medios catalanes. No existen. No toca hablar de eso, los temas son otros. Lo que ellos denuncian incansablemente, según parece, no tiene nada que ver con derechos y decisiones.
Marta Sibina y Albano Dante Fachín podrían ser mi hijos y yo podría haber sido un maestro suyo. Pero la vida, afortunadamente, nos da sorpresas que deben enseñarnos a todas. Son ellos, esta joven pareja, quienes me han enseñado a mi. Son dos de mis referentes de cabecera.
¡Podemos cambiar el mundo, como hicieron los Marx! Ellos lo han hecho, lo están haciendo, forman parte destacada de esa revolución democrática y ciudadana que tanto necesitamos. Con urgencia. Es casi una obligación para salir de este lodazal inconmensurable.
PS: El 20 de mayo de 1850, Jenny Marx escribía desde Londres a su amigo Joseph Weydemeyer [2]. El texto es conmovedor. Copio un fragmento de la carta: en honor de nuestros activos amigos.
«[…] Le relataré solamente un día de esta vida, tal como fue, y usted verá que acaso pocos refugiados hayan pasado por situaciones similares. Puesto que las amas de leche son prohibitivas aquí, decidí, a pesar de constantes y terribles dolores de pecho y espalda, alimentar yo misma a mi hijo. Pero el pobre angelito mamaba de mí tantas preocupaciones y disgustos silenciosos, que se hallaba constantemente enfermo, padeciendo dolores día y noche. Desde que ha llegado a este mundo jamás ha dormido aún toda una noche, a lo sumo de dos a tres horas. Últimamente se sumaron aún a ello violentos espasmos, de modo que el niño fluctuaba constantemente entre la muerte y una vida mísera. Presa de esos dolores, mamaba con tal fuerza que mi pecho quedó lastimado y agrietado; a menudo la sangre manaba dentro de su trémula boquita. Así me hallaba yo sentada un día, cuando entró de repente nuestra casera -a quien en el curso del invierno habíamos pagado más de 250 táleros, y con quien habíamos convenido por contrato que el dinero de fecha posterior le sería abonado no a ella, sino a su propietario, quien le había trabado embargo con anterioridad-, negó el contrato, exigió las 5 libras que aún le adeudábamos, y puesto que no disponíamos de las mismas en el acto (la carta de Naut llegó demasiado tarde), entraron dos embargadores en la casa, trabaron embargo sobre todas mis pequeñas pertenencias, las camas, la ropa, los vestidos, todo, hasta la cuna de mi pobre niño, los mejores juguetes de las niñas, quienes se hallaban arrasadas en ardientes lágrimas. Amenazaron con llevárselo todo en un plazo de dos horas; yo yacía en el suelo, con mis hijos ateridos de frío y mi pecho dolorido. Schramm, nuestro amigo, acudió de prisa a la ciudad para procurarnos auxilio. Ascendió a un cabriolé, cuyos caballos se desbocaron; él saltó del coche, y nos lo trajeron sangrante a nuestra casa, donde yo gemía con mis pobres niños temblorosos».
Notas:
[1] Contraportada de El País, 21 de enero de 2013.. http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/01/20/actualidad/1358697824_312456.html
[2] Del material traducido pero no editado de las OME, las obras de Marx y Engels, de los volúmenes de correspondencia, cuya traducción coordinó Sacristán. No es imposible que el traductor sea José María Ripalda.
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría
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