Recomiendo:
0

La cultura y los medios en Cuba

Fuentes: Rebelión

«Este país tiene un nivel cultural que envidiarían potencias mundiales. Por lo tanto, este país está insatisfecho con su radio y con su Televisión porque quiere que sean más cultas, que reflejen mejor la Realidad y las aspiraciones de la gente». Eliades Acosta.1 Hay que mover el pensamiento, debatir y exponer nuestros puntos de vistas. […]

«Este país tiene un nivel cultural que envidiarían potencias mundiales.

Por lo tanto, este país está insatisfecho con su radio y con su

Televisión porque quiere que sean más cultas, que reflejen mejor la
Realidad y las aspiraciones de la gente». Eliades Acosta.1

Hay que mover el pensamiento, debatir y exponer nuestros puntos de vistas. Según el Diccionario de La Real Academia Española: «cultura es el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.». Este significado se amplía al denominar la cultura como el conjunto de conocimientos sobre gimnasia, deportes, y práctica de ellos, encaminados al pleno desarrollo de las facultades corporales.

La propia Academia consigna el criterio mas acabado sobre cultura, al considerarla: «conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo.».

Cuba cuenta con 91 emisoras de radio, cuatro canales de TV, decenas de telecentros, más de doscientas publicaciones escritas (periódicos, revistas, suplementos) y una elevada cifra de medios digitales estatales, de Organizaciones NO Gubernamentales de la isla, hasta completar las blog personales de periodistas, artistas y los jóvenes clubes.

¿Cuál es la presencia cultural informativa en toda esta cadena de medios de comunicación existentes en la isla?

Si hacemos esta interrogante a los «entendidos de la materia» es posible que salga a relucir una tabla de datos con por cientos tan bien llevados, y controlados, como la cantidad de quintales de viandas que llegan al mercado agropecuario cubano. No se trata de una respuesta que diseñe cantidad o números. Lo que hace falta es la satisfacción de espiritualidad, cada día más demandada, porque esa presencia hoy se manifiesta por debajo de la media.

Hasta aquí, alguien puede pensar que pretendo justificar o «echarle a los medios» (como es común escuchar en voces de algunos de mis colegas artistas, que se ufanan de criticar a la radio y la TV a diestra y siniestra) o defenderlos: esa no es mi intención, porque violaría la ética2. Asumo este artículo como espectador.

No es hora de buscar culpables sino de encontrar soluciones a través de un pensamiento diverso que ofrezca la suficiente coherencia para situar a la cultura, de verdad, en el pedestal de defender la nación ante los influjos globalizadores. No hacen falta nuevas legislaciones.

Abel Prieto Jiménez, Ministro de Cultura ha planteado: «La política cultural revolucionaria se ha orientado, por una parte, a propiciar la participación de nuestro pueblo en los procesos culturales y su acceso a lo mejor del arte cubano y universal y, por otra, a garantizar la activa intervención de los escritores y artistas en el diseño y la práctica de esa política. Los creadores cubanos, comprometidos de modo entrañable con nuestra Revolución, han tenido y tienen un peso decisivo en la proyección nacional e internacional de las instituciones culturales».

Cuba tiene 344 Casas de Cultura dirigidas por un Consejo Nacional con la misión de: «Promover la cultura popular en todos los sectores de la comunidad mediante la ejecución de proyectos que se llevan a cabo en barrios, centros de trabajo y provincias del país». Estas instituciones originan un flujo constante de informaciones, sin embargo apenas son dadas a conocer a través de los medios.¿?

Si Cuba es un eterno verano, es también un sostenido quehacer cultural. Ponerlo en antena no espera, y muchos menos que a 50 años de Revolución, estemos buscando quien lo va a ser. Esta demostrado que se puede; las Ferias del Libro son un ejemplo casi acabado, de cómo asumir la divulgación de un evento, convertido en proyecto necesario.

Con las ferias se cumple la máxima de Fidel en 1961 «Al pueblo no le decimos cree, sino lee». Otras áreas de la cultura como la danza, la formación de artistas para la música, los museos por mencionar algunos no son bien divulgados. Aunque a decir verdad en el último semestre se aprecia un despertar en la promoción de las manifestaciones culturales. Se mueven nuevos resortes promociónales porque la propia creación es superior.

Se plantea que toda comparación deshonra, no lo creo, si viene de nuestro propio entorno, y es para mejorar sin tener que hurgar en modelos foráneos. Afortunadamente el deporte como parte de la cultura ha tenido mejor suerte-entiéndase organización- en la promoción. Así todo es la pelota quien se lleva las palmas de oro. No descubro «el agua de sal» si afirmo que mientras se trasmiten decenas de encuentros deportivos, los conciertos y actuaciones artísticas se quedan en los escenarios con unos pocos espectadores. Se vive, lamentablemente el anonimato cultural con la gran paradoja que existen las manifestaciones, están ahí, «jugando y compitiendo» como el béisbol, pero el silencio hace fenecer el talento. En el escenario cultural televisivo salen más los grandes equipos que las pequeñas novenas que también producen miel espiritual en los barrios cubanos.

Este fenómeno que se nos da en Cuba, por una parte tiene que ver con la sensibilidad individual y por otra con la carencia de estrategias comunicacionales que armonicen a los sectores comprometidos en cumplir la máxima de Fidel ante los intelectuales reunidos en el Sexto Congreso de La Unión de Escritores y Artistas de Cuba: «Lo primero que hay que salvar es la cultura». Los medios no son los únicos responsables de este llamado.

Existe hoy un problema de concepto, que se arraiga en la sociedad. ¿Qué ocurre? : Lo peor, el tratamiento que se le da a la cultura es tan dogmático que se ha encasillado en una sección. Percátese que los noticieros cubanos de la radio y la TV dedican apenas minutos a los acontecimientos del arte, uno se queda con los deseo de oír o ver un poco más esas imágenes y sonidos que nos pueden cultivar el alma, sin embargo ocurre, como que te ponen un caramelo en la boca y de pronto te lo quitan. Ejemplo: si se habla de un concertista o una orquesta, UD solo escucha de fondo la voz del periodista, no existen unos segundos para oír la obra. Esa es una mala estructura, patrón heredado de las grandes cadenas audiovisuales del mundo. Urge bajarnos de esa nube.

Especulo y pregunto: ¿Cuántos titulares relacionados con la cultura ocupan primeros espacios? ¿Tiene o no Cuba la posibilidad de trasmitir más noticias culturales que económicas? ¿Si los formatos noticiosos constituyeran proyectos montados sobre una plataforma cultural y todo lo demás fuera secciones? Puede parecerle utópico pero considero que si los medios nos ocupáramos más de la cultura, de los efectos espirituales que esta logra, la creación de bienes económicos fuera superior en nuestro país. Este modelo de relegar la cultura, de sectorizarla es un fenómeno mundial, una receta neoliberal y tendenciosa. Lo invito a visitar los sitios digitales del mundo y apreciaran que los grandes titulares NO son para el arte, sino para las drogas, la violencia, conflictos y guerras. Si Cuba no tiene esos flagelos es gracias a la cultura y los medios-los que trabajamos en ellos- estamos en condiciones de aceptar la critica que se nos hace y no solo asumirla porque caeríamos en el tradicional circulo vicioso de reconocer errores y de lo que se trata es de «corregir el tiro».

El problema tiene sus matices y hay acciones elocuentes: En las emisoras de radios cubanas existen espacios denominados «Revistas Culturales,» todas las poseen, eso es una fortaleza como lo son los más de 600 programas de música popular cubana que se trasmiten; sin embargo en el 2005 solo existían 19 programas de crítica cultural.

Días atrás conversé con algunos destacados artistas del patio, y me confesaron que hacia tiempo no escuchaban la radio, así todo son muy críticos de los medios. Mucho ojo porque se da un fenómeno de dos corrientes encontradas que caminan por sentidos opuestos: una corriente clama promoción cultural y la otra exige que los medios hagan obras de arte, programas de buen gusto, que contribuyan a la meditación, al cambio de mentalidad. Son dos aristas diferentes y al propio tiempo no pueden estar desligadas ¿Por qué? Muy sencillo, si la promoción que se pide a los medios tiene que ver con productos seudo-culturales, entiéndase para «hacer bulla» y no para cultivar los sentimientos, el resultado será de ocasión, de coyuntura.

Toda la cultura y los medios deben fundirse en una obra sostenible de retroalimentación, que fluya como la serie nacional de béisbol porque ha quedado demostrado en Cuba, que tanto la radio, como la TV y el Instituto Nacional de Deporte y Recreación (INDER) han marchado mejor, al crear un hábito en el radioescucha y en el teleespectador que aplauden y reconocen el papel de los medios audiovisuales en cuba. La promoción del deporte es una cultura.

Las dos Habanas, Matanzas, Camaguey, Holguín, las demás provincias y cualquier municipio de nuestra isla, y comunidades bien recónditas generan diariamente una cantidad de informaciones y contenidos culturales que pudieran llenar los espacios vacíos de nuestros medios. No se trata solo de que los medios vayan a las instituciones, estas deben utilizar las vías de las nuevas tecnologías para llenar los servidores de la radio y la tv de contenidos digitales diversos que más allá de una mera promoción de ocasión sea una practica cotidiana. Veo a la cultura, junto a los medios como creadora y promotora sin distingo alguno. Sin ánimo de lisonja, Cubarte, es un emporio de contenidos culturales atrapados en las redes de las nuevas tecnologías y que los medios cubanos muy poco utilizan. (Incluyo los periódicos)

Si este análisis lleva a la polémica, ¡bienvenida! porque NO hay dudas: nuestra política cultural es de participación popular, con códigos establecidos desde lo criollo hasta lo universal. Como nunca los medios de comunicación de nuestra pequeña isla del caribe andan por el mundo, gracias a las grandes autopistas de la información en el ciberespacio, y esa oportunidad significa: hacer saber al universo que los cubanos somos participativos y creadores de valores humanos, de un capital insuperablemente mayor a todo el combustible de la tierra. En Cuba cultura y medios deben fundirse en la misión de forjar el espíritu.

—————————————————————

1 Jefe del Departamento de Cultura del Comité Central de Partido Comunista de Cuba.

2 El autor trabaja en los medios desde 1978