Tres días después de la Conferencia de Paz Internacional de San Sebastián, en la que varias personalidades internacionales reclamaron a ETA el cese definitivo de la violencia, y a los gobiernos de España y Francia un diálogo, Euskadi Ta Askatasuna envió un comunicado a los periódicos Gara y Berria en que declaró el «cese definitivo […]
Tres días después de la Conferencia de Paz Internacional de San Sebastián, en la que varias personalidades internacionales reclamaron a ETA el cese definitivo de la violencia, y a los gobiernos de España y Francia un diálogo, Euskadi Ta Askatasuna envió un comunicado a los periódicos Gara y Berria en que declaró el «cese definitivo de la actividad armada».
La sociedad española respira aliviada y con ella todas las personas que en el mundo creen en el camino pacífico para la solución de los conflictos políticos.
Con el anuncio de ETA, sólo quedaría en España una organización que promueve abiertamente la actividad armada en contra de un Estado reconocido internacionalmente. Se trata de ALPHA 66, que recientemente abrió su sede en Madrid como filial de la organización que ha ejecutado numerosos actos violentos contra Cuba desde Estados Unidos. Algunas de las actividades de ALPHA 66 son descritas en la Enciclopedia del Terrorismo de Estado en las Américas:
«Asesinato de 2 pescadores y un miembro de las Tropas de Guarda Fronteras, ataques piratas a embarcaciones e instalaciones económicas costeras e incluso el ametrallamiento de un albergue de estudiantes en la ciudad de Tarará, ocurrido el 19 de mayo de 1963, cuyos autores no fueron procesados por Estados Unidos, a pesar de reivindicar públicamente el criminal hecho.
«En la década de 1990 organizaron planes de atentados contra el Presidente cubano Fidel Castro; ataques piratas a embarcaciones pesqueras y al hotel Guitart Cayo Coco en tres oportunidades y efectuaron amenazas de bombas a representaciones cubanas en México, Estados Unidos, Ecuador, Brasil, Canadá, Puerto Rico.
«Realizaron también un total de 6 infiltraciones de grupos terroristas armados, integrados principalmente por antisociales.
(…)
«El 17 de febrero del 2001 fue detenido en Cuba Elizardo San Pedro Marín, quien por orientaciones de Alpha-66 y su llamado representante en Canadá, Antonio Tang Báez, había realizado amenazas a un embajador latinoamericano en Cuba y a representantes de agencias de prensa.»
Felipe Batista, «líder» de la representación ibérica de esta agrupación, entrevistado el pasado 28 de septiembre por Diario de Cuba, una publicación financiada por el gobierno español con 65 000 euros anuales, declaró que ALPHA 66 aboga por una «intervención armada» de «exiliados» en Cuba.
A diferencia de ETA, que ha actuado en la clandestinidad, ALPHA 66 en España contacta con personas que reciben dinero de las autoridades españolas y lejos de renunciar al empleo de la violencia lo promueve abiertamente en esos espacios que paga el contribuyente ibérico. ¿Podría el gobierno español, afortunadamente liberado ahora de la violencia de ETA, ocuparse de esclarecer este asunto? El Código Penal de España describe como delito el «enaltecimiento o la justificación por cualquier medio de expresión pública o difusión de los delitos de terrorismo o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares», lo llama «Apología del terrorismo» y establece para esos casos penas de uno a dos años de prisión.