Tres presos del PCE(r) y los GRAPO se encuentran en una situación de salud preocupante debido a la desasistencia sanitaria que padecen en las cárceles españolas y francesas, según denuncia Socorro Rojo Internacional (SRI). Se trata de Fina García Aramburu, María José Baños Andújar y Manuel Pérez Martínez, «Arenas». El caso más grave es el […]
Tres presos del PCE(r) y los GRAPO se encuentran en una situación de salud preocupante debido a la desasistencia sanitaria que padecen en las cárceles españolas y francesas, según denuncia Socorro Rojo Internacional (SRI). Se trata de Fina García Aramburu, María José Baños Andújar y Manuel Pérez Martínez, «Arenas».
El caso más grave es el de Fina García Aramburu, presa madrileña encarcelada en la prisión de Alcalá-Meco pero que ha tenido que ser ingresada en varias ocasiones en el Hospital 12 de Octubre. SRI denuncia que la situación de García Aramburu es «consecuencia directa de la peregrinación por las cárceles francesas y españolas y del brutal trato padecido».
García Aramburu padece una cardiopatía de carácter grave que supuso tenerla que ingresar en el hospital cuando apenas llevaba dos meses en prisión. Su estado se ha visto agravado por una hernia discal que le provocó la Gendarmería en un forcejeo que mantuvieron en el Palacio de Justicia de París durante su juicio. La presa del PCE(r) fue expulsada de la sala por la fuerza en varias ocasiones, dislocándole uno de los brazos.
El estado de salud de García Aramburu es tan grave que los médicos del hospital ya advirtieron a la prisión de que el único tratamiento válido es su liberación, puesto que una dolencia cardíaca empeora ostensiblemente en la cárcel por las condiciones de vida que padecen los presos, según destaca SRI.
Socorro Rojo y los familiares de los presos políticos han convocado una concentración para el 16 de junio a las 12.00 ante la cárcel de Alcalá-Meco para pedir la liberación de García Aramburu.
Manuel Pérez Martínez
La situación de Manuel Pérez Martínez, el camarada Arenas, no es tan extrema, pero padece varias enfermedades. Así, sufre una hernia de hiato que jamás ha sido tratada en prisión, por lo que suele tener dolores enormes que no son atendidos. No tiene alimentación especial, con lo que el problema se agrava más aún.
Junto a ello, el secretario general del PCE(r) padece varias enfermedades oculares, que le tienen recluido en la celda de Alcalá-Meco con fortísimos dolores y, según SRI, en la cárcel no han hecho nada para solucionarlo. «Le han visto en revisiones corrientes los oculistas de la cárcel, pero se niegan a sacarle para análisis especializados», destaca.
Esta dolencia le provoca dolores de cabeza y pérdida progresiva de visión, hasta el punto de que ya no puede leer ni escribir. Se ha solicitado en repetidas ocasiones que le vean especialistas, pero la cárcel se ha negado.
Pérez Martínez lleva un total de 16 años en prisión y tiene 63 años. Padece, además, problemas en las articulaciones por su detención en 2000 en el Estado francés. La Policía le mantuvo desnudo en pleno invierno y no le dio ropa de recambio.
La presa gallega de los GRAPO María José Baños relata, en una carta enviada desde la prisión de Villanubla en enero, que ha padecido problemas hepáticos que «en dos semanas me dejaron sin fuerza ninguna». Pese a ello, Baños recuerda que en agosto de 2006 apenas podía caminar, por lo que «estoy muy satisfecha de cómo está yendo la recuperación».
Baños explica que hace más de 20 años tuvo una hepatitis C y que ahora le han descubierto unos bultos de sangre en el hígado, por lo que podría padecer cirrosis. El tratamiento al que se ha sometido tiene como objetivo regenerar el hígado, pero las condiciones de la prisión no permiten una recuperación adecuada.
«Referente al tema del sida, tengo la enfermedad controlada desde hace varios años, mis defensas están prácticamente como las de cualquier persona y no se me ha detectado virus algunos en los análisis», relata Baños en su carta, en la que también denuncia que los carceleros le entregaron dos veces análisis erróneos en los que sus niveles de defensas eran mucho más bajos que los que realmente tenía la presa de los GRAPO. «Una broma macabra», relata.