Mario Pascual Vives es más que un abogado, es el portavoz de Iñaki Urdangarin. Se reunió con el yernísimo este fin de semana en Barcelona. Desde el miércoles hasta el domingo, de sol a sol según ha declarado. Lejos de los focos, para ir preparando la defensa. El duque palmesano ya ha regresado a Washington […]
Mario Pascual Vives es más que un abogado, es el portavoz de Iñaki Urdangarin. Se reunió con el yernísimo este fin de semana en Barcelona. Desde el miércoles hasta el domingo, de sol a sol según ha declarado. Lejos de los focos, para ir preparando la defensa. El duque palmesano ya ha regresado a Washington llevándose consigo algunos documentos incluidos en la causa. Para «analizarlos» y «refrescar la memoria». Será eso.
En la tarde del martes, el portavoz ducal hizo unas declaraciones en Barcelona [1]. Reiteró la inocente inocencia de su defendido y aseguró que las empresas y sociedades de las que era titular pagaron «muchísimos» impuestos, mucho IVA y muchos impuestos de sociedades». Como han leído: pagaron «muchísimos impuestos y mucho IVA». ¡Qué sacrificio! ¡Qué honestidad! ¡Qué generosidad!
¿Qué concepción del mundo subyace a estos comentarios? ¿A qué están acostumbrados estos grupos sociales? Los análisis de Hacienda indican lo contrario más bien. Señala Brais Benítez que los balances anuales depositados en el Registro Mercantil por las dos compañías con participación directa del gran duque, Nóos Consultoría Estratégica SL y Aizoon SL -de esta última, como es sabido, es copropietaria la Infanta Cristina de Borbón- confirman que entre 2003 y 2010 ambas empresas «tributaron una cifra sólo equivalente al 3,5% de sus ingresos: de los 8,2 millones facturados, abonaron al fisco 288.838 euros por impuestos de sociedades». Se logró mediante aumentos artificiosos de los gastos y mediante el cruce de facturas entre esas sociedades y el Instituto Nóos, la asociación «sin ánimo de lucro» -¡qué risa, infanta Cristina!- que presidía el yernísimo.
Benitez recuerda una arista que es bueno no olvidar: Aizoon SL, la empresa Borbón-Urdangarin, computó como gastos empresariales algunos de índole privada. Un viaje a Roma, por ejemplo. ¡Cómo el cemento armado! ¿No tiene nada qué decir la infanta Cristina sobre esta curiosa operación?
El portavoz del Duque palmesano señaló también un nudo de gran interés político. La Casa Real aseguró en su día, viene haciéndolo de cuando en cuando, que ordenó en 2006 -cuando tuvo noticias…- al esposo de la infanta Cristina que abandonase sus negocios españoles -no todos sus negocios- y se buscase un trabajo asalariado en el extranjero. Es el de Telefónica; sigue activo allí, no ha sido despedido. Los negocios, que seguía (o seguían) haciendo, algunos de ellos «españoles», tenían la embajada de Washington como despacho. Pero para el abogado-portavoz no hubo tal Real orden: «Eso no es del todo así. Sí que parece ser que hubo un emisario [no da su nombre] que le sugirió que dejara este tipo de actividades que había desarrollado hasta la fecha». ¿Sugirió, ordenó, «este tipo de actividades»? De ordeno y mando y de separarse de entramados y desaguisados nada de nada. ¿Mintió, pues, la Casa Real? Es palabra de portavoz del Duque quien, además, arremetió contra los medios de comunicación. ¿Por qué? Porque son responsables de un juicio paralelo al yernísimo. ¿Les suena? ¡Qué cosas! Don Mario Pascual Vives, desde luego, no descartó «emprender acciones contra estos». La amenaza es evidente y no la hace cualquiera.
Lo mejor para el final: Pascual aseguró que el yernísimo afronta la declaración con coraje, «con ganas de saberse explicar, y si además tiene la capacidad de argumentación para que el fiscal y el juez puedan tener otra versión, bienvenido sea». Como han leído: con ganas de saberse explicar y estudiando algún manual de teoría de la argumentación para que el fiscal y el juez «tengan otra versión».
¡Qué bien que se explica el portavoz! ¡Qué capacidad argumentativa!
PS: No está claro quien va a ser el represente del Duque en el juicio. El portavoz confirmó «los movimientos de otros letrados para representar los intereses del yerno del rey». Según parece, «hay muchísimos profesionales que quieren ayudar. Todos se me ofrecen, y cualquier oferta es bien recibida y bien valorada». ¡Qué generosidad la de estos profesionales! ¡Qué admirables deseos de Justicia habitan en sus almas!
Nota:
[1] Brais Benítez, Público, 24 de enero de 2012, pp. 14-15.
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