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La dignidad y nobleza poliética de una pequeña-gran enmienda

Fuentes: Rebelión

Para José Iglesias Serrano, por sus constantes lecciones de ternura fraternal, dignidad y coherencia éticas. Por su amor por Daniel. Para Patricia Rivas, por la belleza de su incansable tenacidad.   Parece una noticia menor, pero no lo es. No es una simple nota informativa de leer, usar, reír y tirar. La compañera y diputada […]


Para José Iglesias Serrano, por sus constantes lecciones de ternura fraternal, dignidad y coherencia éticas. Por su amor por Daniel.

Para Patricia Rivas, por la belleza de su incansable tenacidad.

 

Parece una noticia menor, pero no lo es. No es una simple nota informativa de leer, usar, reír y tirar.

La compañera y diputada Marina Albiol fue aclamada -¿en la X Asamblea de IU?- por defender una enmienda (ganadora) a los estatutos de IU por la que se limitará la retribución de sus cargos públicos (es decir, de todos los cargos públicos de la organización. ¿Incluida EUiA?) a un máximo del triple del salario mínimo [1]. Es decir, a fecha de 2012, algo menos de 27.000 euros anuales, bastante menos (un 75%) de lo que gana, por ejemplo, un catedrático de instituto de secundaria como es mi caso.

La argumentación de Albiol [2] fue más o menos la siguiente:

1. Los cargos públicos de Izquierda Unida y organizaciones afines son y deben ser diferentes.¿En qué son diferentes?

2. En que son «militantes anticapitalistas que luchamos contra las políticas de derechas en la calle» y, punto esencial, también «en las instituciones». No son esos militantes políticos profesionales al uso, no son la señora Cospedal, el señor Bono o el señor Felip Puig. Su mundo no es ese mundo.

3. No quieren privilegios. «No sólo representamos a los trabajadores y trabajadoras, sino que además somos clase trabajadora. No vamos a caer tampoco en la «doctrina Cospedal», no» (es decir, en la anulación de lo público para los desfavorecidos y en su reserva para privilegiados, como en el antiguo Régimen. La señora Cospedal, por cierto, recuerda cada vez más cada día que pasa a Pilar Franco, eso sí, con algún toque controlado de postmodernidad neoliberal).

4. La diputada Albiol sostuvo, pues, que los cargos públicos deben tener un sueldo digno, como cualquier otro trabajador, «pero no un sueldo desorbitado que nos aleje de los trabajadores y trabajadoras». Se oyeron aplausos en el pleno tras estas razonables palabras.

5. Por tanto, hay que limitar los sueldos de los representantes públicos de una organización anticapitalista, «porque un cargo público que cobre 4.000 o 5.000 euros al mes no nos representa». Insisto: no nos representa, tiende al desvarió, a dejarse deslumbrar por el Palace o por los grandes salones. Manuel Sacristán vio este punto con claridad en los primeros compases de la transición. Escribió sobre ello.

6. El salario es también un compromiso de clase, prosiguió la diputada Albiol. «Necesitamos que estos estatutos marquen un máximo, que, evidentemente, también sea aplicable a los diputados y diputadas del Congreso y a los eurodiputados y eurodiputadas, y que luego recojan las diferentes federaciones». Las retribuciones netas de los cargos, tras las deducciones, «tendrán una banda salarial de un mínimo de 2,5 veces el salario mínimo interprofesional y un máximo de 3 veces el salario mínimo interprofesional». Obviamente, «se cubrirán los gastos derivados de alojamiento y transporte», pero siempre y cuando estén «debidamente justificados», sin que estos gastos puedan superar 1,5 veces el salario mínimo interprofesional (unos 1.100 euros mensuales).

7. De hecho y afortunadamente, recordó Albiol, federaciones como la de Esquerra Unida del País Valencià ya tienen este punto recogido en sus estatutos.

8. Marina Albiol finalizó su breve intervención señalando lo elemental, lo evidente, aquello que tanto gustaba repetir a Manuel Vázquez Montalbán: «Nosotros tenemos que hacer en esta organización aquello que pedimos en la sociedad. No queremos privilegios en la sociedad y tampoco para la organización».

La enmienda fue aprobada por 282 votos a favor, 152 en contra y 31 abstenciones. Es decir, casi el doble de votos a favor que en contra, un 60% de los votos emitidos. ¡Mejor imposible!

¡Paco Fernández Buey y Pere de la Fuente están felices de oír y leer la resolución y conocer el resultado!

Belén Gopegui recordaba recientemente en Diagonal [3] un célebre texto de un Chesterton, «furioso porque las autoridades, para evitar los piojos, querían cortar el pelo a las niñas de los suburbios». Empiezo, escribía Chesterton, «por el cabello de una niña. Sé que eso al menos es algo bueno. Sea el mal lo que sea, el orgullo de una madre buena en la belleza de su hija es algo bueno. (…) Si hay otras cosas en contra, esas cosas deben desaparecer. Si los arrendadores y las leyes y las ciencias están en su contra, arrendadores y leyes y ciencias deben desaparecer. Con el pelo rojo de una rapazuela traviesa de las cloacas prenderé fuego a toda la civilización moderna. Cuando una niña quiere llevar el pelo largo, tiene que tenerlo limpio; como tiene que tenerlo limpio, no tendrá que tener una casa sucia; como no tiene que tener una casa sucia, tendrá una madre (y un padre) libres y llenos de tiempo; como tiene que tener una madre (y un padre) libres, no tendrá que tener un arrendatario que es un usurero; como no tendrá que existir un arrendatario que es un usurero, tendrá que haber una redistribución de la propiedad; como tendrá que haber una redistribución de la propiedad, habrá una revolución».

Llenos de tiempo. Redistribución de la propiedad. De eso se trata, de la revolución, de una amplísima revolución cívica de indignados y resistentes, de la revolución crítica y nada servil en nuestras organizaciones, de la revolución en nuestras mentes: lo que es racional y justo puede ser real..

«Ni en dios ni en reyes ni en tribunos está el futuro redentor», cantaba la Internacional; «Ni tribunos», llamaron a un magnífico libro Jorge Riechmann y Paco Fernández Buey.

Eso sí, Duran i Lleida debe estar riéndose a carcajada limpia. No es esperable que la intervención de Albiol le haya parecido «un discursazo». Pero qué idiotas, qué estúpidos, qué soñadores son estos «izquierdistas españoles», deben estar pensando. ¡Qué ingenuos! ¡Viven en Icaria! Él no, claro está, él vive en Pedralbes Wall Street y entre lobbys (entre «salones de espera») de privilegiados.

Pero, bien mirado, ¿de qué se ríe realmente el señor diputado representante fiel y eficaz de las clases dominantes catalanas? «A vegades la pau només és por», cantaba Raimon, a veces la paz [franquista], sólo era miedo. También a veces la risa, sólo es miedo. ¿De qué? De la dignidad de los otros y las otras, de saber de la existencia de otro mundo posible, más justo y necesario, que llama con insistencia y cortesía a todas nuestras puertas. ¿Oímos su llamada? ¿Abrimos todas nuestras puertas?

Notas:

[1] El salario mínimo es la remuneración establecida legalmente -para cada período laboral (hora, día o mes)- que los empresarios -los «empleadores» puede leerse en Wikipedia- deben pagar a los -«sus» en la entrada de la Wiki- trabajadores por su trabajo («por sus labores» puede leerse en la enciclopedia telemática recordando la vieja terminología franquista). En 2012, el salario mínimo es de 21,38 €/día, 641,40 € mes más 2 pagas extra y 8.979,60 €/año (14 pagas anuales). Es decir, 748,30 €/mes en doce pagas, unos 9.000 euros anuales.

[2] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=161305

[3] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=161368

Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.