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La ecología según Marx y Engels

Fuentes: Rebelión

Engels y Marx antes que Cousteau Desde la estricta defensa medio-ambiental se puede ser ecologista sin ver la crisis del modelo productivo como la crisis general del sistema capitalista. ¿Pero podemos ser Marxistas sin ser ecologistas?. ¿Es posible cualquier forma de socialismo sin el hombre al compàs de la naturaleza?En la oleada de acontecimientos que […]

Engels y Marx antes que Cousteau

Desde la estricta defensa medio-ambiental se puede ser ecologista sin ver la crisis del modelo productivo como la crisis general del sistema capitalista. ¿Pero podemos ser Marxistas sin ser ecologistas?. ¿Es posible cualquier forma de socialismo sin el hombre al compàs de la naturaleza?
En la oleada de acontecimientos que marcaron los horrores del socialismo administrativo, el nuevo tratamiento de la historia deja de lado el pensamiento de dos hombres que en épocas de triunfalismo industrial mostraban ya una sensibilidad notable por las cuestiones ecològicas.
Las campañas difamatorias orquestadas sobre todo contra la persona de Marx por los criticos del «totalitarismo comunista» vienen de lejos, olvidàndose de mencionar que tanto Engels como Marx no tuvieron la ocasiòn de ver en vida ninguna realizaciòn duradera hecha en sus nombres.
Si hasta la muerte de Engels la obra de Marx se mantuvo intacta, tras su fallecimiento dicha situaciòn cambiò radicalmente, nos dice el gran investigador y compañero autogestionario Maximilien Rubel. Muy tempranamente «la herejia marxista hizo irrupciòn bajo el nombre de «revisionismo». Su instigador: Edouard Bernstein, un antiguo discipulo de Engels dedicado desde entonces a lanzar ataques precisamente contra el punto màs vulnerable de la enseñanza marxista: su dualismo.
«Con suma habilidad se abocò a separar sistemàticamente en Marx lo que llamaba «ciencia pura del socialismo marxista» de «su parte aplicada» y de las cuales exigiò una revisiòn completa; no sin «explicar» que los errores politicos de Marx procedian de un vicio caracteristico de su teorìa: el método dialéctico de Hegel. Mediante lo cual logrò hacer caer a Marx en contradicciones insolubles (por ejemplo, superponiendo citas de distintos textos) hasta eliminar de sus explicaciones lo que trasmitia de verdaderamente revolucionario».
En décadas posteriores y hasta hoy, hubo asimismo quienes hicieron todo para separar a Engels de Marx denunciando plagios, visiones disimiles o vinculos oportunistas. Todo esto queda fuera del campo de la historia. Nos queda en cambio un pensamiento vivo, actual, brillante y moderno.

Por la estrecha hermandad con que Marx y Engels encararon su actividad teòrica resulta imposible separar la identidad casi gemela del compromiso con que presentaron a la sociedad sus muy diversos centros de interés.
Conscientes de un saber siempre insuficiente en un espacio limitado se abocaron -màs que a dar explicaciones definitivas- a captar y destacar los cambios de cada momento històrico, evaluando la calidad de esas mismas cosas que iban cambiando en cada situaciòn especifica.
Si la contribuciòn de nuestros teòricos a la problemàtica ecològica en sus vinculaciones con la producciòn y el desarrollo es escasa, sus mismas metodologias «vinculantes» los llevan a percibir los complejos ciclos de la naturaleza como un factor primordial de estabilidad en perpetuo movimiento intimamente relacionado con la organizaciòn social.
Aunque marcada por una firme convicciòn de desarrollo ilimitado, la visiòn de los mismos no se queda en «la suma de procesos». Los mismos procesos de cambio estàn condicionados por una serie infinita de inte-relaciones dependientes.
A medida que el modo y las formas de producciòn avanzan en un sentido, el desarrollo de las fuerzas productivas acaban transformando las relaciones del hombre con el medio-ambiente, con lo cual aumenta el impacto de la actividad econòmica sobre la naturaleza, dado que ni siquiera la naturaleza es natural.
No hay por lo tanto una historia del hombre separada de la historia de los eco-sistemas naturales. Todo influye en todo, tanto el modo en que hacemos, como lo que no hacemos. En El Capital, Marx nos explica como todas las relaciones van sujetas a «movimientos naturales», de reciprocidad entre la naturaleza y los hombres.
Asi lo dice Marx en «La ideologia Alemana»:
«Se puede considerar la historia desde dos puntos de vista, dividiéndola en historia de la naturaleza e historia de los hombres. Sin embargo, no debemos dividir estos dos aspectos. Mientras existan hombres, la hsitoria de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionan mutuamente».
¿Serà justo asì atribuir a los mayores pensadores de todos los tiempos la responsabilidad intelectual por los daños cometidos contra la naturaleza y el medio-ambiente en nombre del socialismo?. ¿O simplemente nos creemos liberados del pasado invocando sus contradicciones e hipòtesis fallidas?
Para ser objetivos, propongo darles la palabra.

UN ECOLOGISMO INTEGRAL

De entrada Marx entiende que «tanto la clase dominante como el proletariado representan una misma alienaciòn humana»… eso es una misma visiòn lineal del modelo evolutivo La diferencia radica en la calidad material, ya que «mientras la burguesia se complace en el goce de su condiciòn, la del proletariado se da en la imposiciòn» desenvolviéndose como una droga que no lleva necesariamente a la rebeliòn.
Es cierto que la organizaciòn humana encara al medio-ambiente desde una postura de apropiaciòn irresponsable y agresiva. Y esto porque la naturaleza solo tiene sentido «econòmicamente» para el hombre en un primer tiempo.. El mismo lo subraya recordando que en toda circunstancia, la produccciòn es «apropiaciòn de la naturaleza a manos del individuo en el seno de una forma social determinada y mediante ella».
Pero dicha actitud apropiatoria no debe ser concebida como una actividad irracional y vejatoria «por gente que se hallaria fuera de la naturaleza» nos recuerda Engels.
«El anàlisis de la naturaleza en sus distintas expresiones, la clasificaciòn de fenòmenos diversos y objetivos naturales en categorias determinadas, la investigaciòn interna de los cuerpos orgànicos segùn su variada estructura anatòmica, fueron otras tanats condiciones fundamentales a los cuales obedecieron los progresos colosales operados durante los ùltimos cuatro siglos en el conocimiento de la naturaleza.
«Pero estos progresos nos legaron a la par esa costumbre de concebir las cosas y los fenòmenos naturales aisladamente, sustraidos de la gran concatenaciòn general; no en su movimiento sino como algo inmòvil, no como bàsicamente cambiantes sino en tanto consistencias fijas, no en su vida sino en su muerte».

Tampco le escapa a Marx la lògica consumista y sus consecuencias: «cada individuo especula sobre el modo de crearle al otro nuevas necesidades». Tenemos por un lado los efectos desvastantes que el afàn de lucro impone tanto al medio-ambiente como a la naturaleza humana. Al respecto detalla:
«La naturaleza se transforma en puro objeto para el hombre, en pura cosa utilitaria; deja de ser reconocida en tanto potencia para sì. Y el mismo conocimiento teòrico de sus leyes autònomas aparece solamente como argucia para someterla a sus propias necesidades (nda: humanas), sea como objeto de consumo o como vehìculo de producciòn».

Engels lo comprende muy bien (en Dialéctica de la Naturaleza) exponiendo con un sentido agudo del eco-equibrio los principios de una ciencia ecologista.
Destacando el papel del trabajo en la evoluciòn del hombre y luego de mostrar los rasgos que distinguen al hombre del animal (en tanto aquel hace todo para dominar a la naturaleza), nos advierte:
«No nos jactemos demasiado de nuestras victorias sobre la naturaleza. Ella se termina vengando de todos nosotros. Ciertamente cada triunfo tiene al principio las consecuencias esperadas. Pero en segundo y tercer lugar aparecen efectos muy distintos, imprevistos, que con frecuencia destruyen las primeras consecuencias.
«Los pueblos que roturaban las selvas en mesopotamia, Grecia, Asia Menor y otros sitios estaban lejos de sospechar que de tal modo iban sentando las bases de la desolaciòn actual en dichos paises, al destruir con las selvas los centros de acumulaciòn y conservaciòn de la hùmedad.
«Sobre la vertiente sur de los Alpes, los montañeros Italianos que saqueaban los bosques de pinos no tenian la menor idea de que asì minaban la ganaderìa de alta montaña en su territorio. Menos podian sospechar aùn que, siguiendo esa pràctica, privaban de agua a sus fuentes de montaña durante la mayor parte del año; y que èstas se verterìan -en la estaciòn lluviosa- de modo tanto màs torrencial. (…)
La falsa consciencia de un socialismo concebido para el uso exclusivo de los humanos queda puesta al desnud. Pero dejo ese presentimiento en boca de Engels cuando afirma que las consecuencias nocivas del desarrollo fueron una y otra vez completamente desatendidas por «el interès inmediato».
«Asi los hechos nos recuerdan a cada paso que no reinamos en absoluto sobre la naturaleza como conquistadores sobre un pueblo extranjero, sino que le pertenecemos con nuestra carne, nuestra sangre, nuestro cerebro, que residimos en su seno; y que toda nuestra dominaciòn radica nada màs en la ventaja que tenemos sobre el conjunto de las otras criaturas, de conocer sus leyes, sirviéndonos de ellas juiciosamente».
El presente texto, redactado hacia 1876, basta para mostrar la ausencia de toda exaltaciòn productivista en la génesis del pensamiento Marxista.
Europeos y dotados de escasos conocimientos planetarios supieron tomar la dimensiòn de los daños ocasionados al «nuevo mundo» por el colonialismo Europeo. El mismo Engels sigue exponiendo el alcance de aquellas acciones:
«Y sido preciso el trabajo de milenios para que aprendamos a calcular los efectos naturales lejanos de nuestras acciones en lo referente a la producciòn, mucho màs dificil ha sido en cuanto a las consecuencias sociales lejanas de èstas acciones (… ). Del mismo modo que nosotros ignoramos hoy todas las consecuencias de la politica espacial con el envio masivo (fuera de la atmòsfera) de sondas y satélites comerciales. O bien en el terreno de la genética (sus aplicaciones comerciales y humanas)… Engels y Marx nos explican còmo los Arabes «al aprender a destilar alcohol no imaginaban estar creando uno de los principales instrumentos que acabarìa con las poblaciones indigenas de una América aùn no descubierta.
«Y cuando Cristòbal Colòn se arrimò por primera vez a las costas Americanas no sabia que èsto haria revivir la esclavitud (desaparecida en Europa hace mucho) echando las bases de la Trata de Negros.
«Los hombres que en los siglos XVII y XVIII trabajan para crear la màquina de vapor no tienen idea de estar gestando la herramienta que -màs que cualquier otra- transformarìa el orden social del mundo entero y particularmente de Europa, concentrando la riqueza en manos de una minoria y la miseria del lado de las inmensas mayorias. La màquina de vapor procurarìa primeramente la dominaciòn polìtica y social a la burguesìa, engendrando después una lucha de clases entre burguesìa y clase obrera» (…)
«Todos los modos de producciòn del pasado se preocuparon ùnicamente de alcanzar el efecto ùtil màs pròximo, màs inmediato del trabajo (…) Asi, el interès de la clase dominante se convirtiò en elemento motor de la producciòn». Por lo tanto, la lògica productiva del capitalismo irà hoy y siempre alllì dònde radique el interés de la clase dominante. Està en su propia naturaleza destructiva.
«Los capitalistas individuales que dominan la producciòn y el intercambio no saben cuidar màs que ese efecto ùtil inmediato»
«Con tal de vender la mercancìa fabricada ò comprada sacando individualmente su pequeño provecho de uso, el comerciante o fabricante estàn satisfechos y no se preocupan de lo que ocurra después con la mercaderìa y su comprador. Lo mismo ocurre con los efectos naturales de estas acciones. A los plantadores españoles de Cuba que incendiaron las selvas de las laderas encontrando en las ceniza bastantes abono para una generaciòn de arbustos de cafè muy rentable ¿què les importaba el que los aguaceros arrastrase la fràgil capa de tierra superficial dejando nada màs que la roca pelada?.

ECOLOGIA POLITICA Y PRODUCCION SOCIAL: UN PROJECTO UNICO

Llegamos asi a las conclusiones principales de la dialéctica. Todo repercute en todo. Nada se hace bien o mal sin consecuencias. Tal mètodo de anàlisis global -que hoy podriamos considerar de tipo holistico- abria por entonces (1876) el gran camino a las «ciencias de la interacciòn» entre sistemas heterogeneos y paralelos en vias de formulaciòn hoy admitidos universalmente y asumidos por el movimiento ecologista.
De aquellos postulados extraemos la razòn de que el ideal humano no consiste en «ganar al otro» o «vencer a la naturaleza» ni poseer o tener màs, sino en la trascendencia del Ser y el Hacer. Si tener màs es un signo de ignorancia matemàtica – al no saber contar los obstàculos- el Ser deberia facilitar en cambio nuestra misiòn històrica, aplicàndose a la realizaciòn de actividades màs adecuadas a la aptitudes de cada cual, sabiendo ya conscientemente que el Hacer participa plenamente al reconocimiento social del bien comùn.
Es a la luz de esta idea de «la naturaleza general de las cosas» y una vez por todas desembarazados del materialismo vulgar que podemos entender correctamente el lema que sosttiene «de cual segùn sus capacidades, a cada cual segùn sus necesidades».
Ya Engels y Marx estaban en desacuerdo con que la escuela enseñe cosas totalmente inùtiles. Y que a los niños se les haga trabajar a jornadas completas en fàbricas, tanto como que se dedicasen sòlo a estudiar, desconectados del mundo productivo real.
«La jornada escolar, unilateral e improductiva (…) aumenta inùtilmente el trabajo de los profesores, no sòlo haciendo perder sin fruto a los niños su tiempo, salud y energìa, sino debilitàndolos en grado màximo» (…)
En una carta personal dirigida a Feuerbach en 1844, Marx recogia ya parcialmente algunas apreciaciones de Fourrier sobre la naturaleza humana y «su misiòn en el orden universal de cosas». Citando textualmente a Fourrier en su introducciòn, dice:
«El hombre se muestra enteramente en sus pasiones…¿Ya viò usted alguien que piense por pensar, que recuerde por recordarse, que se imagine algo por imaginàrselo, que quiera por querer?. ¿Le vino alguna vez a la cabeza algo parecido? Seguro que no». Es por eso que, dice ahora Marx «la fuerza fundamental de la naturaleza y de la sociedad, surgiria, segùn Fourrier, de la atracciòn màgica, apasionada, irreflexiva «; asi como «todo lo que existe (hombres, plantas, animales, el globo terrestre) recibiò la suma de fuerzas correspondientes a su misiòn en el orden universal de cosas».
«De ahi -replica marx- deducimos que las atracciones son proporcionales a los destinos (…). Todas estas tesis aparecen de tal modo, como si los Franceses quisieran oponer deliberadamente «sus pasiones» a «los actos puros» del pensamiento Alemàn…La gente piensa por pensar, etc».
En el mètodo analitico de Marx -antes que para ciertos marxistas o anti-marxistas- el hombre y su medio son al contrario el resultado històrico de un conjunto de relaciones inter-dependientes (alimentaciòn, trabajo, modo y relaciones de producciòn, sistema de poderes, cultura, relaciones personales, construcciòn de redes mùltiples, ciclos naturales) cuarteadas por un duelo constante de interferencias, antagonismos y afinidades.
El imperativo unificador de los hechos sociales con los fenòmenos de la vida natural queda claramente planteado en sus «manuscritos de economia y filosofia» anteponiendo a cualquier otro principio el que:
«todas las ciencias deben fundirse con la naturaleza. Una doctrina sigue siendo sòlo una hipòtesis mientras no se encuentre su base natural». Las ciencias de la naturaleza deberàn «subsumir igualmente en el futuro a la ciencias del hombre, asi como la ciencia del hombre a la ciencias de la naturaleza. Sòlo habrà una ciencia».

Asi Engels y Marx se negaron a oponer espiritu y materia, elaboraciòn teòrica y experimentaciòn, gran estrategia y pràctica. Y cuando se trataba de luchar no perdìan tiempo formando comitès de defensa de la baba de caracol, asimismo fuese preciso defenderla. Intentaron sobre todo dar forma al movimiento internacional màs vasto de la historia, contra todas las injusticias del mundo.
La obra y los propòsitos de nuestra pareja fueron lo bastante deformados como para que yo no intente aqui restituir algunos aspectos escenciales y originales de su pensamiento.
Tanto la base humanista de Marx y Engels como el rigor cientifico, unidos a la metodologìa interdisciplinaria que caracterizò el proceder analitico, hubiesen llevado con el tiempo a nuestros hombres por los caminos del eco-socialismo.
A la luz de nuestros grandes problemas actuales y de los mùltiples frentes de batalla globales, Engels y Marx serian hoy ecologistas ya que:
«cada època històrica tiene sus propias leyes. Tan pronto como la vida supera una fase determinada de su desarrollo, empieza a estar presidida por leyes distintas. Al cambiar el desarrollo de la capacidad productiva cambian también las relaciones sociales y las leyes que nos rigen» (bis, El Capital)
Siguiendo esta linea predictiva, por «ecologismo integral», «socio-ecologismo» o «socialismo ecologista» entenderìan el trabajo revolucionario por la liberaciòn de toda la especie humana y no a favor de la sola causa del proletariado en un «momento puntual de la historia».
Es en este sentido que el mundo alternativo deberà reorientar sus tareas de refundaciòn, rechazando violentamente:
«esa idea absurda -y a contra-natura- de una oposiciòn insuperable entre espiritu y materia, hombre y naturaleza, alma y cuerpo… idea muy extendida en Europa desde la decadencia de la antiguedad clàsica y que tuvo en el cristianismo su momento de desarrollo màs alto».

Dedicarnos a reconstituir el tejido orgànico de las solidaridades humanas y los equilibrios ecològicos -la ecologìa politica y social- seria ya una misiòn revolucionaria de avanzada para los Marxistas en los nuevos tiempos de «resumen totalitario» que corren. Revolucionaria y digna del ùnico movimiento politico defensor de una sintesis dinàmica impregnante entre lo rojo y lo verde, el uno en el otro; y los dos fundidos en un proyecto autogestionario, ya que los dos son parte de un solo y ùnico proyecto.

Raùl ARANCIBIA
miembro de la mesa ejecutiva nacional de «Les Alternatifs» – Francia

Abril 1990 (primer versiòn). Versiòn resumida publicada en la revista semanal Francesa «rouge & vert» n°58, Diciembre 1990. Dossier «socialisme-écologie-autogestion».

Fuentes:

1. Conversaciones personales con Maximilien Rubel, historiador y traductor Francés de K. Marx
2. El capital. Karl Marx
3. Manuscritos de economia y filosofia . Marx
4. Anti-dühring. Engels.
5. Grundisse. Marx
6. La sagrada familia. Marx & Engels.
7. Dialèctica de la naturaleza. F. Engels
8. Carta de Marx a Feuerbach ( 11-08-44 )
9. Las ilusiones del liberalismo. Obras Escogidas (1). Marx.
10. Pàginas de Karl Marx: «pour une ethique socialiste». Presentadas por Maximilien Rubel.