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La economía de los incendios

Fuentes: www.portaldelmedioambiente.com

Al igual que sucede con el entramado de la droga, existe una trama económica que se nutre con los incendios forestales. Es la economía del incendio, implantada en toda la Península Ibérica y fortalecida especialmente en Andalucía por la gestión de la Consejería de Medio Ambiente, con el apoyo inestimable de algunas empresas, como TRAGSA […]

Al igual que sucede con el entramado de la droga, existe una trama económica que se nutre con los incendios forestales. Es la economía del incendio, implantada en toda la Península Ibérica y fortalecida especialmente en Andalucía por la gestión de la Consejería de Medio Ambiente, con el apoyo inestimable de algunas empresas, como TRAGSA y EGMASA.

 

La Consejería de Medio Ambiente viene vinculando las contrataciones de personal a los incendios forestales, de modo que los puestos de trabajo están directamente relacionados con la quema de los montes. Si los montes continúan ardiendo, los contratos se prorrogan. Pero aún hay más, porque el incendio revitaliza la economía, es decir que mientras que los múltiples beneficios que obtenemos de los montes no mueven cuentas bancarias (favorecer la lluvia, impedir la erosión, recargar los acuíferos, amortiguar el clima, albergar especies animales y vegetales, etc.), si el monte arde sí que circula el dinero por éstas. Además de las contrataciones del INFOCA, para apagar, se contratan hidroaviones, helicópteros, empresas de suministros de bombas y productos químicos para sofocar las llamas, empresas de maquinaria pesada para abrir pistar forestales, personal para la saca de madera, que alimenta a un enjambre de empresas, madereras y papeleras, se recalifican los terrenos y se contratan, también, empresas de viveros y repoblaciones… Todo un tinglado económico, cada vez con mayor implantación, que coronan las empresas TRAGSA Y EGMASA, y otras colaboradoras, que entran a saco con lo quemado y lo no quemado…incluso talando y haciendo desaparecer, ya puestos, algún espécimen cotizado, como es el caso de un enebro milenario que había quedado fuera del área de un incendio, en Guajar Alto, provincia de Granada.

Cada hectárea de monte que se apaga cuesta a los bolsillos de los contribuyentes 4.500 euros. Si tenemos en cuenta que frecuentemente se apaga cuando ya no queda nada que quemar es un coste, económico y ambiental, demasiado alto.

La dramática situación que atraviesen nuestros montes, abocados a desaparecer en algunos años si este ritmo de destrucción se mantiene, es un exponente del desastre de la gestión forestal de la Junta de Andalucía, que comienza por robar el agua de los montes, dejándolos secos como la yesca, para desviarla hacia los complejos urbanísticos y turísticos y termina por implantar toda una economía basada en el incendio forestal. Se olvida lo obvio, que hay que cuidar los montes durante todo el año, realizando labores de prevención y de protección de sus recursos (como el mencionado del agua), manteniendo limpios los cortafuegos y empleando a personal que conozca bien el terreno, lo que no suele suceder con todos los empleados del INFOCA. Porque la mejor gestión es aquella que evita que el incendio se desencadene. Una vez producido debe ser atajado por quienes trabajan en el monte durante todo el año y lo conocen bien, están dotados de medios adecuados,…y no se van a ver beneficiados por el incendio. Teniendo en cuenta que si el fuego no se controla en los primeros veinte minutos, se va de las manos.

Hace unos días criticábamos que la Consejera de Medio Ambiente celebrara con énfasis que las más de treinta mil hectáreas calcinadas el verano anterior en los incendios forestales de Huelva y Sevilla hubieran dejado sus beneficios, a través de 129 empresas que se llevaron la madera.

Nos estamos quejando del calor y de que no llueve mientras quienes tienen que velar por nuestro medio ambiente continúan sirviendo a intereses espúreos, con absoluta impunidad. Porque el incendio no puede tener beneficiarios. Y si no se desmantela esa trama de intereses existente en torno al fuego los montes continuarán ardiendo… aunque cada vez queda menos que quemar.

Purificación González de la Blanca, Cofundadora de AGADÉN y CODA