La ertzantza ha cargado en Sopela contra los asistentes al acto de bienvenida a los presos Iontxu Etxegarai y Gabi Basañez causando varios contusionados y por lo menos cuatro heridos. Un joven ha recibido porrazos en la cabeza que lo han dejado sangrando de la misma. Otro vecino ha recibido un fuerte golpe en el […]
La ertzantza ha cargado en Sopela contra los asistentes al acto de bienvenida a los presos Iontxu Etxegarai y Gabi Basañez causando varios contusionados y por lo menos cuatro heridos. Un joven ha recibido porrazos en la cabeza que lo han dejado sangrando de la misma. Otro vecino ha recibido un fuerte golpe en el brazo y ha ido al hospital, hay dos personas mas que han recibido fuertes golpes en cabeza y brazos.
Todo ha comenzado en la encartelada a favor de los presos de cada lunes. La policía tras rodear a los asistentes les ha obligado retirar las fotos de los presos y han dicho los presentes que no admitirian que se realizara el homenaje, han asegurado que si se realizaba el lunch en un local cerrado no habría problema.
Tras terminar la concentración los cerca de 200 asistentes se han dirigido a la Herriko de Sopela para que los presos recién salidos pudieran retirar su foto; en el interior del local y tras entregarles un ramo de flores y cantarse un bertso se procedía a leer un saludo cuando han llegado los policías ordenando que se apagara un pequeño altavoz que estaba colocado en la ventana; nadie sabia como hacerlo y los policías han apartado a un concejal del pueblo para identificarlo, ante las protestas de la gente y al grito de «uno dos y tres» han cargado a porrazos y con disparos contra las personas congregadas.
Con posterioridad han entrado en el local y tras identificar a varios presentes uno de ellos el recién liberado Ión, tanto dentro como fuera han arrancado y se han llevado la pancarta colgada en el exterior; después se han colocado a ambos lados de la calle y entonces las personas asistentes han podido entrar al local donde por fin los presos políticos recién liberados han podido retirar sus fotos entre los aplausos de la gente.