1. Compromís, una fuerza política valenciana de izquierda, presentó en 2009 una moción en el pleno del Ayuntamiento valenciano -Rita Barberà es la comandante en jefe del consistorio- para retirar al dictador golpista Francisco Franco el título de alcalde honorífico de Valencia. Lo seguía conservando 34 años después de su muerte. Ningún caso similar en […]
1. Compromís, una fuerza política valenciana de izquierda, presentó en 2009 una moción en el pleno del Ayuntamiento valenciano -Rita Barberà es la comandante en jefe del consistorio- para retirar al dictador golpista Francisco Franco el título de alcalde honorífico de Valencia. Lo seguía conservando 34 años después de su muerte. Ningún caso similar en ningún otro país del mundo [1].
El PP, con mayoría absoluta, rechazó la propuesta. «Chorradas» de la izquierda. Los de los «trajes» de Camps y compinches no están para sandeces.
1.1. Si no ando errado, ninguna fuerza habría presentado antes una moción similar.
2. 29 de julio de 2011: Compromís volvió a presentar la moción: retirada la distinción honorífica al responsable último del asesinado de Puig Antich y Julián Grimau.
3. La argumentación usada por Compromís en su exposición de motivos: mantener la distinción 33 años después [2011] de la Constitución atentaba claramente contra el ordenamiento jurídico español.
3.1. Es obvio, por supuesto, que no era eso, que no era sólo eso. Compromis no es, ni de lejos, la vanguardia de la izquierda europea. Años-luz ese cáliz de sus dirigentes y militantes. Algo así como Die Grünen, pero con un poco de color rosado (por ahora, veremos el futuro que acostumbra a estar abierto) y con algo más de osadía en sus iniciativas.
3.2. Pero es igual: no es la finalidad de esta nota y pido disculpas anticipadas por posibles errores en mi crítica.
4. Argumento del PP, del Partido de Aznar, Botella, Aguirre y Fraga (que en paz no descanse), un argumento que probablemente tiene pase garantizado a la historia universal de la infamia y es ejemplo paradigmático de falacia ad nauseam et ad vomitem para próximos manuales de la materia [2]: no era necesario retirar el honor al general golpista porque había muerto. ¡Cómo han leído! No había que retirar, por tanto, ningún honor concedido a Hitler o a Mussolini en 1949 o 1962 porque ya habían fallecido.
4.1. El argumento, el mismo agumento, fue esgrimido en 2009 y en 2011. Sin vergüenza en el rostro, impasible el ademán, con el brazo a punto de levantar, con chulería en la mirada. ¡Los de derechas somos así de chulos! ¿Hay dudas sobre quien manda realmente en esta y en todas las plazas españolas-ñoñas?
5. Compromís, que no se cortó ni un pelo (¡bien, muy bien!) presentó un recurso ante los juzgados valencianos.
6. La juez María Amparo Ivars Marín, del juzgado de lo contencioso-administrativo número 5 de la ciudad valenciana, ha ordenado retirar el título de alcalde honorífico al guionista de «Raza», al colega de Hitler y Mussolini.
6.1. La lucha de clases en el seno del aparato judicial sigue dando algún resultado sorprendente. ¡Hay que dar batallas que parecen perdidas!
7. Declaraciones del Vicealcalde valenciano, Alfonso Grau: procederemos a retirar el título tan pronto como el expediente esté finalizado.
7.1. Veremos en qué queda el compromiso cuando llegue el momento y qué harán para prolongarlo.
8. Declaraciones de Joan Ribó, portavoz de Compromís: «estamos muy contentos, ya era hora que Valencia no tuviera que padecer una democracia tan ligada a la dictadura». No se lució, no siempre acierta uno.
8.1. Según la escuela valenciana-leibziana de filosofía, Ribó no tuvo ese día su mejor día, no fue la suya la mejor de las declaraciones concebibles. Valencia, como muchas otras ciudades españolas, con honores o sin honores franquistas, siguen sufriendo una democracia muy ligada a la dictadura fascista franquista.
9. Un nudo complementario esencial: la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha denunciado la renovación del título de Marqués que el golpista general asesino concedió a otro general asesino no menos golpista y fascista, Queipo del Llano. Una de sus declaraciones: «Impondré un durísimo castigo para callar a esos idiotas congéneres de Azaña. Faculto a todos los ciudadanos a que cuando se tropiecen a uno de esos sujetos lo callen de un tiro. O me lo traigan a mi, que yo se lo pegaré» [3].
10. Ha sido Alberto Ruiz-Gallardón, el ministro de Injusticia del gobierno Rajoy, la antigua esperanza blanca de la derechona española, el político fino de las formas cuidadas, el político culto aficionado a la ópera, al que arremete salvajemente y sin ningún atisbo de piedad, amparándose en suaves sendas de «humanismo» y protección «de los más débiles», contra el derecho al aborto, es él, don Ruiz-Gallardón, quien ha firmado la expedición del título de Marqués. Así, pues, el nieto del criminal general fascista asesino conserva el título otorgado a su abuelo Queipo del Llano por el dictador africanista. ¿Queda claro? ¿Alguna duda?
11. ¿Hay o no hay vencedores y vencidos?
Esta es una de las caras, y en ningún caso la de menor importancia, de este nuevo protectorado alemán en clara bancarrota económica, política y social al que algunos siguen llamando España.
¿Hay alguna esperanza? Sí: el «no pasarán» de La Pasionaria que recientemente recordaba Sabino Cuadra en el mal llamado «Parlamento» español y el «A la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo» de aquel poeta e ingeniero inolvidable al que tanto quisimos y del que tanto aprendimos: Gabriel Celaya.
Notas:
[1] Sara Velert, «Una juez obliga a Rita Barberá a retirar el título de alcalde honorario a Franco». El País, 1 de agosto de 2012, p. 14.
[2] Un ejemplo, excelente donde los haya, de estos manuales de argumentación que es, por supuesto, mucho más que un manual al uso: Montserrat Bordes Solanas, Las trampas de Circe: falacias lógicas y argumentación informal, Cátedra, Madrid, 2011. Prólogo de Douglas Walton.
[3] Tomado del artículo de Sara Velart.
Salvador López Arnal es nieto del delincuente, reo de rebelión militar, el trabajador cenetista asesinado en Mayo de 1939 en el Camp de la Bota de Barcelona, José Arnal Cerezuelo.
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