En el contexto actual de una supuesta «mejora económica» continúa el aumento de la distancia social entre la clase media-alta y la mayoría social de las clases populares y trabajadoras que sufre la crisis. Las políticas antisociales del gobierno de Rajoy, el cual afirma que «hemos superado la crisis económica», la profundización del modelo neoliberal […]
En el contexto actual de una supuesta «mejora económica» continúa el aumento de la distancia social entre la clase media-alta y la mayoría social de las clases populares y trabajadoras que sufre la crisis. Las políticas antisociales del gobierno de Rajoy, el cual afirma que «hemos superado la crisis económica», la profundización del modelo neoliberal y su fanatismo de mercado y la generación de una matriz de opinión contra las clases populares y trabajadoras, estigmatizando la pobreza, son las bases políticas del Partido Popular.
El informe «Expulsión social y recuperación económica: análisis y perspectivas 2016» de la fundación FOESSA facilita una radiografía de la evolución del desempleo, las desigualdades, la exclusión social y la pobreza desde el 2009, año en que se producen los primeros impactos sociales de la crisis, y el periodo 2014-2016, donde los datos económicos y de desempleo empiezan a cambiar. El informe establece que las desigualdades han aumentado en el periodo analizado, que los ingresos de los hogares se han reducido en más de un 10%, destacando que las rentas medias han disminuido y que las rentas más bajas se han derrumbado. El estudio también concreta que ha aumentado el riesgo de pobreza a nivel estatal y que los datos de los hogares con todos sus miembros activos en paro son peores que las de los niveles anteriores a 2009. Por otro lado, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2016 la tasa de paro en el Estado español se sitúa en el 20% con más de 4’5 millones de personas sin empleo. Estos datos constatan un descenso del nivel de desempleo respecto a los últimos años, no obstante todavía superiores a las tasas del 2009. Una mayor ocupación pero de peor calidad consecuencia directa de un cambio de modelo laboral facilitado por las últimas reformas laborales donde mayoritariamente el empleo que se genera es temporal (90%) y precario, con bajos salarios y peores condiciones laborales, y donde el fenómeno de los trabajadores pobres, personas que a pesar de tener un trabajo están por debajo del umbral de la pobreza, se está extendiendo.
Los datos constatan que las políticas públicas de gestión de la crisis económica aplicadas por el gobierno del PP han acentuado las desigualdades entre las diferentes clases sociales, aumentado el riesgo de exclusión social y de pobreza y precarizado el trabajo. Una situación que responde al modelo social de los conservadores, favorable a los intereses de los más ricos y criminalizador de la pobreza. Una pobreza que no surge del nada ni se deriva del comportamiento individual de las personas sino que es consecuencia directa de un modelo social y de unas políticas públicas determinadas que favorecen a unos pocos y empobrecen a la mayoría. Al respecto, el escritor Owen Jones denuncia en su libro «Chavs: la demonización de la clase obrera» que la élite política y los medios de comunicación han estigmatizado a la clase trabajadora creando una serie de estereotipos negativos de la misma a expensas del mito del mérito individual. El ejemplo más deplorable es el de «quien permanece a la pobreza a pesar de que la economía mejora». Paradigma de estereotipo para estigmatizar las ayudas sociales y utilizado para trasladar la responsabilidad de la situación de precariedad generalizada al área personal de cada individuo.
Esta criminalización de los de abajo se acompaña de la generación de opinión favorable a la máxima neoliberal de que la riqueza la crea quien más tiene y que la mejora de esta clase social revertirá en toda la sociedad. Al respecto un alto dirigente de los populares afirmaba que la «economía se está recuperando gracias al esfuerzo de los que más tienen». La mejora de los macroindicadors económicos no repercute por sí sola en la mejora del bienestar y de las condiciones de vida de la mayoría de la población, esto es otro mito del neoliberalismo.
Para revertir las desigualdades, la precariedad y la pobreza a través de políticas redistributivas y de garantía de derechos que mejoren la cohesión social y faciliten el impulso de proyectos de vida dignos es imprescindible una población movilizada que exija la puesta en marcha de estas políticas públicas y gobiernos progresistas que las lleven a cabo sin olvidar qué intereses defienden.
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