La consumación final del acto que acaba con la experiencia de la vía catalana acaba de materializarse. La decisión del President del Principat de expulsar a los consellers de ERC del gobierno ha supuesto el acta de defunción del tripartito. Los movimientos de fichas en torno al proyecto del gobierno catalán llevaba tiempo abocando a […]
La consumación final del acto que acaba con la experiencia de la vía catalana acaba de materializarse. La decisión del President del Principat de expulsar a los consellers de ERC del gobierno ha supuesto el acta de defunción del tripartito.
Los movimientos de fichas en torno al proyecto del gobierno catalán llevaba tiempo abocando a éste a una difícil salida. Los intereses y maniobras que desde Madrid y algunos sectores de la llamada «ala dura» del PSC unidos a la colaboración de los conservadores de CiU han propiciado el nuevo escenario que tiene que hacer frente la política institucional del Principat.
Técnicamente, con la expulsión de los consellers de ERC probablemente el partido republicano opte por abandonar en masa el gobierno, con lo que más de doscientas personas dejarían sus cargos institucionales, afectando principalmente a áreas tan importantes como educación o bienestar social. A partir de aquí ERC esperará a la reunión de su ejecutiva para decidir la postura a adoptar ante el futuro gobierno de la Generalitat, y que a tenor de las declaraciones de algunos dirigentes del partido ya 2no volverá a ser lo mismo, en todos los sentidos», anticipando obviamente un cambio de la postura de ERC no sólo ante la política catalana sino probablemente también en relación al estado español.
Algunos analistas señalan que en la campaña del Estatut y seguramente también en la próxima contienda electoral, el propio Zapatero sea objeto de los ataques que desde ERC se puedan articular para denunciar los pactos que a espalda de la mayoría catalana se han gestado en Madrid y el incumplimiento de las promesas que el presidente español realizó en su día sobre la capacidad de decisión del Parlament del Principat.
Probablemente la conjunción de los factores antes señalados ha motivado este nuevo escenario. En un principio parece que tanto Maragall como el propio Zapatero no estaban por la labor de abocar el tripartito a esta situación. Pero las posturas de los sectores más duros y contrarios a Esquerra del PSC forzando este escenario y también las exigencias lanzadas en la misma dirección desde la dirección de CiU han traído finalmente esta situación.
Inestabilidad
Probablemente la característica principal de los próximos meses en torno al gobierno catalán estará en torno a la inestabilidad. Todas las formaciones parlamentarias están estudiando detenidamente los pasos a dar en el futuro. Desde CiU se ha llegado a proponer bajo la mesa una especie de «apoyo» sutil al gobern hasta la celebración del referéndum del 18 de junio. Iniciativa por su parte se reúne este sábado para analizar la situación, y no sería de extrañar que evalúe su posición dentro del gobern ante la nueva coyuntura que se crea y con la vista puesta ya en clave electoral.
El abanico de los posibles escenarios que se avecinan no deja lugar para una situación estable. Probablemente nos encontremos ante un gobierno en minoría que cuente con apoyos puntuales o tácticos por parte de CiU. El primer reto que debe afrontar Maragall es la propia reordenación de su gobierno, buscando que los actuales consellers se repartan las carteras de ERC o bien sumar nuevas caras al gobierno. En estos seis meses que quedan antes de la cita electoral (legalmente no es posible celebrar las elecciones ya que el 18 de junio tendrá lugar el referéndum del Estatut) muchos de los proyectos que defendía el gobierno tendrán que desecharse y la imagen que finalmente llegue a la ciudadanía no será nada positiva.
Es más que evidente además que de cara al futuro este movimiento protagonizado por Maragall supone el certificado de defunción del tripartito, aunque en política «todo es posible» es muy difícil que ERC apueste en el futuro por reeditar esta fórmula de gobierno. A primera vista parece que la estrategia de Mas y CiU es la que puede salir beneficiada, eso sí por encima de los intereses de la mayoría de la ciudadanía del Pricipat, o al menos de los sectores soberanistas.
Todas las formaciones están ya en clave electoral, y probablemente ya han empezado los análisis para adivinar o predecir la postura de cada una de ellas tras las mismas. Uno de los escenarios que cobra más fuerza sería el de un gobierno en manos de CiU con un apoyo colateral del PSC. Los conservadores catalanes no han ocultado que su prioridad es el partido y la «gestión», al tiempo que no descartan tener un ministro en el gobierno español, probablemente el dirigente de Unió, Duran i Lleida, que de esta forma aceptaría gustoso el regalo para «olvidar los desplantes que le dirigido recientemente su socio de coalición».
Los socialistas catalanes, o al menos un sector de ellos y parte de la dirección estatal, sin admitirlo públicamente no verían con malos ojos una derrota de Maragall, siempre que este sea el candidato final del PSC, pues significaría su retirada definitiva de la escena política.
Lección
A pesar del acoso mediático al que se ha visto sometida ERC, el partido republicano puede presumir de haber dado una verdadera lección de democracia (en el sentido occidental de la palabra) al resto de formaciones políticas. Mientras que la mayoría de partidos políticos actuales se llenan la boca con la palabra democracia, su uso interno deja bastante que desear.
Hoy en día asistimos a un sistema político donde la mayoría de los partidos políticos se han convertido en organizaciones sin apenas militantes, y cuando éstos proponen algo, la decisión de las ejecutivas es la que siempre se impone. ERC ha sido capaz de echar marcha atrás la decisión de sus dirigentes porque así se lo han solicitado sus bases en un verdadero ejercicio democrático. Desde los voceros del resto de formaciones se les ha llegado a acusar de inmaduros, irresponsables, irrealistas…cuando en realidad esa actitud sería la que ellos deberían defender, pero pro desgracia asistimos a una situación donde la perversión de los términos predomina sobre el verdadero sentido de los mismos.
A partir de ahora ERC tiene ante sí un importante reto, ver si es capaz de mantener el espectro electoral que les apoyó en las anteriores elecciones y repetir resultados. Será interesante saber también cómo ha podido afectar este fracaso del tripartito a la población del Principat, que tendrá repercusiones negativas para los tres socios.
La valentía de ERC para ir más allá de los intereses partidistas y optar por un rechazo del proyecto de Estatut que es fruto de los arreglo de un partido catalán y el gobierno español le debe servir para comenzar a articular una alternativa soberanista que sepa recoger o confluir con las iniciativas soberanistas e independentistas que los últimos meses han protagonizado importantes movilizaciones sociales en defensa del «derecho a decidir».
Si las declaraciones de los dirigentes republicanos señalando que ya no caben «nuevos proyectos estatutarios», mostrando que las vías estatutarias están agotadas, y demuestran nuevamente la decisión de caminar hacia delante junto con esas otras sensibilidades sociales podemos estar asistiendo a la configuración de un polo político y social que puede tener un importante potencial a medio y largo plazo.
Y mientras tanto ya queda menos para el referéndum estatutario…
* Txente Rekondo. Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN).