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La historia «verdadera»

Fuentes: Rebelión

De aprobarse la ley Wert, entre sus víctimas estarían determinadas asignaturas, además del sistema educativo y el alumnado. El anteproyecto utiliza dos caminos para devaluar el currículo: la apuesta por «volver a lo básico«, con unos contenidos mínimos y elementales para la mano de obra de un mercado de trabajo precario y en rotación; por […]


De aprobarse la ley Wert, entre sus víctimas estarían determinadas asignaturas, además del sistema educativo y el alumnado. El anteproyecto utiliza dos caminos para devaluar el currículo: la apuesta por «volver a lo básico«, con unos contenidos mínimos y elementales para la mano de obra de un mercado de trabajo precario y en rotación; por otro lado, la reducción de las enseñanzas artísticas, clásicas, de economía, tecnología y de humanidades. También de la historia.

Cuando Aguirre y Aznar declaran a la vez que hay que enseñar la «historia verdadera» (además de leer y sumar), expresan el deseo de la derecha de manipular la historia (mantener el franquismo en los libros de texto) o, simplemente, de eliminarla. La ley Wert, en su art. 25, organiza 4º de la ESO como un curso orientador con tres vías: iniciación al bachillerato de ciencias, al de letras y a la formación profesional. Esto supone que todo el alumnado sólo cursará Educación Física, Lengua Castellana, Lengua Extranjera y Matemáticas.

La Historia Contemporánea Universal y de España que hoy se da en 4º de la ESO, se ofertaría como asignatura de modalidad y sólo se estudiaría en la vía orientada al bachillerato de letras. No sería materia obligatoria general ni optativa de oferta exigida. El alumnado que fuera a la FP, acabaría de ver toda la historia de su vida académica en 2º de ESO (13 años). Y los de la rama de ciencias no estudiarían historia hasta 2º de bachillerato y sólo de España. La mayoría, pues, se quedaría sin estudiar, por ejemplo, la revolución francesa, el imperialismo, la crisis del 29, los fascismos, las guerras mundiales, la descolonización, la guerra fría, la globalización, el 11-S o la historia del tiempo presente que es la que permite entender la situación actual. Tampoco sabrían nada de la España del siglo XIX, de la 2ª República, del franquismo o de la transición. Ni «verdadera» ni historia que valga. No interesa que haya ciudadanos formados, críticos y comprometidos con la mejora de su sociedad; se prefieren ignorantes y manipulables. Empobrecer el currículo es recortar la educación y la cultura. Y no hay que olvidar que es el conocimiento el que nos hace libres.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.