Está convocada una huelga general de enseñanza para el próximo 22 de mayo. Para todos los sectores: profesores/as, estudiantado, personal de consejería, trabajadores administrativos, alguno más que seguramente olvido, y trabajadores de limpieza si fuera el caso, si no hubiéramos permitido su privatización hace tiempo (otro inmenso error, de nuestros inmensos e imperdonables errores, por […]
Está convocada una huelga general de enseñanza para el próximo 22 de mayo. Para todos los sectores: profesores/as, estudiantado, personal de consejería, trabajadores administrativos, alguno más que seguramente olvido, y trabajadores de limpieza si fuera el caso, si no hubiéramos permitido su privatización hace tiempo (otro inmenso error, de nuestros inmensos e imperdonables errores, por ceder ante lo manifiestamente injusto) [1].
Los motivos se agolpan, uno tras otro. No hace falta detallarlos. Añado uno eso sí que, por ahora, según creo, sólo afectará a la comunidad catalana a partir del próximo curso. No hace falta ser un adivino social, bola mágico-científica incluida, para apuntar, con escasa posibilidad de error, que la medida se extenderá a otros territorios y se incrementará su cuantía. Se trata de apretar y apretar hasta que el cuerpo almado -de los otros, de los más desfavorecidos- aguante. Parece imposible, parece una exageración, pero el regreso al pasado, a los años ochenta o incluso antes, está en el orden del día del golpe institucional neoliberal y de los gobiernos serviles que le dan cobertura y aliento (y de los sectores sociales que aplauden entusiasmados entonando, si es el caso, el himno dels segadors).
El gobierno de los mejores privatizadores, ese gobierno de euroveguistas sin alma y sin columna, uno de los peores gobiernos de pingos almidonados catalanes de todos los tiempos, no sólo de los últimos treinta y tantos años añado para aclarar el período histórico, ha decidido que los estudiantes de ciclos formativos de grado superior paguen una matrícula -le llaman a veces «tasa» para ocultar la infamia con falsos ropajes- de 360 euros anuales [2]. Por ahora, así lo ha declarado la consejera de Enseñanza Irene Rigau, quien en una clara demostración de su holgada posición de clase (¡a ellos-ellas estas cantidades ni les rozan! Una cena familiar en Can Calvet) ha declarado que el «nuevo canon» (¡nuevo canon!) es una primera matrícula modesta (ahora si es matrícula) sin descartar, y el punto es muy importante, un aumento en el futuro [3].
Quieren probar sus efectos, afirman. Los puedo anunciar yo si quieren y les ahorro la espera: algunos jóvenes de familias muy tocadas no podrán matricularse en los ciclos. Pongamos una familia con dos hijos en edad de ciclos superiores: algunas, y no pocas, no dispondrán de los 800 o más euros necesarios para pagar la matrícula. Consecuencia: algunos jóvenes de origen proletario se quedarán en los ciclos de grado medio. De hecho, desengañémonos, no les importa en demasía: les sobran miles y miles de jóvenes en paro con una excelente preparación técnica. ¡A quién les importa un bledo su situación y su no-futuro! ¿No son acaso esclavos asalariados? ¿No son, como dijo aquel razonable, prudente e incluso moderado revolucionario de Tréveris, el ejército industrial de reserva? Pues eso.
Puede ser que no les salgan las cuentas o que hayan calculado mal, habrá qué mirar qué ocurre por ejemplo con los alumnos que repitan asignaturas o incluso cursos, pero la Generalitat espera recaudar el próximo año unos 15,7 millones de euros por esta partida. Como máximo añaden. La recaudación podrá ser mayor dentro de dos años cuando un descuento provisional ya no tenga efecto [4] y, sobre todo, si elevan la tarifa como todo parece indicar. ¡Como en los viejos tiempos! Los suyos ya van a Aula y estudian en ESADE, como Urdangarin, Torres y unos cuantos consejeros de ese infame gobierno Mas + Mas-Colell y personal restante de la misma ralea. Como cantaba aquella horrible Alaska de los años ochenta: ¡Y a mi qué me importa lo que tú pienses!
¿Qué capas sociales van a abonar esos 14, 15 o 16 millones de euros, ese nuevo impuesto para hablar con meridiana claridad? La pregunta es elemental: las familias trabajadoras (en un 90% cuanto menos) de las que son miembros la mayoría de los jóvenes que estudian ciclos. Mientras tanto, y para mayor ignominia, la contrarreforma fiscal, una de las primeras medidas de este gobierno de privatizadores euroveguistas, aquella infame ley que hizo que las grandes familias catalanas no pagarán impuestos de sucesiones, sigue vigente.
¡Regalo unos 400 millones de euros anuales a las capas privilegiadas catalanas, a los Millet, a los Mas, a los Fainé, a los Brufau, a los Molins, a los Fernández Díaz, a los Maragall, y quito 15 o 16 millones anuales (por ahora y sin sumar el escándalo del aumento de las tasas universitarias) a sectores sociales que lo están pasando peor que mal, con el agua al cuello y con la espada del despido de Damocles a punto de atizar o habiendo ya cortado cabezas inocentes. ¿Verdad qué se entiende bien aquello que carácter de clase de gobiernos e instituciones?
Nos sobran motivos, pues, para hacer que este 22 de mayo las calles, plazas, institutos, colegios y universidades se llenen de un NO rotundo a este desmantelamiento de la educación pública y este atentado abyecto a los derechos y dignidad de la ciudadanía. Es necesario, como gritó García Lorca, que las ciudades tiemblen ante la fuerza de nuestras razones y de nuestra indignación. ¡A la calle que ya es hora, otra vez, de pasearnos cuerpo y dejar claro que anunciamos algo nuevo! Algo nuevo que nosotros podemos imaginar pero ellos no: están imposibilitados por su codicia insaciable. La civilización del capital los ha hecho así: monstruos vivientes que mueren y matan en vida.
PS: Otro acto de barbarie más, altamente significativo: un editorial del matutino diario monárquico global -«Enseñanza movilizada» [5]- recuerda que: «[..] En el informe sobre «Actualización del programa de estabilización» enviado por el Gobierno a Bruselas se prevé que el gasto público en educación descienda de aquí a 2015 nada menos que un punto del PIB, es decir, desde el 4,9% actual al 3,9%» [la cursiva es mía] Se habla, por tanto, de un decremento de la partida de gastos en educación pública de un 20,1%, más de la quinta parte del actual presupuesto, que, desde luego, jamás ha estado -a pesar de su variabilidad por comunidades autónomas- entre los más altos de Europa. ¿Podemos imaginarnos las consecuencias de una reducción de esa cuantía?
Notas:
[1] Hace unos 35 años, en la presentación de las CC.OO de enseñanza en el Aula Magna de la UB, Manuel Sacristán y sus compañeros, Teresa Rodríguez, Giulia Adinolfi, Miguel Candel, Joaquín Miras, Paco Fernández Buey y Joan Tafalla entre otras y otros, citaba el sector de las trabajadoras de la limpieza como ejemplo de sector a defender de forma prioritaria. Ante el dilema de luchar por el sueldo privilegiado de un catedrático y las condiciones laborales de una mujer de la limpieza (entonces todos los trabajadores del sector eran mujeres), no había duda alguna. ¡Tal como éramos, no tal como hemos sido ni como somos!
[2] Se sumarán a los 100 euros de gastos de matriculación que, por término medio, pagan los estudiantes de Barcelona y su área metropolitana. Creo que es menor en Lérida y en otras comarcas catalanas.
[3] El País, 19 de mayo de 2012, p. 1 (edición Catalunya).
[4] Descuento de un 50% a los alumnos que ya están cursando estudios en sus próximas matrículas.
[5] «Enseñanza movilizada», El País, 21 de mayo de 2012, p. 34
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