Recomiendo:
0

Joan Saura será senador de la coalición ICV-EUiA

La implacable voluntad de poder de la organización ecosocialista

Fuentes: Rebelión

Manifiesto de entrada lo que me parece esencial en estos momentos en el ámbito de las fuerzas y colectivos que se identifican, no por pose o cálculo interesado, con los valores de la izquierda. El sosiego, la tranquilidad, dejar en paz la casa y los alrededores de las gentes y organizaciones que no han claudicado […]

Manifiesto de entrada lo que me parece esencial en estos momentos en el ámbito de las fuerzas y colectivos que se identifican, no por pose o cálculo interesado, con los valores de la izquierda. El sosiego, la tranquilidad, dejar en paz la casa y los alrededores de las gentes y organizaciones que no han claudicado en momentos, en duros momentos, donde la resistencia y la unidad de todas y todos es más necesaria que nunca. Todo sectarismo, todo dogmatismo cerril, toda consideración de que «yo soy el Lenin-Guevara del momento» es inadmisible, un suicidio. Ahora, más que nunca, abona directa o indirectamente las sendas y tentáculos de un enemigo, que no adversario, envalentonado, imparable, insaciable, en pie de guerra, que como el rayo hernandiano, pero a la inversa, no cesa ni un instante en sus propósitos. Lo quiere todo y lo quiere ya.

Aprendí esta prudente norma hace unos 25 años. Lo leí y se lo oí decir a un maestro de la izquierda. No es necesario decir el nombre. Se lo he seguido oyendo a uno de sus grandes discípulos, a Francisco Fernández Buey. Pero contradiciéndome, como buen (o mal) ex maoísta, déjenme que yo mismo transgreda esa prudente y necesaria consideración basándome en una información, que supongo correcta, que ha aparecido en la prensa del jueves 16 de diciembre de este 2010.

ICV, una formación que se autodefine como «ecosocialista», que propaga y publicita nuevas formas de hacer política y que se aleja de todo lo que suene o huele a tradición comunista como si de la misma peste negra no superada se tratara, decidió el pasado lunes, 13 de diciembre, rompiendo acuerdos previos -¿para que están los pactos sino para romperlos cuando mejor se estime, aun cuanto la otra parte haya tenido un comportamiento (ingenuamente) impecable?-, que el escaño en el Senado por designación autonómica, tras las elecciones del 28-N en las que la coalición perdió, a pesar de los nuevos votantes que provenían de las filas del PSOE, unos 65.000 votos, un 20% de su anterior electorado, y dos diputados en el Parlamento catalán, el escaño en el Senado, decía, pasaría a corresponder a ICV. Según parece, añadieron una coletilla con abierta chulería: «Y no hay marcha atrás».

¿Y quién es ese nuevo senador de ICV? Efectivamente, la pregunta es innecesaria, el muy honorable ex conseller de Interior Joan Saura. Me retiro de la primera línea de fuego político pero no me retiro; dejo un cargo institucional pero cojo otro; recibo un generoso salario y paso a recibir otro no menos remunerado. El poder, aunque sea ridículo decirlo, soy yo y mi coalición. Los otros, esa nota insignificante a pie de págna del tomo XVI de mis memorias de político profesional incansable, son unos pringaos, unos frikis. No se enteran aunque se creen muy listos. ¿No han oído hablar del realismo sucio? De eso se trata. ¿No lo practican ellos mismos con esmero y éxito, y con escasa prudencia, en el seno de su misma organización? ¡Que les pregunten a los del PSUC-viu y afines dónde quedan sus propuestas, a ver qué cuentan!

No solo es eso, no sólo se trata del Senado. ICV quiere replantear el reparto de cargos. Con la pérdida de dos diputados, 10 en lugar de 12, hay menos tarta para todos y ya se sabe las consecuencias de la ley inexorable de los codos, la prioridad, el mando y el volumen físico: el que llega el último, el buenín-tontito o el que tiene menos agallas (es decir, menos bemoles en jerga de reuniones a calzón bajado) se queda sin postre. Joan Josep Nuet, el secretario general del PCC, uno de los senadores de la coalición, un forjado joven político profesional a la vieja usanza, se queda sin cargo. El nunca suficientemente valorado y estimado Joan Saura y su coalición se quedan con todas las ganancias: toma el poder y corre veloz. Han tomado nota hace tiempo de ello. Madrid está más cerca que nunca, a tres horas de AVE. Y cuando toca, que no es siempre, y cuando hay que ir, que tampoco es necesario pasarse. No vayamos de puretas. Los tiempos exigentes ya pasaron.

EUiA ha hablado de deslealtad -¡qué menos»- y de ruptura de acuerdos internos que según decían, ellos, los de ICV, estaban blindados jurídicamente ante notario para evitar rupturas de los otros, de los que siempre se dividen por esa coma, por aquel punto o por esa nueva vindicación en un programa que no es papel de no usar y tirar para ellos. ICV ahora, en cambio, no considera el pacto un compromiso firmado. Nada de eso. Era simplemente una «condición». ¡Una condición! Ni necesaria ni suficiente, que ahora, claro está, debe revisarse. Los sofistas se quedaron cortos. Protágoras, Pródico, Gorgias deben revolcarse de placer en sus tumbas. Sus alumnos les superan ampliamente. My ampliamente.

Pero, en definitiva, ¿pasa algo? No pasa nada, cualquiera levanta la voz. Estas son las nuevas formas de hacer política, la democratización ciudadana, la izquierda que va en serio, el ecologismo no aparente, que pregonan todos los días del año, e incluso las fiestas de guardar, excluyendo el Primero de Mayo of course, los dirigentes de ICV, incluyendo entre ellos, su flamante nuevo secretario general, el joven lobito bueno Joan Herrera.

En un ejercicio de difícil calificación cortés, fuentes de ICV han llamado a la tranquilidad. La nave va y debe seguir navegando. Han subrayado, además, que ambos socios -¿»socios» es el término adecuado?- deben expresar «la voluntad de seguir juntos, porque se necesitan». Realismo fangoso en estado puro. Aunque yo te ahogue, ordene y mande, tú conmigo, hasta el fin del mundo, hasta el infinito y más allá. Como los matrimonios tradicionales: no se querían, incluso se odiaban un poquito, pero seguían juntos, hasta morir en falso como dicen que mueren los que han mentido mucho.

¿Cómo hay que llamar eso? Correlación de fuerzas, voluntad de poder, ubicación en el sol y escaño que más calienta y que más beneficios otorga, deslealtad potencialmente previsible. Podemos escoger. «Sin piedad» es un buen título. No lo es «La sal de la tierra».

¿Tendría EUiA que romper una coalición que, de hecho, ya ha sido rota tras la decisión tomada por la dirección de ICV? No, no es necesario. Incluso no es conveniente. Ya lo hará ICV. En las próximas elecciones generales, anunciado está en diversos e interesados medios, se presentará (o intentará presentarse) coaligada con otras fuerzas del ámbito verde y afín disputando votos, escaños y diputados a sus «socios» de coalición, a Izquierda Unda, los que generosamente le han cedido eurodiputados y una hegemonía política incontestada en el seno de la coalición catalana, incluso ordenaban pegar porrazos y manporros a estudiantes rebeldes en las calles de Barcelona.

Fin de la narración. Títulos de crédito: la implacable voluntad del poder de una organización ecosocialista. Nietzsche contra la democracia es el título de un ensayo imprescindible de Nicolás González Varela.

Nota:

[1] Juanma Romero, «Estalla la crisis en la coalición ICV-IU». Público, 16 de diciembre de 2010, p. 20.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.