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La impostura del género

Fuentes: Diagonal

Reflexiones sobre el tratamiento teatral de las identidades sexuales y de género a partir de ‘Anatomía Queer’, el montaje que la compañía Dante Teatro presentó en el X Ciclo Versión Original de la Sala DT Espacio Escénico de Madrid.

Valiosa apuesta la de la compañía Dante Teatro que dirige Adolfo Simón al intentar convertir identidades políticas en identidades artísticas. Y valiosa la trayectoria del DT Espacio Escénico, una de las pocas salas de teatro y danza en Madrid que interactúan con el barrio del que forma parte, Chueca, más allá de la marca y negocio que instrumentaliza el movimiento de lesbianas, gais, trans, y bisexuales (LGTB)

Si en 2010 tuvimos el gusto de ver SAE (Seres Altamente Evolucionados), una experiencia trans-escénica con cuatro performers de lujo (Alira Araneta, Nayra Citroen, Juana Ramos y Dani Hoyo), este año hemos visto Anatomía Queer, dentro del X Ciclo Versión Original que organiza cada año la sala DT y que forma parte a su vez del Festival Visible.

Este «viaje sobre juegos de identidad», como lo define la compañía en el blog que han creado para el proyecto, es un monólogo que se despieza en un recorrido plástico y audiovisual. El público pasa por la planta calle del teatro, donde hay una mesa con imágenes de partes de cuerpos humanos que pueden combinar como quieran.

Pero el montaje nos espera en el sótano del teatro. Los sótanos son lugares interesantes (físicos y simbólicos) para rascar de la superficie apariencias, acuerdos y normas. Allí una actriz andrógina se mueve entre un montón de ropa, juega con el vestuario, baila y se viste de hombre, bigote y gomina incluidos.

La artista que encarna el trabajo se llama Elena Esparcia. Su cuerpo radia una presencia fresca, honesta, poderosa. Miradas, gestos, emociones compartidas con su audiencia en cada movimiento y giro de nuca, directas, o a través del espejo. El espejo que nos devuelve el paisaje múltiple y fluctuante que todas llevamos dentro.

Seguimos al jovencito seductor hasta la barra de un bar, donde habla mientras cambia su traje por un vestido y tacones. Los bigotes y los tacones son una gran combinación que siempre funciona. Junto a la actriz caminamos a otra estancia. Nos espera una escena del absurdo con la voz del filósofo Beatriz Preciado de fondo. Esparcia explica, esquema morfológico en mano, la esencia del ser humano. Nos reímos, y disfrutamos de la parodia a la autoridad científica.

Pasamos por una instalación plástica de maniquíes enredados con espino. Ambiente bélico y de muerte en el que la actriz se sumerge para hacer un cuadro viviente. Terminamos en otra sala, con un vídeo de postporno francés que rompe la línea poética precedente y que nos deja con el interrogante de un (no) final abierto. La actriz toma una ducha y nos invita después a un agua de Valencia. Que cada una entienda lo que quiera, me digo.

Pero después de ver la obra-performance vuelvo a preguntas que formulé en un especial sobre la diversidad en escena publicado en la revista Primer Acto: ¿Cómo construye el teatro las nociones del yo? ¿Cómo se representan los roles sociales de hombre o mujer? ¿Cómo se reconocen los individuos en su condición masculina, femenina, trans o queer?

Anatomía Queer defiende una reivindicación fundamental (la autoasignación de la identidad), y su montaje vale la pena, pero la obra no acaba de mostrar la multiplicidad (irreductible) de las identidades sexuales y de género, utiliza recursos conocidos del cabaret y de los espectáculos transformistas, y por tanto cómodos hoy para cuestionar las categorías hombre/mujer, y la falsa dualidad que éstas nos imponen.

Más allá de la sexualidad

Desde mi punto de vista, el personaje que vemos en Anatomía Queer es una construcción aislada. No sabemos de dónde viene, qué hace, con quién se relaciona, de qué vive, dónde vive… Es un@ adolescente en transformación que busca su propia identidad, sí. Pero la transformación del cuerpo va más allá del bigote, de las tetas o del paquete, ¿no?

Los cuerpos políticos -que emergen de nuestros cuerpos físicos con múltiples identidades sexuales y de género- pierden parte de su potencial transformador si no se contextualizan y se relacionan con otros parámetros que atraviesan la vida y que construyen también las identidades.

En la mayoría de las performances que tocan el tema queer veo cuerpos blancos, jóvenes, delgados, con envoltorios modernos, que hablan de formas diferentes de entender los afectos, los deseos, la sexualidad, y que se relacionan con otros cuerpos blancos, jóvenes, delgados…

Y pienso que me gustaría ver en el teatro más cuerpos viejos, negros, mestizos, migrantes, rurales, trabajando, hipotecados, cuerpos que cuidan otros cuerpos y que hablan de otras formas de entender los afectos, los deseos, la sexualidad…

Me gustaría ver en escena otros cuerpos del feminismo que desmontan la impostura del género y que no son glamorosos, como dice la teórica Mariluz Esteban, y que yo también los considero queer.

Más allá del interés de reseña que puede tener este texto, subyace aquí un deseo personal de ver otras formas escénicas de abordar lo queer. Aunque siempre es más fácil escribir o hablar desde fuera, que encarnar lo que se dice desde el escenario, me podría decir, con razón, el equipo de Dante Teatro.

Para terminar, quizás es interesante incluir una explicación muy sintética (e incluso sesgada) de la teoría y movimiento queer, que explotan la categoría de ‘género’ inventada por la ciencia médica en los años ’40 del siglo XX para repensar las identidades fuera del marco normativo que impone una separación binaria de los seres humanos, construida sobre la idea de la complementariedad de la pareja heterosexual. Que hay una escala infinita de grises inclasificables entre el blanco y el negro, vaya.

Ciclo Versión Original DT Espacio Escénico, Madrid 7, 8 y 9 de julio de 2011 a las 20:30h Dentro del VII Festival Visible

Compañía Dante A.C. Dirección: Adolfo Simón. Ayundante de dirección: Nico Grijalba de la Calle. Interpretación: Elena Esparcia. Coreógrafa: Yara Paz. Iluminación: Susana Romero

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/La-impostura-del-genero.html