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La infame y peligrosísima catástrofe de British Petroleum en el Golfo de México

Fuentes: images.ask.com

  Hoy más que nunca es urgente hablar de las implicaciones y consecuencias de los desastrosos derrames petroleros (y de aceites, gases y otras sustancias químicas nocivas) llevados a cabo principalmente por las grandes corporaciones petroleras trasnacionales como ChevronTexaco de E.U.A; Repsol de España; la Shell de E.U.A.; ExxonMobil de E.U.A.; British Petroleum de Reino […]

 

Hoy más que nunca es urgente hablar de las implicaciones y consecuencias de los desastrosos derrames petroleros (y de aceites, gases y otras sustancias químicas nocivas) llevados a cabo principalmente por las grandes corporaciones petroleras trasnacionales como ChevronTexaco de E.U.A; Repsol de España; la Shell de E.U.A.; ExxonMobil de E.U.A.; British Petroleum de Reino Unido; Total, de Francia; Statoil, de Noruega; Emi, de Italia; Conoco Phillips de E.U.A., etc. Ellas se han convertido en una verdadera plaga maquínica contaminadora de mares, ríos y ecosistemas en los litorales o en los océanos. Por dar dos ejemplos iniciales: las comunidades indígenas ecuatorianas que han sido severamente afectados durante décadas por la contaminación en la selva amazónica causada por la petrolera Chevron y lo que ha pasado entre septiembre de 2004 y el mismo mes de 2005, donde hubo 447 derrames de petróleo en Comodoro Rivadavia. En esa zona de la provincia argentina existen en total algo más de 15.000 pozos activos, de los cuales 2.400 se encuentran alrededor de la ciudad. Las principales manchas de petróleo se podían observar en los acantilados costeros, donde los derrames fueron mayores. Esto significa, más de uno por día. La mitad es por fallas por corrosión de conductos; el resto, por fallas en los materiales o por distintas negligencias operativas. Una investigación sobre responsabilidades en el caso de derrames plantea que 12 por ciento de los derrames se originarían en accidentes de barcos. Y agrega que las plataformas petroleras vierten unas 130.000 toneladas anuales al mar. Cada año, los océanos del mundo son contaminados por entre 3 y 4 millones de toneladas de hidrocarburos1.

Otros ejemplos históricos de derrames son: 1) Derrame del Torrey Canyon En 1967 en Francia, encalla al sur de Cournailles el petrolero Torrey Canyon y derrama 110.000 tns. de petróleo crudo, provocando gravísimos daños ecológicos en las costas del Canal de la Mancha. 2) Accidente del Métula En 1974 encalla en el estrecho de Magallanes, en el Atlántico sur, el petrolero Metula. La varadura, consecuencia de un error en las cartas de navegación, ocurre en jurisdicción de Chile y provoca un derrame de cerca de 53.000 toneladas de petróleo crudo. 3) Encallamiento y derrame del Exxon-Valdez El 24 de marzo de 1989, en el Golfo, frente a las costas, de Alaska, en el estrecho Príncipe William, encalla el superpetrolero Exxon Valdez provocando un grave derrame de cerca de 42.000 toneladas de crudo cuyas consecuencias han afectado durante más de dos décadas el ecosistema de la región2. 4) Derrame de petróleo en Araucaria, Brasil En julio de 2000 un importante derrame de petróleo en el sur de Brasil contaminó ríos de la cuenca del Iguazú amenazando llegar hasta las cataratas del mismo nombre. El derrame estimado en 4.000.000 de litros de petróleo se produjo en la refinería Getulio Vargas operada por la empresa brasileña Petrobras ubicada en la localidad de Araucaria, en el estado de Paraná. La emergencia obligó a movilizar numerosos equipos de defensa civil, seguridad y expertos en la neutralización y recuperación de hidrocarburos en la lucha por circunscribir el avance de la mancha de petróleo que pocas horas más tarde se había desplegado a lo largo de 42 kilómetros por el río Barigui hacia el rio Iguazú. 5) Derrame en las islas Galápagos. El 19 de enero de 2001 el buque tanque Jessica produce un derrame de más de medio millón de litros de combustible luego de encallar, debido a un error de navegación, en las inmediaciones de la isla San Cristóbal. El buque de mediano porte realizaba un abastecimiento de rutina de combustible a las islas. La amenaza de contaminación a uno de los más importantes santuarios naturales de aves, tortugas e iguanas del mundo lleva a requerir a Ecuador la asistencia en las tareas de recuperación a grupos especializados de otros países. 6) Vertido de hidrocarburos del Prestige sobre las costas de Galicia. En noviembre de 2002 el tanquero naufraga a 240 kilómetros de sus costas mientras es remolcado más adentro con daños importantes vertiendo la mayor parte de las 70.000 tns. de fuel oil que transporta. Las costas de Asturias, Cantabria y en particular Galicia resultan gravemente afectadas paralizándose su industria pesquera y sufriendo la embestida de la marea negra en sus rías durante más de dos meses3.

Pero el desastre petrolero más atroz de toda la historia es el producido el 30 de abril de 2010 por el estallido del pozo de aguas profundas (1500 metros submarinos) y el hundimiento de la plataforma petrolera Deepwater horizon que explotaba la British Petroleum (BP); ello no sólo por la muerte de 12 personas, las decenas de heridos, el abatimiento a los pescadores, la aniquilación de los pueblos turísticos y los daños materiales y ecológicos del megaderrame del crudo color mierda a los ecosistemas estadunidenses del norte del Golfo de México (playas, costas, litorales, manglares, pantanos, arrecifes, islas, ríos, marismas, etc.), a grado tal que fue calificado como «el ataque más devastador a los Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001»4. Sino por las gravísimas consecuencias ecológicas y económicas a corto, mediano y largo plazo5 a escala de todo el ecosistema del planeta Tierra. Veamos: En el día en que escribo esto, salió una nota en el diario La Jornada que señala que.

      El gobierno de Estados Unidos autorizó este lunes a BP a que mantenga cerrado el pozo de petróleo averiado en el Golfo de México durante 24 horas más para realizar pruebas, a pesar de que expertos detectaron posibles filtraciones en el fondo del mar. El almirante Thad Allen, encargado de la administración de Barack Obama para poner punto final al peor desastre medioambiental en la historia de Estados Unidos, adoptó la decisión luego de conversaciones con científicos del gobierno federal y autoridades de BP sobre una filtración junto al pozo y rastros de metano. Las señales de alerta se prendieron el domingo luego de la aparición de burbujas en el sitio, a pesar de que BP dijo que no creía que fuesen provocados por hidrocarburos. Mientras que Allen descartó la remoción inmediata del nuevo tapón, que logró parar el flujo por primera vez desde abril, ordenó a BP tener pronto un plan de emergencia ante su posible reapertura. En una carta al director de BP el domingo, aseguró que la compañía británica debía informar al gobierno antes de cuatro horas de la existencia de filtraciones cuando sean detectadas e incrementó la preocupación sobre los «índices de presión»6.

Es decir, no hay ninguna seguridad de que se haya controlado la colosal, alarmante y escandalosa fuga de petróleo y gas que va -según algunos cálculos moderados- del orden de hasta 689 millones de litros (182 millones de galones) de petróleo7 y 340 millones de metros cúbicos (12 mil millones de pies cúbicos) de gas natural; porque al parecer los efectos desastrosos rebasan por mucho lo reportado oficialmente por los gobiernos (principalmente de Estados Unidos) y las trasnacionales petroleras (principalmente BP); se sabe que estos organismos se solapan y cubren mutuamente pues vetaron y amenazaron a los medios de comunicación si se acercaban del epicentro de operaciones, principalmente el gobierno federal de los E.U.A. les advirtió a mediados de julio, con multas de 40,000 dólares por cada infracción y la posibilidad de arrestos por delitos mayores.

Antes de enlistar las terribles y hasta apocalípticas consecuencias que expertos independientes prevén por el desastre provocado solapado por BP y la burocracia del gobierno de los Estados Unidos, vamos a revisar brevemente en que ha consistido su co-responsabilidad y su colusión. Para empezar el gobierno norteamericano desde administraciones atrás, sabía que BP había sido responsable de graves derrames petroleros como el de marzo de 2006 en Prudhoe Bay, Alaska, considerado en su momento el segundo después del Exxon Valdez. La administración de Baby Bush sólo multó a la trasnacional con 20 millones de dólares, cuando la EPA (Agencia Ambiental de Estados Unidos) recomendaba multar a la empresa con 672 millones de dólares. También dentro de la administración de Bush Jr., la Agencia Federal encargada de regular la industria de petróleo en Estados Unidos, el Servicio de Manejo de Minerales (MMS por sus siglas en inglés) profundizó su corrupción, pues no llevó a cabo los análisis ambientales pertinentes para dar los permisos necesarios para la perforación y la construcción de infraestructura petrolera en sus territorios a las trasnacionales, por el contario agilizó la obtención de permisos, además concretamente permitió aprobar operaciones peligrosas de BP casi sin seguros ambientales. Conocedor de esta situación Barack Obama durante el inicio de su gestión prometió reformar la MMS, pero sin prisas, pues para él no había «urgencia», así Ken Salazar el Secretario del Interior designado por Obama, sabedor de los riesgos de las perforaciones en aguas profundas no ordenó nuevas guías y evaluaciones ambientales y tampoco ordenó el freno a dichas perforaciones desmedidas, sino que las subió a niveles record y dejó a cargo de la MMS a lacayos de la industria petrolera. Después de conocer las primeras dimensiones del desastre provocado por la trasnacional británica, Obama llevó a cabo una «moratoria» de perforaciones en sólo 33 operaciones submarinas, lo que cerró el 1% del total de los pozos en el Golfo; ante lo cual el propio Salazar se ufanó de que la moratoria no iba a afectar la producción que continuaría en 5 mil 106 pozos, incluyendo 591 en aguas profundas. Pero no sólo eso, sino que como nos enfatiza Tim Dickinson en la revista Rolling Stone:

      Lo más perturbador es que el gobierno ha permitido a BP continuar con su producción en aguas profundas en la plataforma Atlantis -una de las más grandes del mundo− a sólo 240 km de la costa de Louisiana, en aguas casi 600 metros más profundas que aquéllas en las que se encuentra el Deepwater Horizon. Según documentos del Congreso, a la plataforma le faltan certificaciones requeridas de hasta 90% de sus partes submarinas -una falla que según documentos de BP, puede llevar a errores «errores catastróficos»−8.

Pero todavía hay más, ya que todo esto se ha permitido tras la mea culpa y el reconocimiento de B. Obama a finales de mayo de que: «Absolutamente yo tomo la responsabilidad, me equivoqué al creer que las empresas petroleras podían con los peores casos», es decir, reconoció que había sido muy crédulo (e indudablemente cómplice y aliado) de los gigantes petroleros9.

Pasemos ahora a las terribles y apocalípticas consecuencias medioambientales.

A mediados de mayo, casi un mes después del estallido de la Deepwater Horizon, el diario The New York Times reportó que las «invasoras» manchas de crudo submarinas tendrían una longitud hasta de 16 kilómetros, un ancho de 6 kilómetros y una altura de 100 metros: «Es alarmante la cantidad de petróleo en el fondo del mar, en comparación con lo que vemos en la superficie», aseguró la investigadora Samatha Joye, de la Universidad de Georgia10. Ochenta y siete días después del 20 de abril, a más de 900 metros de profundidad oceanógrafos y geoquímicos de la Universidad de California revisaron las aguas en un radio de 10 kilómetros en torno a la boca del derrame y hallaron que los niveles de gas natural eran ¡100 mil veces superiores a lo normal!. También se hallaron focos de perturbación a lo largo del sector norte del Golfo de México que se extienden desde las profundidades marinas a mil 500 metros en el lugar del derrame hasta la plataforma continental frente a Alabama y las aguas costaneras poco profundas en los pantanos de Luisiana; gran parte del derrame se descompuso en partículas diminutas de dispersantes químicos en la boca del pozo, además transporta microorganismos a lo largo de grandes distancias; todo lo cual significa que los efectos del derrame podrían ser mucho mayores que lo que se supuso días antes. Igualmente un grupo de científicos advirtió que el derrame alteraba la red alimenticia marina al matar y contaminar algunas criaturas, acelerar el crecimiento de otras más adaptadas a un ambiente alterado y hacer proliferar microorganismos que consumen petróleo y gas, es decir a inmediato, a mediato y a largo plazo, modificar la red alimenticia ecosistémica de todos los seres vivos (micros y macros), introducir contaminantes y tóxicos y provocar mutaciones incontroladas11.

Pero allí no para el peligro y la infamia, están más que comprobadas profundas y kilométricas (de más de 45 kilómetros) grietas y fisuras provocadas por fuertes presiones por donde han escapado gas metano, benceno, sulfuro de hidrógeno y otros gases tóxicos, informes filtrados por oceanólogos y trabajadores, indican que los estratos superiores del lecho marino están sucumbiendo ante dichas presiones cada vez mayores, expandiéndose por miles de kilómetros cuadrados del área que rodea la boca del pozo de BP y subiendo 10 metros. Expertos han calculado que el pozo −antes de la campana de 75 toneladas que instaló el 15 de julio la corrupta trasnacional British Petroleum− arrojaba un 60% de petróleo y un 40% de metano y la presión de este peligrosísimo gas en la boca del pozo había aumentado «aterradoramente» a 2,722 atmósferas y lo más alarmante es que se calcula que los niveles de metano en el agua son casi ¡un millón de veces más de lo normal!12. Basándose en la teoría de la extinción de metano del ingeniero bioquímico Gregory Ryskin, el analista Terrence Aym plantea la existencia de una gigantesca burbuja de metano de aproximadamente 32 kilómetros en la región donde estalló el Deepwater Horizon, y esboza las siguientes consecuencias apocalípticas.

      Si la burbuja estalla con fuerza titánica desde el lecho marino hacia el Golfo, todo barco, plataforma de perforación y estructura dentro de la región de la burbuja se hundirán inmediatamente. Todos los trabajadores, ingenieros, personal del Servicio de Guardacostas y biólogos marinos que participan en la operación de rescate morirán instantáneamente. Luego el fondo del océano colapsará, desplazando instantáneamente hasta 150,000 millones de metros cúbicos de agua o más y creando un elevado tsunami supersónico que aniquilará todo a lo largo de la costa y hasta bien adentro del interior. Como una explosión termonuclear, una ola atmosférica de alta presión podría preceder la ola marina arrasando todo a su paso antes de la llegada del agua. Cuando llegue el estruendoso tsunami barrerá todo lo que quede13.

Y esta factible ruptura apocalíptica de la burbuja de metano sería producto de insaciable sed de ganancias de las petroleras trasnacionales y las lacayas autoridades gubernamentales-estatales norteamericanas. ¿Y las autoridades del gobierno mexicano que han hecho y hacen al respecto? Sobre todo a sabiendas de que los nefastos efectos del megaderrame llegarán pronto a territorio mexicano, la respuesta de las autoridades mexicanas es demasiado lenta y puramente declarativa solicitando al Gobierno Estadounidense una indagatoria transparente, aún cuando en la Comisión Permanente se ha señalado que el Gobierno mexicano debe demandar a la empresa British Petroleum en caso de que vertido dañe la economía nacional (¡pero esto es más que evidente!). El presidente espurio Calderón declarando que descarta riesgos graves para el territorio nacional, cuando las consecuencias desquiciadoras de los ecosistemas marinos y costeros mexicanos en la segunda quincena de Julio ya se empiezan a manifestar con la contaminación dispersadora del crudo y principalmente de las partículas químicas nocivas.

El estallido-hundimiento del Deepwater Horizon ha sido y es tan amenazante para los ecosistemas planetarios que se ha llegado a proponer que la único forma de detener la masiva fuga de petróleo y gases tóxicos es detonando el pozo ¡nuclearmente!, de lo contrario tardará 30 años en agotarse y arruinará así el Océano Atlántico. Esta propuesta de Anatoly Sagalevich del Instituto de Ocanología Shirsov de Rusia ante el diagnóstico de que la fractura es irreparable, está «fuera de control» y es en 18 sitios más14, no sólo es una «medida extraordinaria», sino es adelantar una medida absolutamente apocalíptica, pues el «coctél» metano-nuclear sería efectivamente «el fin del mundo». La única salida alternativa a estas alturas de gravedad catastrófica es detener la producción productivista petrolera que las hambrientas trasnacionales capitalistas llevan a cabo en la región y controlar el derramamiento a partir de un comité internacional transdisciplinario de expertos coordinados y apoyados por la ONU y sus instancias ecológicas.

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Fuente. http://images.ask.com