En el contexto actual de profunda crisis económica, en el que los presupuestos públicos sufren una importante disminución es de gran interés revisar a qué se están dedicando los escasos recursos económicos de las administraciones públicas y qué impacto tiene la elección presupuestaria, indudablemente política, sobre le economía española. El endeudamiento público español supera ya […]
En el contexto actual de profunda crisis económica, en el que los presupuestos públicos sufren una importante disminución es de gran interés revisar a qué se están dedicando los escasos recursos económicos de las administraciones públicas y qué impacto tiene la elección presupuestaria, indudablemente política, sobre le economía española.
El endeudamiento público español supera ya el 90% del PIB, lo que hace que la presión sobre el control del déficit es mayor. Todo ello alimenta la teoría, verdadera o falsa, del rescate de las finanzas públicas españolas por parte de Europa, lo que lleva a un endurecimiento de los recortes que hasta ahora han recaído sobre los pilares del Estado del bienestar (sanidad y educación).
Sin embargo, no aparece en el debate sobre el control del déficit, del endeudamiento y de los recortes el impacto del gasto militar, cuando probablemente sea la partida presupuestaria que recibiría con mayor consenso social un recorte. Por otra parte, la dificultad en el acceso al crédito y a la financiación en general de las pequeñas y medianas empresas es identificada como un factor clave que impide la recuperación económica. La actividad industrial militar consume buena parte de los ahora escasos recursos destinados a la financiación de la actividad económica. La banca española, pública y privada, dedica ingentes recursos a financiar la producción y venta de armas. Veamos a continuación el peso del gasto militar y la financiación de la industria armamentística en la economía española y su papel como freno de la recuperación económica.
El gasto y la deuda militar española
Dentro de las partidas de gasto más relevantes de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) encontramos cada año la dedicada al gasto militar. Su cálculo es siempre una cuestión controvertida ya que hay diferentes criterios para considerar qué partidas deben conformar el cálculo del gasto militar. El criterio del Gobierno español es el más restrictivo, con la clara intención de mostrar un gasto militar mucho menor del que realmente es efectuado, para su justificación de cara a la opinión pública. Otros criterios, como el de la OTAN incorporan otras partidas que hacen que el gasto militar de cada año sea realmente el doble del que podemos identificar según los datos facilitados por el gobierno. Más allá de lo que indica la OTAN hay partidas que podrían considerarse gastos militares, que debemos contabilizar para calcular con mayor exactitud el montante final dedicado a este concepto en los PGE. Un análisis del gasto militar y de su cálculo es mostrado en la tabla 1 en el que se comprueba el verdadero volumen de su impacto sobre las cuentas públicas. En el ejercicio de 2012 el gasto militar alcanzó el 1,80% del PIB y el 5,22% de los PGE, lo que supuso un incremento respecto al ejercicio anterior. Entre 2011 y 2012 el presupuesto de Defensa se convierte en quizá el único que aumenta.
Tabla 1. El gasto militar en España 2011-2012 (en millones de euros corrientes)
* Estimación calculada como media del período 2003-2012 Fuente: Centro Delàs de Estudios por la Paz www.centredelas.org (consultado el 10 de mayo de 2013)
Por otra parte, es importante mencionar uno de los elementos de mayor incidencia en el presupuesto militar, tanto por el volumen de recursos que consume cada año de las arcas públicas, como por la incidencia que tiene como grupo de presión en las políticas gubernamentales. Nos referimos a la industria militar, que consume cada año un cantidad ingente de recursos públicos no solo en lo que se refiere a la compra con dinero público de armamento sino también en lo que respecta a las ayudas a la I+D a través de la concesión de, créditos blandos, que desde que comenzaron a realizarse también desde el Ministerio de Industria en 1997 han acumulado solo de este ministerio 15.777,30 millones de euros. A lo que hay que añadir las medidas de apoyo de carácter comercial, económico y político de varios ministerios e incluso de las más altas instancias del Estado, difícilmente cuantificables. Por otra parte, la industria militar española e internacional recibe cada año importantes cuantías presupuestarias dedicadas a la compra de nuevos armamentos. España tiene firmados contratos que deben hacerse efectivos los próximos años por un valor de 30.728,51 millones de euros, lo que consumirá una buena parte de los escasos recursos públicos en detrimento de los necesarios gastos sociales, lo que bien puede denominarse como «la burbuja armamentística española». El caso del año 2012 es especialmente controvertido, ya que durante el mes de septiembre se aprobó un crédito extraordinario de 1782 millones de euros, no contabilizados inicialmente, para la adquisición de nuevo armamento para el ejército español. En 2013 Defensa planea pedir un crédito de 1000 millones para pagar armamento.
Finalmente, para aproximarnos al verdadero gasto militar realmente liquidado, a esta partida hay que sumarle el presupuesto destinado a las operaciones militares en el exterior que son prácticamente en su totalidad imputadas al Fondo de Contingencias. Solo en 2012 fueron 769,08 millones de euros. Defensa presupuesta anualmente un irrisorio montante de 14,36 millones de euros y al final del año añade una partida similar a la de 2012 proveniente del mencionado Fondo de Contingencias. En 2013 con toda probabilidad ocurrirá algo similar.
Como vemos existen unas nada despreciables diferencias entre el gasto militar inicialmente presupuestado y el efectivamente liquidado al final del ejercicio, que recurrentemente aumentan cada año los recursos públicos que consume la actividad militar, haciendo que el gasto militar un más que relevante peso en las cuentas públicas.
La financiación militar
Además, debemos tener en cuenta los recursos que consume el gasto militar que generan deuda y, por tanto, intereses de la deuda pública. La parte proporcional al gasto militar debe ser, por tanto, incluida en el gasto real militar español. En la tabla 1 aparece la estimación del Centro Delàs, con lo que observamos de qué manera cada año se destinan más de mil millones de euros a pagar los intereses de la deuda pública generada por el gasto militar.
A ello hay que añadir el apoyo financiero de la banca española, que contribuye al desarrollo y expansión de la industria militar mediante la concesión de créditos, emisión de bonos y pagarés, participaciones accionariales, gestión de fondos de inversión y financiación de exportaciones. Hay que tener en cuenta que en un contexto en el que el crédito a las Pymes está fuertemente restringido, la decisión de destinar el dinero de un banco a apoyar la industria militar, afecta indudablemente a la disponibilidad de estos recursos para la economía productiva.
Según el informe realizado por el Centro Delàs para Setem, al menos 30 empresas de armamento españolas recibieron apoyo financiero de 42 grandes bancos (españoles y extranjeros), bancos de tamaño reducido o mediano, cajas de ahorros ahora convertidas en bancos, con algunos grupos de cooperativas de crédito, con empresas de seguros y con intermediarias financieras. En el informe se revela que las maneras de financiar a la industria militar no son únicamente las que resultan más evidentes, por su relación directa entre el banco y la empresa de armas, sino que la industria militar recibe apoyo de los bancos a través de grandes transnacionales, empresas de capital riesgo, inversores particulares, infinidad de intermediarias financieras y SICAV.
El apoyo financiero que ha recibido el complejo militar-industrial español mediante participaciones accionariales, fondos de inversión y créditos desde 2007 muestra que se han desviado al menos 1.372.366.441 de euros al sector armamentístico (2.291.857.330 de euros, si contamos la participación de la SEPI en EADS). En concreto se identifican 736,60 millones de euros concedidos en créditos a la industria armamentística, 231,87 millones de euros en fondos de inversión y 1.323,38 millones de euros en participaciones accionariales (contabilizando solo aquellas de las que conocemos su valor real). Los bancos que han participado en el negocio armamentístico con mayor volumen de negocios y mayor presencia en empresas de armas españolas en el periodo 2007-2011 son, por orden de importancia: Bankia y Liberbank (cuya estimación según este informe en la industria militar es de cerca de más de 300 millones de euros para Bankia y de cerca de 90 millones de euros para Liberbank, debido principalmente a sus elevadas participaciones en Indra). A continuación aparece el Banco Santander, Caixabank, BBVA y Catalunya Caixa (cuya actividad dedicada en los últimos años a la industria militar española se puede estimar entre los 30 y los 40 millones de euros), seguidos por Banco Popular, Banco Sabadell, Ibercaja y Bankinter (que se encontrarían en la horquilla entre 20 y 30 millones de euros en armamento español).
Ranking de la banca armada en relación a la industria militar española 2007-2011
1. Bankia (>300 millones €)
2. Liberbank (> 80 millones €)
3. Banco Santander (>35 millones €)
4. Caixabank (>35 millones €)
5. BBVA (>30 millones €)
6. Catalunya Caixa (> 30 millones €)
7. Banco Popular (>25 millones €)
8. Banco Sabadell (> 20 millones €)
9. Ibercaja (≤ 20 millones €)
10. Bankinter (≤ 20 millones €)
Fuente: Calvo, Jordi y otros (2012) Inversiones que son la bomba, Setem y Centro Delàs, Madrid
En conclusión: la economía de Defensa es un lastre para la salida de la crisis
El sector militar depende principalmente del gasto militar que cada año es computado en los PGE. Sin embargo, al tratarse de un gasto socialmente controvertido sus partidas se encuentran ocultas en diversos ministerios. El criterio de gasto militar de la OTAN lleva a que en España se duplique cada año el presupuesto militar fácilmente computable a Defensa. Si además esperamos a saber el presupuesto finalmente liquidado, observamos que hay créditos extraordinarios y transferencias del Fondo de Contingencias que todavía aumentan más el gasto militar español. Con la situación de recortes en sanidad, educación, cultura, infraestructuras y otros gastos sociales que cuentan con el apoyo de la ciudadanía, es especialmente criticable que alrededor del 5% del presupuesto sea dedicado a menesteres militares.
Por otra parte, el gasto militar y la industria militar tienen un protagonismo ineludible en la generación de deuda pública, con el consiguiente impacto en el déficit de las cuentas públicas. Porque no hay que dejar de contabilizar los interés de la deuda pública destinados a financiar el gasto militar, porque las empresas de armas deben miles de millones al propio Estado en concepto de créditos de I+D, porque más de 30.000 millones de euros van a destinarse los próximos años a comprar nuevo armamento.
Finalmente, los bancos (públicos y privados) también juegan un relevante papel en el mantenimiento de la industria militar. Solo desde el año 2007 han apoyado financieramente con cerca de 2.300 millones de euros a las 9 principales empresas de armas de España. Si tenemos en cuenta la dificultad de acceder a esta información, podemos afirmar que esta cantidad tan solo es la punta del iceberg del apoyo de la banca española a la industria militar.
Por tanto, el estamento militar y la industria de armas reciben un trato especial por parte del gobierno y de las entidades financieras públicas y privadas. Miles de millones de euros son desviados cada año de la necesaria inversión social al gasto militar y a la producción de armas. El gasto militar se convierte, de este modo, en un lastre para la recuperación económica española. Salir de la crisis sin acabar con el Estado de bienestar requiere ineludiblemente un drástico cambio en las políticas de gasto militar y de apoyo a la industria de armas en España, que reduzca sensiblemente y de forma urgente los recursos económicos que el armamentismo y el militarismo consumen.