1.- Introducción.
Con la ruptura de las sociedades comunales y la apropiación por un reducido grupo de propietarios de la tierra y los medios de producción de bienes se hizo necesario la aparición del Estado para que pudiera asegurar los privilegios y la extracción impune de la riqueza por aquella clase dominante.
Desde finales del siglo XV y principios del siglo XVI, el modo de producción capitalista es el sistema económico social que domina en el mundo occidental. Las mercancías, entre ellas la fuerza de trabajo, adquieren un valor monetario. Las relaciones sociales para la producción de bienes y servicios con actores de intereses contrapuestos, por un lado, los capitalistas, los dueños de la tierra, el dinero, el comercio, y las fábricas, y por otro, los obreros, los dueños de la fuerza de trabajo.
La propiedad privada de los medios de producción requiere de la creación de una fuerza militar como un instrumento fundamental para que la esclavitud, la explotación, las guerras, las invasiones y saqueos coloniales garanticen la existencia y reproducción de las condiciones de vida de los propietarios.
De este modo se va conformando la unidad estructural entre lo militar y lo económico como un poderoso armazón estatal que a lo largo de la historia de la humanidad extiende y profundiza la división de las sociedades en clases, las desigualdades sociales y territoriales a la vez que interviene para silenciar y contrarrestar las fuerzas destructivas que emergen del interior de la misma.
Nuestro país no podía ser ajeno a estos proceso por el que todas las clases opresoras han ampliado y perfeccionado el conjunto de los elementos burocráticos-administrativos, culturales, militares y judiciales que constituyen el aparato del Estado, con gobiernos más o menos liberales, y en determinados periodos con gobiernos dictatoriales y fascistas, que han procurado aplacar y derrotar la rebelión y la lucha de las clases subalternas cuando estas han querido romper las limitaciones de su existencia.
2.- La lucha por el aparato del Estado.
A pesar de todo, las propias contradicciones del capitalismo generan la inestabilidad, imprevisibilidad y el caos que abren paso a la posibilidad de que fuerzas sociales internas acaben con la propiedad privada y las fuerzas destructivas que genera.Por eso, aunqueen la actualidad, en Extremadura, la lucha de clases no ofrece un panorama muy activo. Las clases dominantes viven muy tranquilas, haciendo negocios y ganando mucho dinero como nos recuerdan los medios de comunicación. Las clases trabajadoras sufren un continuo empobrecimiento generalizado. La contradicción interna entre capital y trabajo sigue insoluble y antes o después despertará con nuevos bríos.
La burguesía y la pequeña burguesía insaciables en su afán de ganancias, como es el caso de la fracción, propietaria de la Banca española, eliminan oficinas en nuestros pueblos y sigue un proceso de concentración, utilizando nuestra región para aportar muchos millones de euros de beneficios a sus bolsillos que en su mayor parte provienen de la subida del Euribor y su influencia directa en el coste de las hipotecas.
En términos generales, salvo pequeños grupos sociales que están dando la batalla y denunciando las amputaciones que se realiza en los servicios públicos de la sanidad y en la educación, así como algunas luchas laborales puntuales, en la sociedad regional se vive un periodo de adormecimiento, tremendamente alienada y mirando a todo lo que está sucediendo alrededor del fútbol, el teatro parlamentario relativo a la formación del gobierno, entretenida por los cientos de tertulianos que en los medios de comunicación vocean las decisiones que toman los políticos y parásitos que dominan la Jefatura del Estado; de tal modo que a la distracción colaboran activamente las organizaciones políticas y los aspirantes a presidir el gobierno.
El reflejo de la disputa por el control del aparato político-administrativo entre los dos bloques, el conservador (PP_VOX) y el que se denomina progresista (PSOE-SUMAR), se desvirtúa en los medios de comunicación como una dura batalla ideológica entre las izquierdas y las derechas, cuando ambas formaciones están al servicio de su majestad y los monopolios.
Las propuestas políticas y culturales de estos dos bloques de poder nos hacen concebir nulas esperanzas en cuanto a que sus acciones de gobierno vayan a mejorar el nivel de vida y el bienestar de las clases trabajadoras y sectores populares. Su camino está trazado por la línea servil a las clases dominantes y la monarquía.
A pesar de tanta palabrería de unos y otros, conservadores y socialdemócratas, hay pocas dudas acerca de las líneas generales que dominarán la política del nuevo gobierno que surja de toda esta comedia electoralista. El ritual de caras amables y simpáticas de quienes aspiran a ser ministros y ministras no ocultan la decisión trágica de seguir con sus excelentes prestaciones al imperialismo, a la OTAN y a la UE, con el suministro de armas y materiales para incrementar las matanzas humanas en la guerra.
La deuda del Estado seguirá creciendo, pero no para satisfacer necesidades básicas de la población en asuntos de viviendas, empleos, servicios públicos y ayudas sociales. Los fondos públicos que vienen de la UE, como préstamos o subvenciones, se seguirán orientando a la financiación de las grandes empresas, a los centros privados de enseñanza, a la Iglesia Católica para el fomento de la ideología reaccionaria y conservadora.
Ningún gobierno, conservador o progresista, va a detener la privatización de la asistencia sanitaria o de las prestaciones de la seguridad social, ni las reformas laborales y las reformas de las pensiones para saquear a las clases trabajadoras y pensionistas, respectivamente. Continuará el desprecio a la vida de los inmigrantes, consintiendo y ocultando las muertes en el mediterráneo y en las fronteras con Marruecos, y no se hará nada para detener la explotación esclavista y humillante de quienes se emplean en los trabajos más duros y peor pagados.
No cambiarán las políticas económicas para contener a la inflación y sus nefastas consecuencias sobre los ingresos de los sectores populares, tanto los que tienen un trabajo registrado como los que sobreviven en la economía sumergida o con míseras ayudas sociales y pensiones.
3.- El reflejo en Extremadura
Las repercusiones de las políticas estatales se reflejarán en nuestra región, de tal modo que seguiremos con el empobrecimiento general de la población y el nuevo gobierno regional de PP-VOX que intentará beneficiar sin paliativos a los sectores de la pequeña burguesía afianzada en el aparato administrativo y empresarial. Las medidas reaccionarias en aspectos relacionados con las ayudas sociales perjudicarán negativamente a lo sectores más débiles de la población trabajadora. En una sociedad como la extremeña, con un bajo nivel de desarrollo económico nos veremos sometidos además del olvido y la desidia del gobierno de la nación a una política regional retrógrada.
Así, los primeros indicios nos anuncian que el gobierno del PP está muy interesado en los regadíos, los toros y en la caza, asuntos que miran a la pequeña burguesía agrícola de la región. No faltará a todo el aliñado ideológico del paternalismo, la beneficencia para los pobres y la verborrea propia de la asistencia religiosa y la protección caritativa. En tiempos de VARA, las buenas palabras y la charlatanería eran el pan de cada día, no obstante, ahora todo tiene una forma más pura y un colorido gris.
Los grandes monopolios energéticos intensifican la instalación de plantas solares en nuestro territorio, arrancando viñas y olivos. Los empleos son temporales, de baja calidad y con salarios de miseria bajo la forma de subcontratas de subcontratas, repetidas varias veces, de la empresa contratista principal.
La explotación laboral en las grandes empresas se manifiesta en unas condiciones salarias míseras, con las horas extras que no se pagan y unas condiciones ambientales extremadamente peligrosas para la salud obrera.
La presencia de las grandes superficies hunde el negocio local y con plena libertad e impunidad saquean los bolsillos de la población con los precios de productos básicos, que manipulan cada vez que les da la gana.
Las viviendas se encarecen y aumentan las dificultades que tiene la población trabajadora para el acceso a los préstamos para la compra o el alquiler de vivienda. El Banco Central Europeo trabaja al servicio del capital, arruinando a las familias que sufren las subidas de los precios y los tipos de interés, al pretender evitar el daño sobre los grandes inversionistas financieros de la inflación, no sólo contraen la economía, sino que las hipotecas son cada vez más impagables y los desahucios no se detendrán.
4.- Por un Estado al servicio de la clase obrera
El capitalismo con sus crisis económicas, guerras, desastres ecológicos, la explotación laboral, el desempleo, la precariedad salarial, la falta de viviendas, repercuten sobre la sociedad extremeña acentuando la insatisfacción de las necesidades más básicas para la subsistencia de las personas, provocando el vaciamiento y hundimiento del mundo rural.
Las estructuras sociales están organizadas para provocar el sufrimiento de los pobres. Las políticas socialdemócratas están al servicio del enriquecimiento de la burguesía y pequeña burguesía. Para salir de la explotación y opresión es necesario otro tipo de Estado. Para ello es necesario extender la conciencia de clase y trabajar para la construcción de una poderosa fuerza social y política capaz de enfrentar y derrotar a este aparato del Estado que nos gobierna y administra como un instrumento del capital.
Nuestra obligación es la de seguir e impulsar la lucha que la humanidad trabajadora lleva realizando para recuperar la propiedad comunal de los medios de producción de bienes y servicios y avanzar hacia el socialismo, poniendo punto final a la propiedad privada de los grandes medios de producción.
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