El día 31 de Enero la ilusión de miles de ciudadanos se juntará en Madrid expresando la existencia de una voluntad colectiva en construcción que será la protagonista del cambio político que este año 2015 se producirá en España. Tras entrar en reflujo el ciclo movilizador «a la contra» que comenzó en 2011, creo totalmente […]
El día 31 de Enero la ilusión de miles de ciudadanos se juntará en Madrid expresando la existencia de una voluntad colectiva en construcción que será la protagonista del cambio político que este año 2015 se producirá en España.
Tras entrar en reflujo el ciclo movilizador «a la contra» que comenzó en 2011, creo totalmente necesario reconquistar la calle pero en un sentido diferente. Esta manifestación pretende subir un peldaño en términos cualitativos respecto a la multitud de movilizaciones que se produjeron a partir del 15M y el devenir de este en las mareas y las paralizaciones de miles de desahucios.
La ‘Marcha por el Cambio’ convocada por Podemos el 31 de Enero en Madrid pretende servir como traslación a la calle de una mayoría ciudadana que está dispuesta a disputar el poder político-institucional al bipartidismo. Con ella, queremos mostrar en la calle la ausencia en cualquiera de los dos grandes partidos de la casta de un proyecto de país viable. Su incapacidad para convencer y seducir mediante el discurso e incorporar a amplios sectores de la población a su proyecto.
Carl Schmitt decía que solo están en disposición de exigir obediencia y lealtad aquellos que, encontrándose en la cúspide y/o en la antesala del poder, puedan garantizar el bienestar de las gentes. Después de años de «disfrutar» de un estado del «medioestar» basado en una burbuja negada por los sabios que ahora alertan sobre los peligros de las propuestas de Podemos, la crisis financiera internacional ha sido aprovechada por los que ocupaban estas posiciones para replegar filas sobre sí mismos y mantener -incluso aumentar- sus privilegios a costa de convertir al país en una semicolonia de Alemania y condenar a la pobreza a millones de ciudadanos. La casta ya no puede ofrecer ni siquiera la sensación de protección futura a nuestro pueblo ni mucho menos garantizar un mínimo bienestar. Son incapaces de exigir obediencia y lealtad y de ofrecer horizonte de país viable.
Sin embargo, el objetivo prioritario de esta marcha es demostrar que, frente al modelo agotado de la casta que nos ha dejado como consecuencia un país dependiente y empobrecido, existe una mayoría ciudadana conformando un nuevo bloque histórico. Un bloque histórico que, partiendo de una multitud heterogénea de demandas incapaces de ser canalizadas ni por las instituciones ni por los actores contrasistémicos tradicionales, se está constituyendo en una identidad colectiva nueva a través de nuevas formas de reconocerse como un sujeto colectivo con capacidad de disputar el poder. Nuevos símbolos, nuevas formas de emocionarse en común, nuevos líderes que actúan como catalizadores y cohesionadores de todas esas insatisfacciones hasta hace poco desarticuladas. En definitiva, una nueva mayoría política en construcción. Mayoría heterogénea pero cohesionada en torno a un enemigo común a batir, la casta política y los intereses a los que esta sirve, y a un proyecto de país nuevo que está aún cimentándose pero que ya se sitúa en condiciones de ser alternativa real de poder al bipartidismo.
Un proyecto de país nuevo que, a grandes rasgos, coloque a la ciudadanía en primer plano en todos los ámbitos de la vida; entienda la economía como una disciplina supeditada a decisiones políticas y cuya principal finalidad sea garantizar una vida digna a todos los ciudadanos, y no como una ciencia por encima de deliberaciones y decisiones políticas cuyo carácter «técnico» sea usado como excusa para ahogar a la gente en la miseria; recupere la soberanía popular para que sea la ciudadanía quien marque la hoja de ruta del gobierno y no los grandes poderes financieros y empresariales como sucede ahora; y que atienda a una realidad incontestable de este país, su plurinacionalidad.
Alrededor de esta Marcha han surgido críticas diversas. Por un lado, las esperables de la casta y sus altavoces mediáticos. Nada a lo que no estemos acostumbrados. Precisamente estos ataques desmedidos continúan siendo un indicador de que se está andando por el camino. Y, por el otro, a militantes de partidos de izquierdas y movimientos sociales. Críticas en el sentido de la mayor conveniencia de una movilización más «unitaria», entendida esta unidad como una participación de más actores político-sociales en la convocatoria y organización, al ser vista esta Marcha como un acto autorreferencial de Podemos.
Frente a esto, por un lado, desde mi punto de vista creo que los ataques procedentes del establishment expresan nuestro acierto. La casta está acostumbrada a aguantar las movilizaciones en la calle enfocadas en un sentido defensivo, de tratar de frenar su desmantelamiento de todos nuestros derechos, con una ciudadanía dispersa y sin proyecto alternativo que ofrecer. Sin embargo, a lo que sí le tienen miedo es la expresión en la calle de una ciudadanía que comienza a verse en común y dispone de un instrumento político capaz de articularla para ofrecer un proyecto nuevo.
Además, estaban centrando sus rabiosos ataques en el terreno que las caras visibles de Podemos, en especial Pablo iglesias, usaron magistralmente para comenzar a construir esa nueva mayoría ciudadana: los medios de comunicación. Es por eso también que creo que tenemos que responder en un terreno diferente al que nos esperan. Y, para ello, nosotros tenemos algo de lo que ellos no pueden disponer: una marea de gente decente que se empieza a reconocer como pueblo y reclama su soberanía. Una marea creciente de gente orgullosa de su compromiso, de no callarse ni renunciar, de dar la cara y haber comenzado a caminar. Vamos a juntarnos, vamos a demostrar que ningún ciudadano que haya perdido el miedo está solo. Vamos a dejar claro que ya comienza el cambio, que hay una mayoría nueva en formación. Si algunos no quieren verla vamos a mostrar cómo comienza a andar, sonriente y optimista, porque llega el tiempo de la gente común, de los sectores medios y trabajadores.
Mientras que, por otro lado, al respecto de los ataques de parte de los sectores militantes tradicionales, parece que estos obvian que, a día de hoy, con aún la mayor parte del camino por recorrer y los fallos que podamos estar cometiendo en lo ya recorrido, existe un actor político capaz de, como comentaba, servir de articulador político de esta nueva identidad colectiva en construcción. Un actor que, como señala la tendencia de todas las encuestas, es ya una posibilidad real de cambio político en España. Ese actor se llama Podemos. Y la Marcha no está convocada en clave autorreferencial, pues lejos estamos de patriotismos de partido a los que consideramos nocivos para la transformación democrática del país, sino que pretendemos servir como instrumento vehicular de esta mayoría ciudadana que aspira a ser gobierno.
La Marcha del 31 de Enero en Madrid va a ser una manifestación de sonrisas y de alegría. Aunque nuestro país vive una situación dramática, el año 2015 va a ser el año decisivo del cambio político en favor de la gente. Vamos a abrir el año con la alegría de un pueblo que se sacude el maltrato y la tristeza sabe que ha llegado su hora.
Por último, desde Cantabria también queremos formar parte de esta ola democratizadora en todo el país. También queremos que en nuestra tierra 2015 sea el año del cambio tan ansiado y tan necesario para los cientos de personas obligadas a emigrar, los más de 50000 parados o los cántabros que viven por debajo del umbral de la pobreza. Por eso, estamos organizando una expedición de varios autobuses que se dirijan a Madrid para caminar junto a miles de personas procedentes de todos los rincones del Estado demostrando que estamos dispuestos a ser protagonistas de este año apasionante en el que por fin se vislumbra en el horizonte la posibilidad de un gobierno ciudadano.
2015 será el año del cambio político y el 31 de Enero en Madrid será la primera gran expresión del mismo.
Marcos Martínez Romano. Miembro del Consejo Ciudadano Estatal de Podemos.
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