Recomiendo:
0

El seno de nuestra existencia no es la patria sino la Mapu Ñuke, la madre tierra. Las resistencias más significativas las han llevado mujeres

La Matria Mapuche y el patriarcado occidental

Fuentes: Mapuexpress-Informativo Mapuche

La invisibilidad, negación y exclusión del Estado chileno hacia las mujeres mapuche, que no cuenta con programas que involucren la situación ni nuestro modo de vida, también se traslada a gran parte del mismo Movimiento Mapuche. Influenciado por la ideología patriarcal, occidental y cristiana, ahora vemos cómo organizaciones mapuche se estructuran jerárquicamente, reproduciendo pequeños estados […]

La invisibilidad, negación y exclusión del Estado chileno hacia las mujeres mapuche, que no cuenta con programas que involucren la situación ni nuestro modo de vida, también se traslada a gran parte del mismo Movimiento Mapuche. Influenciado por la ideología patriarcal, occidental y cristiana, ahora vemos cómo organizaciones mapuche se estructuran jerárquicamente, reproduciendo pequeños estados patriarcales, con autoridades superiores y comandadas principalmente por hombres, haciéndole el juego al Estado nacional.

Se vocifera mucho sobre la organización tradicional. En lo mapuche nadie está sobre otro, distinto a la organización occidental que representa la forma jerárquica, que dicta los cursos de la acción de arriba hacia abajo en la mayoría de las relaciones interpersonales, incluyendo la llamada vida privada. La sociedad Mapuche siempre ha sido dual en los roles hombre – mujer y la organización nunca fue jerarquizada. Esto es verdad, pero hoy mucho discurso y muy poca práctica.

Es necesario cambiar esto y entender que el rol de la mujer ha sido fundamental y protagónico en la lucha por los derechos del pueblo Mapuche. No se puede negar e invisibilizar esto al interior del movimiento. Lo primero que debe erradicarse es la inequidad interna a través de la modificación de aquellos usos y costumbres (quizás adquiridos) que perjudican a las mujeres, entenderse que la mujer mapuche ha estado a la par con los hombres, gestando el movimiento, luchando por la consecución de los derechos como integrantes de la sociedad y sobre todo como mujeres.

No es difícil darse cuenta de la invisibilidad. Varias organizaciones y reconocidos dirigentes la promueven. Nombre de producciones musicales denominadas «Newen peñi» (newen: fuerza, peñi: hermano hombre). Consignas articuladas desde lo interno… A la lucha pu peñi, Marichiwew peñi. Nombres de organizaciones con identificación exclusivamente masculina o el trasplante de conceptos políticos-machistas: Mapuche traducido como hombre/varón de la tierra), Wall mapu traducida como patria.

La reivindicación por los derechos, la justicia, la equidad y el respeto que se exige empieza por casa. Se habla de reconstruir la «patria» Mapuche y ¿quién dice que debe ser patria que significa lo que es del pater/padre? El seno de nuestra existencia es la Mapu Ñuke, la madre tierra, nuestra MATRIA y nuestro espacio físico es el wallmapu.

Una importante líder indígena en Bolivia (Leonida Zurita) señalaba: «si los varones están derramando sangre, y si las mujeres, al dar a luz, también derramamos sangre con dolores muy fuertes, ¿por qué no podemos organizarnos y pelear juntos, hombres y mujeres? Esa idea ha sido muy grande. Pues la mujer mapuche hace mucho tiempo viene peleando en igualdad de condiciones en los diversos frentes, en las comunicaciones, en la política, en las calles, en los campos y muchas veces con mucho más peso a cuesta: Ser mujer, ser mapuche y ser familia.

Mujeres mapuche protagonistas de la lucha

Fue una mujer, Patricia Troncoso, prisionera política mapuche quien estuvo 55 días en huelga de hambre al interior de la cárcel a fines del 2003, no para exigir en favor de ella, sino por todos los presos políticos mapuches, con disposición para seguir luchando y se ponga fin a las injustas persecuciones judiciales, encarcelamientos y represión en contra del pueblo Mapuche. ¿Quién más hace un gesto así pensando en todos y todas? Patricia ha vuelto a retomar la huelga de hambre ¿volverá la indeferencia como ayer?

En noviembre del 2003, en medio de la huelga Patricia dijo: «No tan solo los que están interesados en tenernos encarcelados guardan silencio. También diferentes organizaciones mapuches que dedican sus esfuerzos a mendigar los recursos del Estado y que suelen capitalizar luchas que ellos no han dado ni darán por que es más fácil depender del Estado. También las organizaciones sociales y de derechos humanos, que -cada septiembre- rasgan vestiduras por los derechos humanos, se hacen cómplices con su silencio de quienes hoy nos atropellan y golpean…. Yo continuaré con la huelga hasta donde alcancen mis fuerzas»…

Fueron también mujeres mapuche en territorio pewenche las que soportaron más de una década de opresión dando muestra de firmeza y dignidad en contra de los poderosos: Una transnacional (ENDESA) y el Estado chileno que instalan su megaproyecto, la represa Ralco. Las ñañas (señoras de edad) Quintreman lucharon hasta el fin y muchas organizaciones mapuche, jerarquizadas en su conducción por «varones» quedaron en deuda al momento de defender decididamente la territorialidad de nuestro pueblo. Para más, algunos «dirigentes», sin lavarse la boca, se atrevieron a criticar la decisión de las ñañas al ceder ante tantas presiones, cuando se encontraban prácticamente solas.

María Huenchún se llama la mujer de Boyeco que defiende su familia, las comunidades, el territorio y sus recursos y que lucha para erradicar un basural que tanto daño les ha causado. «Quiero vivir tranquila con mi familia en mis tierras, no nos moveremos de aquí, pero tampoco quiero que nos presionen más, queremos que nos devuelvan nuestro respeto, nuestra paz y se termine con el desprecio que varios winkas (blancos) han tenido hacia nosotro(a)s, ya hemos perdido demasiado y por eso lucharé por nuestra dignidad, queremos que se vaya el basural de nuestras tierras, queremos volver a como estábamos antes de la llegada de este vertedero», señaló Huenchún en una carta dirigida a las autoridades de gobierno y del congreso el año 2002. Prácticamente sola, María sigue luchando.

En el Puelmapu, Argentina, una mujer, Verónica Huilipán, es quien ha encabezado la lucha contra la petrolera trasnacional Repsol YPF que no solo ha causado graves impactos territoriales por la extracción de hidrocarburos en comunidades mapuche de Loma la Lata, sino que incluso han envenenado a la población con «elementos tóxicos». Huilipán denunció directamente el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, marcando todo un precedente, ya que era primera vez que una delegada de pueblos originarios hacía la representación de casos en dicha instancia internacional.

Crecen represión y racismo en Chile

En los últimos años ha existido un cuadro creciente y escandaloso de actos de violencia contra mujeres mapuche como una expresión más de la violación a los derechos humanos y aumento sostenido de racismo en Chile, siendo numerosos los casos que lo demuestran. Menciono algunos:

1998: El caso de la profesional mapuche Bernardita Calfuqueo que sufrió discriminación racial primero y agresión física después de parte de una funcionaria municipal y del alcalde de Lumaco, Rolando Flores. El caso de Jeannette Paillán comunicadora social, el día 24 de octubre de ese año, en momentos en que se encontraba desempeñando su trabajo, en la comunidad de Cuyinco de Arauco, fue agredida físicamente por un civil nunca identificado aunque fue en presencia pasiva y cómplice de carabineros. Los casos de agresión física por guardias privados de la Forestal Bosques Arauco, por defender sus derechos territoriales, a las mujeres de la comunidad de Cuyinco (VIII región) donde María Quiñelen, dirigenta mapuche y María Fren quedaron heridas, esta última debió ser hospitalizada e intervenida quirúrgicament, en el Hospital de Concepción.

El caso de María Isabel Curihuentro, mujer mapuche, dirigenta de una organización de mujeres mapuche, quien recibió serios golpes de puño por parte del antropólogo y funcionario gubernamental, Luis Inaipil Saavedra, durante la clausura del Tercer Congreso Chileno de Antropología, realizado en la Universidad Católica de Temuco, en represalia por la denuncia hecha por organizaciones mapuche sobre antropólogos de Estudios de Impacto Ambiental involucrados en el despojo de territorios indígenas para la construcción de megaproyectos (carreteras, represas, etcétera).

1999. El 8 de enero, Clara Antinao caminaba usando su vestimenta tradicional mapuche en la calle Morandé en Santiago (capital de Chile), cuando fue bruscamente detenida por carabineros, quienes le advirtieron que debía abandonar inmediatamente el lugar, ya que no estaba permitido el acceso de personas vestidas de mapuche en las cercanías de La Moneda (palacio presidencial). A finales de ese año, varias mujeres mapuche resultan heridas por la violencia de carabineros de Chile en desalojos. Entre ellas, Juana Quidel, de 75 años de edad, con una fractura expuesta en una pierna, María Luisa Quiñel, no-vidente y Ema Quidel embrazada.

En el mismo año, la Machi (autoridad tradicional espiritual) de Temulemu, María Claudina Ancamilla, fue cobardemente agredida por carabineros, aquí un trozo de su relato integrado al Informe CODEPU: «ese día me encontraba cerca del aserradero cuidando mis animalitos cuando me vieron los Carabineros. Como cinco, me tiraron al suelo golpeándome con palos y patadas diciéndome ‘qué andas haciendo aquí vieja de mierda’ perdí el sentido y cuando lo recuperé le dije ¡déjame vivir, no maten , quiero mi vida, soy sola! Entonces no me apalearon más» El resultado de la brutalidad policíaca fue: traumatismo encéfalo-craneal, probables fracturas costales múltiples, fractura clavicular izquierda, contusión abdominal complicada y hematomas en glúteos y piernas.

Otro caso en el mismo conflicto, es el de Adelaida Painemal Traninao, a quien no tan sólo golpearon a ella y su familia, sino que le hicieron pedazos puertas y ventanas de su casa y le sustrajeron todas sus herramientas de trabajo, dinero, tres corderos y una yunta de bueyes.

En el año 2001, una niña Mapuche, Daniela Ñancupil, a sus 12 años, fue víctima de uno de los actos de mayor violencia y represión por parte de carabineros recibiendo una cruel y cobarde balacera. Ella misma, en un acto de gran valentía tuvo la fortaleza para denunciar los intentos de secuestro de que fue objeto cuando se le intentaba acallar para que desistiera de las denuncias judiciales en contra de la policía.

En el mismo 2001 se llevó el brutal desalojo de mujeres mapuches del edificio de la intendencia. Ejecutado, por orden de la Intendenta y el Gobernador, por efectivos policiales en contra de una treintena de mujeres que intentaban entrevistarse con las autoridades por la injusta y arbitraria detención de sus esposos desde el sector Quinahue (Galvarino). El resultado, un número indeterminado de heridas y una veintena de detenidos. Las autoridades de gobierno de la época declararon que era lamentable que se involucren niños, mujeres y ancianos en el conflicto mapuche. Las mujeres respondieron: «de este modo se expresa el paternalismo propio del winka, sin ninguna visión de género quieren a las mujeres mediatizadas por los hombres. Nosotras, como mujeres mapuche, no participamos de ese orden patriarcal que construye a las mujeres como seres marcados por la inferioridad, subordinadas y dependientes de los hombres; nos conducimos por nosotras mismas». Además, afirmaron que «lo que nos diferencia, es que enfrentamos las situaciones sin más armas que nuestras voces, mientras ustedes tienen la fuerza de Carabineros para intentar silenciarla».

Es tiempo de unirnos para frenar esta creciente ola de racismo y violencia contra las mujeres mapuche, y defender los derechos de todas las mujeres (mapuche o no) a su seguridad, protección, paz, libertad e identidad. Asimismo, debemos seguir creando los espacios necesarios al interior del movimiento para que se respeten debidamente los derechos de las mujeres mapuche y se planteen decididamente frente al Estado como parte de las reivindicaciones prioritarias.

Debemos marcar la diferencia ¡Somos Matria, somos vida!

Triple Jornada