La empresa Bioceres publicita el trigo HB4 como «tolerante» a la sequía, con un discurso de mayor eficiencia en base a un gen. Los datos difundidos, tanto por la compañía como por el Estado, muestran lo contrario: los trigos no transgénicos son más productivos. Un análisis desde la ciencia agronómica da cuenta del riesgo de creer en la tecnociencia empresaria y los discursos mágicos.
El trigo transgénico HB4, de las empresas Bioceres-Florimond Desprez, es el primer trigo modificado genéticamente aprobado en el mundo. Esta nueva tecnología genera una gran preocupación y rechazo, en este y otros países, porque se trata de un cultivo alimentario fundamental en la alimentación de muchos pueblos. Además de las críticas a los aspectos ambientales y sanitarios del transgénico, se suma —en base a información de la misma empresa— la falacia productiva que implica el trigo HB4.