«En definitiva, en Anticapitalistas consideramos que toca ya cambiar de fase. Esto pasa, por un lado, por dejar de interpelar a un PSOE incapaz de romper con las élites y el neoliberalismo. Y, por otro, por desplegar una dinámica alternativa a la de las élites que aumente la base social del bloque del cambio organizando […]
(Anticapitalistas ante el escenario político, 9 de marzo de 2016)
«Ahora viene la segunda oportunidad. El desafío es importante: ganar a las derechas, derrotar la estrategia autoritaria y antisocial de la austeridad, garantizar un Gobierno de Progreso, de cambio real y democratizador, e iniciar una política favorable para la mayoría social«
(Antonio Antón)
«Vamos a vivir la más sucia de las campañas. Llegó la hora de los caimanes»
(Gregorio Morán)
«La batalla de verdad va a comenzar una vez lleguemos al poder»
(Julio Anguita)
«The eye of the tiger» era el tema de la banda sonora original de la tercera entrega de Rocky Balboa. Porque en ella se enfrentaba a un personaje que aspiraba al título, y que aunque iba el primero en el ránking, no se lo merecía, por su carácter provocador, insolente, despiadado y bravucón. El púgil de Filadelphia salió en su primer combate ya derrotado de antemano, porque aunque era verdad que su mánager estaba muriéndose en una camilla del vestuario, él no se acababa de creer que podía derrotar a su contrincante. Perdió, como después le explicó el ex campeón del mundo, convertido en su nuevo mánager, porque le faltó «la mirada del tigre». Perdió porque no se acababa de creer del todo que podía ganar, que era mejor que el aspirante. Pues bien, eso también le ha faltado siempre a la izquierda de nuestro país. Nos ha faltado la mirada del tigre, es decir, la convicción y la seguridad de que somos mejores que ellos, de que tenemos el mejor programa electoral, de que nuestras propuestas son más decentes y justas que las del resto de opciones. Y nos ha faltado defender todas esas propuestas no sólo en los mítines, sino también en las entrevistas y en los debates.
Y lo han expresado los líderes de la izquierda en cada entrevista, en cada aparición pública, han expresado sus planteamientos con tibieza y timidez…Frente a la seguridad, autoridad y aplomo de la derecha, nuestros dirigentes han aparecido casi como pidiendo disculpas por haber tomado las medidas que han tomado, y casi rehuyendo algunos temas espinosos por no entrar al trapo y decir cuatro verdades como puños (estoy pensando en los casos de Grecia o de Venezuela, sin ir más lejos). En una palabra, la izquierda en nuestro país también necesita recuperar «la mirada del tigre». Además de nuestro programa, de nuestras propuestas y de nuestras medidas, también necesitamos valentía, aplomo, autoridad y seguridad al plantearlas, porque eso transmite también convicción y seguridad a nuestros posibles votantes. Hemos de ser valientes y no tener dudas, hemos de pensar con la cabeza, pero también con el corazón, y con las piernas, y con el alma…el alma auténticamente socialista que pretendemos se expanda a toda nuestra sociedad, para que quede aún más al descubierto el tremendo bulo del bipartidismo (ahora tripartidismo, con la presencia de CIUDADANOS, quizá la formación política más demagógica de todo el arco parlamentario).
Por si aún no lo teníamos claro, o para todos/as aquéllos/as que aún dudaban en el fondo de su corazón, y creían ingenuamente en que todo lo que el PSOE decía en campaña electoral iba a ser cumplido, los remito al indecente acuerdo pactado en la breve legislatura pasada con la formación que lidera Albert Rivera: continuismo de las políticas neoliberales y de austeridad, y negativa a la derogación de los buques insignia del PP (LOMCE, Ley Mordaza, Reforma Laboral, etc.). Y eso sólo ha sido un amago de gobierno, si hubieran llegado a gobernar seguramente hubieran hecho muchas más tropelías que las recogidas en el acuerdo. Pero incluso más allá de ese acuerdo programático con la moderna derecha, hasta el último momento de esta pasada y breve XI Legislatura se le ha visto el plumero al PSOE, con gestos como votar en contra de una Comisión de Investigación sobre el accidente de Angrois, o abstenerse en la proposición para derogar las reformas laborales de 2010 y 2012, ambas presentadas por PODEMOS y sus confluencias. Eso en el Parlamento español, y en el Parlamento europeo, han votado (junto a PP y sus satélites) a favor de la nueva Ley sobre Secretos Comerciales, propuesta que se incorporará al TTIP…¿necesitamos aún más pruebas para tener claro de qué lado está el PSOE?
No obstante, no nos engañemos. La opción del voto por la coalición UNIDOS PODEMOS, a pesar de haber sido valorada por las más de 500 ONG’s que integran Poletika como el mejor programa electoral, no recoge muchos de los planteamientos de la izquierda transformadora y anticapitalista, y las medidas incluidas en el documento conjunto con IU «50 puntos para gobernar» son manifiestamente insuficientes. Renuncian a atender necesidades básicas de la mayoría, como el desempleo sistémico, hay carencias sorprendentes respecto a lo que son reivindicaciones populares plenamente asumidas en la izquierda (semana laboral de 35 horas sin reducir salario, nacionalización de sectores estratégicos, salir de la OTAN, derogar el artículo 135 de la Constitución, el Proceso Constituyente y la Tercera República, etc.), y en fin, la ambigüedad y falta de concreción son bastante notorias. Si a todo ello le unimos el tener que enfrentarse a las Instituciones europeas para acordar nuevas sendas y condiciones para nuestro país, huyendo de los recortes de la Troika, hemos de concluir que incluso bajo el escenario de una remotísima mayoría absoluta de un gobierno progresista, la realidad que se avecina es muy complicada. Necesitaremos esa «mirada del tigre», es decir, la expresión de la claridad, contundencia y radicalidad de nuestras ideas, soportadas por un masivo apoyo popular, si es que pretendemos salir airosos del atolladero.
Necesitamos por tanto, más que nunca, no desfallecer, no dejarnos amedrentar ni manipular por los furibundos ataques mediáticos que intentan desgastar a la formación morada, ni dejarnos intimidar por las sucesivas encuestas demoscópicas que proclamen subidas de las fuerzas políticas de la derecha. Estamos en el buen camino, hemos de continuar sin defraudar las expectativas ni al electorado del auténtico cambio, esta vez sí, progresista, que anhela una nueva correlación de poderes y de fuerzas, que desea que el miedo por fin cambie de bando, que desea empoderar a las clases populares y trabajadoras, y que persigue, en fin, nuevas cotas de igualdad y justicia social. Por todo ello, no perdamos nunca «la mirada del tigre». Nos parece muy correcto que se diga que el verdadero «sorpasso» hay que darlo al PP, pero me parece ilusorio e ingenuo que a estas alturas aún se sigan enviando mensajes conciliadores al PSOE, en el sentido de llamarlos a una colaboración después de los comicios. El PSOE ya ha demostrado sobradamente que no le interesa pactar con UNIDOS PODEMOS, ya que los planteamientos de la izquierda transformadora (aún como decimos, siendo claramente encuadrados dentro de los parámetros generales de una socialdemocracia suave, pues no se están planteando medidas radicales de carácter socialista) no están en la onda de lo que el PSOE pretende seguir haciendo en nuestro país.
Por otra parte, debemos estar prevenidos para las posibles maniobras que puedan sucederse, con los pies en la tierra. En ese sentido, hemos de evitar en lo posible toda forma de lo que podríamos llamar «gobierno de concentración» (ya aludido por Felipe González o Esperanza Aguirre, entre otros, para la pasada legislatura). La izquierda (PODEMOS, IU, EQUO, Compromís, las Mareas, etc.) debe ganar de forma rotunda las próximas Elecciones, porque de lo contrario, nos nos darán (al menos de momento) una tercera oportunidad, y el PSOE, ante el peligro de continuo aumento de los votos a su izquierda, no dudará en pactar por su derecha, incluso con el PP, del que tanto ha renegado. De esta manera, se abre la posibilidad de que tras las Elecciones del 26J se forme un gobierno de derecha pura y dura, esto es, PP-CIUDADANOS, si los escaños lo permitieran. Porque tal como afirma Manolo Monereo: «La cuestión de fondo que emerge es clara: o coalición de las derechas o alternativa democrática. No hay que dejarse engañar, los poderes fácticos quieren y lucharán hasta el final por un gobierno de coalición de las derechas, es decir, de PP y de Ciudadanos, que incorpore al PSOE«. Mejor aún lo ha sintetizado Luis Gonzalo Segura, quien ha afirmado que «La distancia que les separa [a PP y PSOE] es tan exigua que hasta Esperanza Aguirre ha propuesto un gobierno de coalición con Felipe González, y éste que el PSOE se abstenga para que gobierne el PP«.
Por tanto, la gran coalición, con o sin C’s, se está cocinando en la trastienda, en las cloacas del Estado y de los grandes despachos del IBEX-35. Hemos de impedirla, de lo contrario quedaremos de nuevo hipotecados durante los próximos cuatro años, y con proyección aún mayor en el tiempo, a una legislatura de recortes, austeridad y desmantelamiento de derechos y libertades. Tenemos que ganarle la partida no sólo al PSOE, sino también a tanto votante del PP, es decir, a tantos franquistas, fascistas, gente del Opus Dei, antiabortistas, xenófobos, racistas, monárquicos recalcitrantes, evasores de impuestos, empresarios, hijos de la patria y del sentido común, amantes de la sensatez y de la moderación, corruptos, gente del toreo, militares de alta graduación, nacionalistas españolistas, ancianos con poca capacidad crítica, y por supuesto, a la Conferencia Episcopal, y a tanta gente alienada, presa de los efectos del pensamiento dominante. Estos colectivos son los nichos de voto del PP, lo cual, añadido a sus redes clientelares, da como resultado que aún continúe como fuerza política más votada, de lo cual se valen para reivindicar que les «dejen gobernar». Para impedirlo, si se consigue el sorpasso electoral, lo primero es ser conscientes de que nos esperan tiempos muy difíciles para la izquierda transformadora. Pero como reza el pensamiento Zen: «Quien ataca debe vencer. Quien se defiende debe apenas sobrevivir«. No nos limitemos a defendernos. Ataquemos.
Somos nosotros los que tenemos que atacar. Somos nosotros los que debemos poseer «la mirada del tigre». Somos nosotros los que estamos cargados de razones para cambiar un sistema corrupto, antisocial y antidemocrático al servicio de una élite poderosa, y ponerlo al servicio de las mayorías sociales. Los poderes fácticos desarrollarán todas sus fuerzas y estrategias para impedirlo. El poder fáctico y el pensamiento dominante son crueles e implacables, y poseen el gobierno en la sombra, el auténtico poder. Las clases dominantes se van a defender con uñas y dientes para tratar de impedir los cambios reales y auténticos (piénsese en los acosos que están sufriendo los llamados «Ayuntamientos del cambio»), las variaciones en la correlación de fuerzas, y van a desplegar ataques de todo tipo (con sus inestimables aliados, los grandes medios de comunicación) a quiénes consideran sus enemigos, por mucho que hayan sido votados por la ciudadanía, porque para ellos, sólo merecen respeto sus votantes. Nuestra misión será demostrar que la democracia que tenemos sólo es una mera fachada, una ilusión, un disfraz para envolver la realidad de dominio pensada para que ganen siempre los mismos. Para poner toda la ponzoña al descubierto, y remover las entrañas de este indecente sistema, no podrán temblarnos las piernas, las manos ni la voz. Necesitaremos «la mirada del tigre» de la izquierda.
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