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[Crónicas sabatinas] Más acá y por debajo del nacionalismo, soberanismo y secesionismo excluyente

La mirada de un historiador y activista socialista sobre el 11S

Fuentes: Rebelión

Para el maestro José Luis Martín Ramos, por supuesto.   Naturalmente, Cataluña no quedó aplastada ni reducida a la nada tras aquel 11 de setiembre de 1714, fecha de la rendición de Barcelona durante la Guerra de Sucesión tras varios meses de asedio. Cataluña siguió siendo una región importante, próspera y floreciente, el territorio más […]

Para el maestro José Luis Martín Ramos, por supuesto.

 

Naturalmente, Cataluña no quedó aplastada ni reducida a la nada tras aquel 11 de setiembre de 1714, fecha de la rendición de Barcelona durante la Guerra de Sucesión tras varios meses de asedio. Cataluña siguió siendo una región importante, próspera y floreciente, el territorio más rico de España. Este año [2014], se conmemora el tercer centenario de los acontecimientos de 1714, y este libro [España y Cataluña. Historia de una pasión] pretende participar también en esta conmemoración, pero -confío- sin contribuir a la escalada de desinformación que se está penetrando por todas partes. Los hombres que tomaron la decisión equivocada en 1714 -y perdieron- eran hombres que compartían los valores que la mayoría de los catalanes comparten a día de hoy: la creencia en la unidad de España, pero también en los valores y el carácter particular del pueblo catalán.

Henry Kamen (2014)

La cita sigue así, vale la pena que no me detenga:

«Uno de ellos, a quien he estudiado en profundidad, y ante cuya tumba a menudo me he detenido a reflexionar, fue Narcís Feliu de la Penya, abogado en Barcelona. Sus ideas fueron muy importantes en la Barcelona de 1714, porque se sentía catalán y español a un tiempo Sin embargo, ahora sus ideas se han apartado del discurso público porque no era separatista: un ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ha afirmado incluso que Feliu de la Penya «ya no es un punto de referencia para Cataluña». El mismo Jordi Pujol que solemnemente, delante de mí, en un discurso pronunciado en la Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona, el 7 de noviembre de 1983, proclamaba: «Para los que tenemos como objetivo básico la construcción de una Cataluña sólida y progresiva, la figura de Narcís Feliu de la Penya es del todo actual». El hecho es que ninguno de los hombres de aquella malhadada generación de 1714 puede ser un punto de referencia, porque todos ellos esgrimieron que su causa era «per la patria i per tota Espanya«, una frase que ningún político separatista pronunciaría jamás en la actualidad».

Ninguno es ninguno, incluso aquellos que tenían y tienen estatuas en su honor muy visitadas.

Cuatro apuntes breves sobre .Cat: 1. El gobierno catalán de Junts pel sí tiene problemas para fichar el futuro director o directora de la Agencia Tributaria de Cataluña (el embrión de una de las estructuras del Estado propio o independiente, en el decir secesionista). Olga Tomás ha rechazado la propuesta por «razones personales» al no generar el consenso necesario. Según parece, la CUP la ha vetado. La posible razón (todo supuestamente por supuesto): el hijo del ex molt honorable, el ex secretario general de CDC, intentó utilizar, como se recuerda, su influencia para beneficiar a gente próxima a él y al partido convergente en la adjudicación de autorizaciones para explotar estaciones de la ITV. Olga Tomàs trabajó en diferentes etapas a la sombra de Pujol Ferrussola y de otro de los imputados, Josep Tous. A pesar de estas conexiones turbulentas, contentos de conocerse a sí mismos y a sus grupos sociales afines, el gobierno de Junts pel Sí, con Oriol Junqueras en la cartera de Economía, apostó por ella. Como un caso Soria, pero a la catalana. 2. El fiscal pide dos años de cárcel para la persona que en 2014 golpeó (con un golpe en la espalda y un puñetazo luego en la cara) e insultó -«grandísimo hipo de puta», això sí, en català- al entonces secretario general del PSC, Pere Navarro, cuando éste asistía a un encuentro familiar (una comunión en la catedral de Terrassa). La fiscalía acusa a la mujer de un delito de atentado a la autoridad, pide dos años de cárcel para ella y el pago de una multa de 3.600 euros. Me olvidaba: Montserrat C., la mujer implicada, es suegra de un concejal de CiU en Sant Cugat del Vallès («Com el Vallès no hi ha res», dijo el poeta). 3. Fachín «el secesionista», el demócrata ejemplar que acudió a la manifestación indepe del 11S a pesar de que el 70% de las bases de Podem votaron en contra, amenaza con romper «Catalunya sí que es pot». Por segunda vez. Su aliado en la dirección, el joven Joan Giner, fue el que intentó romper la disciplina de voto en el asunto de la resolución secesionista del 9N (quería abstenerse para no quedar alineado con el bloque, palabras suyas, «del búnker del PSC, PP y Ciudadanos»). Lo de Podem en Cataluña no tiene nombre… o lo tiene: peor imposible. La dirección nacional de Podemos debe estar más feliz que un cinéfilo con Wilder: su organización en Cataluña no sólo está por el DDD (dret a decidir-dividir) sino que asiste a manifestaciones secesionistas y se concentra en Sant Boi, excluyendo sectariamente a otras fuerzas, junto a ERC y la CUP. ¿Quién es el máximo responsable político en este tema? ¡Qué estrategia tan impecable! UN 10,9 de nota.. ¿Se estará cocinando, en la sombra sombreada, un gobierno compuesto por ERC, CUP, Podem y la BenC de Ada Colau, Assens y Pisarrello, otra tríada netamente secesionista? ¿Fachín o Colau como próximos candidatos a la presidencia de la Generalitat? Lo dicho: como el Vallès (y alrededores) no hi ha res, no hay nada. 4. El grupo municipal barcelonés de CiU presentó el pasado martes (20 de septiembre) una proposición en la Comisión de Derechos Sociales, Cultura y Deportes para frenar la exhibición de tres esculturas (una de Franco que estaba en Montjuïc y otra de F. Marès, Victòria, en homenaje a las tropas fascistas, no sé nada de la tercera) ante el Born Centro Cultural (esculturas que todavía no se han instalado). La exposición pretende revisar la impunidad del franquismo. El título: «Franco. Victoria. República. Impunidad y espacio urbano». A la propuesta convergente se unió, por supuesto, ERC . Votaron en contra el PSC y BenComú. Empataron y el voto de calidad del gobierno hizo que la proposición fuera rechazada. Se abstuvieron: PP, Ciutadans y la CUP (ningún problema de estos últimos en votar lo mismo que los dos primeros, si bien por motivos muy distintos). La responsable de Ciutadans, Marilen Barceló, lamentó que el espacio sea «para unos, un mausoleo de la independencia» y, para otros, un lugar donde se hace la crítica al franquismo. ¿Y estaría mal esa crítica al fascismo? ¿No era Ciutadans un partido demócrata? Lo del PP, que siguen siendo lo que eran, es peor o tal malo: con la exposición antifascista se hace guerracivilismo, han afirmado. ¡Mira por donde! La CUP, por su parte, apuntó la posibilidad de cambiar de ubicación para encontrar una «solución sencilla». ¿Sólo por eso? Pues… no me lo creo del todo. El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, tampoco se quedó corto: «Las dos memorias, la de 1714 y la de 1939, son complementarias». ¿Complementarias? ¿Como los ángulos no rectos de un triángulo rectángulo? ¿Como las aproximaciones de Marx, Polany, Benjamin y Sacristán a la civilización capitalista? ¿Qué significa aquí complementarias? ¿Ambas fueron formas diversas de agresión a Cataluña por parte de la España imperial y esclavizadora? ¿De nuevo la misma monserga por parte de uno de los intelectuales orgánicos de BenComú?

La reflexión sobre el 11S del profesor, investigador, activista socialista e historiador de la Autónoma, José Luis Martín Ramos. La abre con estas palabras: » La conmemoración del 40 aniversario del acto del 11 de septiembre de 1976 en Sant Boi, más allá de la decisión ciertamente sectaria de no hacer partícipes de ella ni al PSC ni a los herederos de Convergencia Democrática de Cataluña, me sugirió lo mucho que ha cambiado la sociedad catalana desde entonces».

Los cambios: «El 11 de septiembre de 1976 gran parte de la plaza de Sant Boi estaba ocupada por militantes de la izquierda obrera, marxista -de Convergencia Socialista, del PSUC, del PTE-, con poca presencia de militancia nacionalista y menos independentista, que reivindicaban una autonomía, un autogobierno que formaba parte del paquete de las libertades reclamadas». En cambio, «me pareció que hoy, tanto los asistentes al acto de Sant Boi como a los de la manifestación «descentralizada» firmada por ANC y Omnium, tenían en su gran mayoría un perfil social bien diferente (aparatos sindicales aparte)». Para ellos el paquete se presentaba al revés, se centrada en la reivindicación nacional, «con los ismos que quieran incluirse»,

El sueño de una Cataluña terciaria, el sueño del nacionalismo de los años veinte, prosigue el autor de El Frente Popular. Victoria y derrota de la democracia en España, «se está cumpliendo (Enric Ucelay da Cal y David Martínez Fiol tienen texto escrito sobre ello)». Al finalizar la dictadura franquista «la industria catalana aportaba el 45% del PIB catalán y ocupaba más del 40% de la población activa». En 1995, después del largo gobierno del PSOE en España y de CDC en Cataluña, «el porcentaje de población activa industrial se había reducido al 28% y la del sector servicios había pasado a ser ya la mayor, con el 59%». El Valor Añadido Bruto [VAB] de la industria «pasó al 27% frente al 64% del sector servicios en 2001. Y siguió siendo así».

En 2013, en el despegue del denominado «procés», «la población ocupada industrial ya solo constituía el 18%, mientras que la de servicios seguía subiendo, hasta el 74%; y el turismo aparece como la sólida opción de futuro, significando el 12% del PIB total de Cataluña, más o menos una sexta parte del VAB aportado por los servicios». En síntesis, «de la Manchester del sur, de la fábrica de España, Cataluña va camino de ser la Florida del Mediterráneo». Recordemos el asunto de Eurovegas y la clara conversión de Barcelona, sobre todo en sus nudos más visitados, en un exitoso -pero muy destructivo y publicístico- parque temático.

No pretende caer en las heladas aguas del determinismo sociológico, señala Martín Ramos «pero tampoco puedo obviar las consecuencias de ese proceso de «desproletarización» de la población que vive de su trabajo asalariado (proletariado en sentido estricto y de auto-reconocimiento de esa condición)». Cuántos asalariados del sector servicios se consideran proletarios, se pregunta y nos pregunta. «Un argumento fuerte para hacer frente al nacionalismo, quizás el más fuerte, es el de la solidaridad de clase», pero esa solidaridad de clase, prosigue, se descompone por la base con la desproletarización, con la difusión de la identificación con la clase intermedia, con la aspiración a seguir o empezar a ser clase media que predomina en el sector servicios. «Sus asalariados pueden ser sindicalmente conflictivos, como el que más -aunque todavía no tanto en términos relativos como los del sector industrial- , pero no parece que su identidad política, más allá de la reivindicación material -legítima e indispensable- se plantee en términos de clase». En ese aspecto, en opinión de Martín Ramos, «el referente colectivo principal es mayoritariamente el de la comunidad nacional».

Lo peor, por otra parte, es que el proletariado no sólo ha perdido cuerpo, «tampoco tiene cabeza, como diría Revueltas». Ni el proletariado «ni los asalariados a los que alguien tendría que convencer que su bando, que su interés social es otro». Tal vez «cuando se haya consumado la terciarización y disuelto el mito de la identidad de intereses en la comunidad nacional, sus trabajadores asalariados asumirán la única identidad que les es propia y exclusiva».

Por lo demás, punto nada marginal, «las «cabezas» de la izquierda huyen del discurso solidario y se refugian en el discurso nacional; con ello hoy por hoy favorecen el anclaje mesocrático de los asalariados que tendrían que buscar la causa común con el resto de la clase trabajadora». Se refugian en «el cómo, pero evitan hablar del qué; en lo constituyente, escondiendo o desconociendo lo contenido».

Sus palabras finales, las de un historiador con conocido y reconocidos trabajos de investigación: «Todo queda en manos de la historia, pero la historia es imprevista y, como tras tantas cosas, la carga el diablo. Hoy por hoy tenemos por fin un país de «saltataulells, pixatinters, i treballadors de coll blanc»; un país hecho de y por comarcas (o campanarios) que conquistan Barcelona; mientras la locomotora urbana de Cataluña y sobre todo sus barrios populares duermen un sueño de extinción cívica progresiva».

No para siempre en todo caso. ¿No estamos dispuestos a despertarnos? El sueño de la razón solidaria y de clase, su inactividad cívica, ¿acaso no dijimos que produce monstruos?

PS. Una invitación, no se la pierdan.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.