Recomiendo:
0

Necrológica para quien deseó la muerte ajena

La muerta fue ella

Fuentes: Rebelión

El cáncer acabó con la vida de Ignacia de Loyola de Palacio, una mujer apadrinada políticamente por el ministro de la dictadura Gonzalo Fernández de la Mora e históricamente ligada al partido del también ministro franquista Manuel Fraga Iribarne desde la etapa de Alianza Popular, de cuyas Nuevas Generaciones fue fundadora. No pudo ser. Aquella […]

El cáncer acabó con la vida de Ignacia de Loyola de Palacio, una mujer apadrinada políticamente por el ministro de la dictadura Gonzalo Fernández de la Mora e históricamente ligada al partido del también ministro franquista Manuel Fraga Iribarne desde la etapa de Alianza Popular, de cuyas Nuevas Generaciones fue fundadora.

No pudo ser. Aquella que un día pensó en voz alta que la solución para Cuba era la muerte «cuanto antes» de Fidel Castro, ayer vio truncado su deseo. Un cáncer acabó con sus 56 años de vida. Ahora se encontrará con su compañero Augusto.

Loyola de Palacio alcanzó altas cotas de poder de la mano del ultraderechista José María Aznar, que la nombró ministra de Agricultura, e incluso llegó a sonar como posible sucesora del entonces presidente. Pero todo eso no le sirvió para llegar a ver la muerte de su enemigo político.

Cuando en octubre de 2004, Fidel Castro se fracturó una rodilla tras resbalar con un escalón, la entonces vicepresidenta de la Comisión Europea, aseguró que la única vía para la democratización de Cuba pasaba por «que Castro se muera cuanto antes».

Para la preclara política, el mandatario cubano «es un dictador siniestro que tiene muchos muertos y torturados a sus espaldas, y que ha sometido a la isla a una situación imposible». Y frente a él se situaba el ultraderechista Partido Popular que «trabaja por la libertad y la democracia» en Cuba.

Se equivocó. Por desear la muerte ajena y por pensar que quienes se oponen a la política gansteril del imperialismo pueden ser vilipendiados con argumentos tan falaces.

¿Cuál era la propuesta de «libertad y democracia» elaborada por el PP para Cuba? ¿El modelo iraquí, tantas veces ensalzado por Aznar?