El EV1 de la firma General Motors (GM) alcanzaba una velocidad máxima de 128 kilómetros por hora, tenía una autonomía superior a los 100 Km., podía acelerar de 0 a 100 Km./h en menos de ocho segundos y, por sobre todas las cosas, era un coche eléctrico. No era una furgoneta o un «autito» cualquiera, […]
El EV1 de la firma General Motors (GM) alcanzaba una velocidad máxima de 128 kilómetros por hora, tenía una autonomía superior a los 100 Km., podía acelerar de 0 a 100 Km./h en menos de ocho segundos y, por sobre todas las cosas, era un coche eléctrico.
No era una furgoneta o un «autito» cualquiera, sino un coche normal. Y, además, marcó un hito en el desarrollo de los vehículos eléctricos, capaz de torcer la balanza en la lucha contra la polución ambiental en el estado de California, en Estados Unidos.
En su nuevo documental «¿Quién mató al Auto Eléctrico?», el cineasta Chris Paine sostiene que los responsables de su muerte fueron los fabricantes de autos y las empresas petroleras -que actuaron con complicidad y cínicamente-, los consumidores apáticos, así como la falta de compromiso de los gobiernos y entes reguladores.
El desarrollo del EV1 por parte de GM llegó en 1990, en momentos en que California introducía una política de «emisión cero», cuyo objetivo era que el 10% de todos los autos vendidos a partir del 2003 no contaminaran.
Acusaciones
La película de Paine acusa al lobby de las automotrices de «suavizar» esta política regulatoria hasta que casi ya no fuera necesaria fabricar autos eléctricos.
En efecto, GM fue una de las dos automotrices que le hizo juicio al ente regulador del Estado de California para dar marcha atrás con la política de «emisión cero».
A partir de 1996, GM entregó 800 EV1. Estrellas del espectáculo como Tom Hanks y Mel Gibson figuraban en la lista de clientes. Pero ni siquiera la fama de ellos pudo salvar al EV1.
Siete años más tarde, GM canceló el programa y pidió que le devolvieran los autos. La mayoría de ellos fue destruido.
Varios antiguos dueños y defensores del EV1 -incluida la estrella del programa Baywatch, Alexandra Paul- hicieron un piquete frente al galpón donde se guardaban a los condenados autos.
Pero todos sus esfuerzos para comprar los autos que en su momento les habían sido entregados fueron en vano.
GM dijo que no podía venderlos porque eso lo haría responsable de la seguridad de los compradores y el mantenimiento de los autos, lo cual costaría dinero.
Temor europeo
GM y otras automotrices se defienden diciendo que invirtieron cientos de millones de dólares en desarrollar autos eléctricos, pero que vieron poco interés por parte de los consumidores, e insisten en que no hicieran nada ilícito.
Los legisladores sostienen que otro tipo de tecnologías era más adecuado para reducir la contaminación. Así, cambiaron las leyes para promover autos con células de combustible, autos híbridos y otro tipo de vehículos menos contaminantes.
Los detractores del coche eléctrico también señalan que el incremento en la generación de energía contrarrestaría el beneficio de reducir la utilización de combustible.
En un momento revelador del film, un entrevistado, el periodista Paul Roberts, dice que el típico consumidor estadounidense tiene miedo de verse obligado a manejar «autos pequeños y vivir en casas frías. En verdad lo que temen es tener que vivir como europeos».
Sin embargo, esto no quiere decir que el concepto del auto eléctrico tenga fuerza en Europa.
En el sitio de Internet EVUK (Vehículos Eléctricos del Reino Unido), se lee el siguiente mensaje: «Por favor, Ford, Nissan y otros: no fuercen a los europeos a comprar autos dignos pero de diseños ridículos, que terminan ahuyentando al comprador promedio».
En vez del EV1, los conductores británicos recordarán el Ford Think, lanzado en 2001. Se podía adquirir a un precio subsidiado pagando cuotas de 80 libras (alrededor de US$ 160) por mes.
El Ford Think no era tan ambicioso como el EV1. Tenía poca autonomía y un límite de velocidad, por lo que estaba pensado para ser utilizado en la ciudad.
Cuando la Policía Metropolitana de Londres adquirió dos Ford Think, hubo mucho revuelo sobre el mensaje ambientalista que esto enviaba.
Sin embargo la firma Ford dejó de fabricar el Think un año después de su lanzamiento. La razón: poca demanda y problemas con las baterías.
Aceptación del consumidor
Ford le vendió el Think a la empresa escandinava a la que le había comprado el diseño. Según Ford, los autos seguramente sufrieron el mismo destino que el EV1.
«Nos metimos en el mercado de los autos eléctricos y luego nos salimos. Somos fabricantes de autos en volumen. Por el momento, se trata (el de los autos eléctricos) de un mercado muy pequeño», señala Adrian Scmitz, gerente de Comunicación Ambientalista de Ford Europa.
«No decimos que no existe futuro para este tipo de autos, pero estamos decepcionado por el bajo nivel de aceptación por parte de los consumidores», agrega.
Ford está promoviendo un versión bioetanol del Ford Focus y está invirtiendo millones de dólares en autos híbridos y con células de combustible.
La aceptación de vehículos con combustible alternativo varía mucho. Ford vendió 22.000 autos a bioetanol en Suecia y 100 en el Reino Unido.
El presente
El presente pertenece a lo autos híbridos, como el Toyota Prius y el Honda Civic Hybrid, que vienen con dos motores, uno eléctrico y otro a gasolina. La batería del motor eléctrico se carga con la energía que se genera al frenar.
Pero si uno aprieta el acelerador, el auto híbrido precisa rápidamente gasolina (aproximadamente cuando supera los 15 Km./h). Por el momento, al menos, se trata de autos para la ciudad.
Todavía seguirán existiendo autos eléctricos como el G-Wiz y e Mega City, y algunas automotrices están lanzando nuevos modelos al mercado, como Peugeot y Citroen.
Pero para la mayoría de las grandes automotrices, el futuro no está en el auto eléctrico.
Según Piers Ward, de la revista Top Gear, el auto eléctrico tiene un problema de imagen. Además, hacen falta incentivos para que la gente deje de comprar autos a gasolina.
En el Reino Unido, los coches poco contaminantes no pagan el impuesto anual para utilizar los caminos y carreteras, mientras que los autos híbridos y de combustible alternativo pagan un impuesto reducido.
Pero esto representa apenas un ahorro de unas 100 libras (US$200) al año, lo cual no va hacer que nadie cambie un auto a gasolina por uno menos contaminante.
¿Por qué no eliminar el Impuesto al Valor Agregado como forma de reducir la contaminación? Un vocero de la Unión Europea explicó pacientemente la razón: las leyes europeas no lo permitirían.
Entonces la lucha por los autos eléctricos sigue adelante.