En 1889, dos años después de que fueran ahorcados los conocidos como “Mártires de Chicago”, las sociedades obreras inician la lucha por el 1º de Mayo y la jornada de las ocho horas de trabajo. Badajoz vivió esta iniciativa bajo el signo de La Nueva Aurora, círculo anarquista.
El año 1891 finalizó en España con dos ejecuciones a garrote vil, una en Olmedo, provincia de Valladolid, y la otra en Olivenza, provincia de Badajoz, en la frontera portuguesa.
La
primera respondía a la sentencia de “El crimen de los Mojados”, nombre
de la comarca vallisoletana donde se produjo; la segunda se hacía en
cumplimiento del veredicto dictado por el “Crimen de los carboneros”,
con pena de muerte para Ernesto Andrade Silva, vecino de Olivenza,
quien en compañía de Calixto Romero, indultado por la reina regente,
había dado muerte a principios de septiembre de 1889 a Servando Perera
Bas, el manco palomo, carbonero de oficio, en la carretera que
va de Badajoz a Olivenza, con objeto de robarle. Tanto los de
Valladolid como el de Olivenza fueron dados al palo el mismo día, el 12
de diciembre de 1891, a la vista de sus vecinos y vecinas.
Ernesto
Andrade estuvo preso en la cárcel de San José de Badajoz hasta tres
días antes de su ejecución. De Badajoz también salieron para Olivenza
los ejecutores de las Audiencias de Sevilla y Cáceres, los verdugos. El
de Cáceres era Salustiano de León Berriales, que se iba a estrenar en
el oficio, y de ahí que viniera el de Sevilla para instruirle en el
arte de matar en nombre del Estado[i].
Con el tiempo, Salustiano se convirtió en todo un artista del garrote,
con once ejecuciones en su haber cuando dio matarile a Isidro Márquez
en Navalmoral de la Mata, hacia finales de 1897, aparte de audaz
ingeniero de diversos y útiles accesorios para su hierro, cuya
invención se atribuía y calificaba de inmejorables[ii],
aunque es de suponer que, en aquella ejecución bautismal de diciembre
de 1891, en Olivenza, apadrinado por el verdugo de Sevilla, la faena de
matarife le tuvo que salir de pena. En Olivenza el nombre de Ernesto
resultaría proscrito, de modo que nadie más se lo pondría durante mucho
tiempo a ninguno de sus hijos.
El mismo día que La Crónica pacense daba noticia de la ejecución de Ernesto Andrade, se publicaba en este periódico el Reglamento de La Exposición Regional Extremeña. Por iniciativa de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz, La Económica,
la ciudad se disponía a conmemorar el cuarto centenario del
descubrimiento de América, con una Exposición Regional que se ubicaría
en el Palacio de la Excma. Diputación Provincial y que permanecería
abierta al público desde el 3 de agosto (aniversario de la partida de
Colón) hasta el 15 de septiembre de 1892. El 20 de septiembre, como
colofón, se hizo una grandiosa cabalgata que recorrió las calles más
céntricas, encabezada por un piquete de la Guardia Civil a caballo y
cerrada por escoltas militares, con carrozas que representaban a lo más
granado de la industria y el comercio pacense, ayuntamientos de la
provincia y sociedades de la ciudad, como el Ateneo de Badajoz y la
misma Sociedad Económica, cada una con sus estandartes. Junto a las
carrozas de Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Francisco Pizarro y Vasco
Núñez de Balboa, iban “grupos de indios y negros simbolizando los
naturales del país”[iii].
De esta cabalgata dio emocionada descripción Manuel Alfaro Pereira en una de sus estampas retrospectivas[iv]. La prensa de los días siguientes informó de los muchos banquetes celebrados con ocasión del festejo, algunos a cargo de la Diputación y del Ayuntamiento. Ni en los banquetes ni en la cabalgata participó o hubo representación alguna del elemento obrero, los parias de la tierra.
1892 comenzó en España con otro de los complots gubernamentales
urdidos para acabar con el empuje del movimiento anarquista, en ese
momento desorientado en cuanto a tácticas a seguir, entre las que se
enfrentaban dos vías: la insurreccionalista y la individualista. A
principios de enero se habían prodigado los paros y manifestaciones en
el campo andaluz, como consecuencia de la crisis cerealística que
abocaba a una extrema pobreza a las familias de jornaleros. Debido a las
protestas, las cárceles no tardaron en comenzar a llenarse, como
sucedió con la de Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz. En la noche
del 8 de enero acontecieron “Los sucesos de Jerez”, que todavía hoy día
algunos historiadores siguen explicando según la versión sensacionalista
que dieron varios periódicos de la época, como El Imparcial. A
las nueve de la noche de aquel día un grupo indeterminado de campesinos
entró en la ciudad y se dirigió al ayuntamiento y a la cárcel dando
gritos de “¡Libertad para los presos!”, en manifestación pacífica por
las calles vacías, sin que se causara ningún destrozo de la propiedad ni
se asaltara ninguna panadería, mientras la burguesía asistía a una
función en el teatro y los soldados estaban en los cuarteles. A la una
de la madrugada, cansados los jornaleros de dar vueltas sin encontrar a
nadie, con intención de dar un escarmiento, fueron lanzadas contra
ellos las fuerzas de la guarnición, la Guardia Civil, la policía
municipal y hasta los guardas rurales, haciéndoles huir precipitadamente
a tiro limpio. Como resultado de la razia, por las calles de Jerez
quedaron, abandonados, tres cadáveres: el de un campesino, el de un
viajante de comercio y el del hermano de un concejal canovista.
La
consecuente represión no se hizo esperar. Cientos de jornaleros y
obreros fueron detenidos y se inició un juicio rápido contra ocho de
ellos, sin garantías procesales, en el que cuatro de los acusados
-Lebrijano, Busiqui, Lamela y Zarzuela- resultarían condenados a la
pena de garrote, como cabecillas de la revuelta, tras la delación de un
confidente a sueldo de la Guardia Civil. El 10 de febrero de 1892
fueron ejecutados por el verdugo de Sevilla, el mismo que dio la
alternativa a Salustiano de León en Olivenza, asistido en esta ocasión
por el de Madrid.
Los
hechos de Jerez y la represión ejercida contra aquellos inocentes no
mermaron el brote de grupos anarquistas. Ya desde 1887, como
consecuencia del ahorcamiento de los llamados Mártires de Chicago, este
movimiento experimenta un nuevo empuje internacional, con motivo de la
reivindicación de 1º de Mayo y la jornada laboral de las ocho horas.
Como afirma Álvarez Junco, en 1887 surge la fórmula organizativa que
permitirá la unidad: reclutamiento de clase, flexibilidad ideológica y
acción huelguística[vi].
Durante el 30 de noviembre, 1 y 2 de diciembre de 1891 se celebra en
Córdoba un congreso campesino de tintes ácratas, con el intento de
crear una nueva organización que sustituyese a la extinta U.T.C. (Unión
de los Trabajadores del Campo) y en el que se debate acerca de la
línea a seguir durante el 1º de Mayo próximo y la necesidad de
incrementar la propaganda oral.
Debemos a Álvaro Meléndez, historiador, la primera referencia que llegó a nuestros oídos de La Nueva Aurora
de Badajoz, a través de un amigo común, Jon Álvarez, pacense de
adopción y badajocense de corazón. Durante 1892 se gestó una sociedad
claramente anarquista en esta ciudad, tal vez la primera de la capital
bañada por el Guadiana, cuyas referencias encontramos a través de la
prensa ácrata de la época, con menciones también en la prensa burguesa
local. Una de las primeras referencias de esta sociedad la encontramos
en La Anarquía, número 73, de 29 de enero de 1892, página 2,
donde aparece una noticia encabezada por las siguientes líneas: “Es de
suma importancia para nuestras ideas la constitución de una agrupación
anarquista en Badajoz”.
El
periódico, después de criticar la insurrección ruiz-zorrillista de
1883, cuyos jefes se negaron a dar armas al pueblo, augura grandes
progresos a la propaganda anárquica en esta ciudad, “por ser la única
que puede salvar a los pueblos y ponerlos en condición de ser libres,
sin zánganos políticos que los deshonren ni camarillas religiosas que
los embrutezcan”.
“Testigos de lo poco que puede esperarse de los políticos”, sigue el periódico, “que sólo zanganean para buscar la tajada, son los compañeros de Badajoz. Ellos han venido luchando desde La Gloriosa acá en pro de las ideas republicanas, y ya han visto lo que han conseguido: que aquel señor Asensio, en momento solemne, les amenazara, siendo así que iban a ayudarle (…). Nos felicitamos pues y felicitamos a los compañeros de Badajoz, cuya valiosa cooperación será poderoso ariete que empujará al más pronto triunfo de la Revolución social”.
Estos
compañeros, hombres y mujeres, cuya existencia podemos datar entre
enero de 1892 y noviembre de 1893, fueron Juan Bocho Castaños, Rubén
Bocho, Luisa Casamar, Juan Viniegra, Elita P., Joaquín Argarate,
Enrique Argarate, Juan González, Antonio Pacheco, Enrique Rodríguez,
Bartolomé García, Juan Paredes, M. Ruiz, Francisco González, Gregoria
Martín (esposa de Juan Bocho), Isabel y Crescenta G., Domingo
Fernández, Juan García, Bartolomé Berjillo y Ruiz (a veces aparece como
Verjillo), Francisco Durán y Francisco Portales.
Esta nómina la extraemos también de diversos números del periódico La Anarquía[vii],
un semanario de ideas anarco-colectivistas, que comenzó a publicarse
en Madrid a mediados de 1890, dirigido por Ernesto Álvarez, y cesó en
junio de 1893, debido a causas que veremos más adelante, con su
director en la cárcel. Muchos de los mencionados estaban suscritos a
este periódico, actuando algunos de ellos como corresponsales y
paqueteros del mismo, recibiendo diversos ejemplares que repartían entre
la población obrera de Badajoz.
La
labor de este grupo, que duraría dos años, fue exclusivamente
organizativa, propagandística y cultural. Su forma de organización
respondía a la del grupo de afinidad, un modelo adoptado desde
la I Internacional e ideado como medio de supervivencia en tiempos de
clandestinidad, caracterizado por un grupo reducido de personas que
compartían ideales no solo políticos o sindicalistas, sino también
proyectos de vida comunes, con ideas en torno al naturismo en su
diversas formas, hoy día conocido como ecologismo, emancipación de la
mujer, uniones libres de parejas, apoyo mutuo, anticlericalismo en su
vertiente laicista, escuelas libres, etc. Sin líderes reconocidos en
estos grupos de afinidad, basada la forma de organización en la
asamblea, asimilaban y reproducían las ideas de la nueva hornada de
pensadores y agitadores anarquistas del momento, como Tarrida del
Mármol, Fermín Salvochea, Ricardo Mella, Federico Urales, Teresa Mañé,
Teresa Claramunt y otras. A pesar de que sus ideas surgían del
librepensamiento y que en Badajoz había existido siempre un importante
foco masónico, ahora en decadencia, se alejaban de lo que la prensa
llamaba “la gente del bronce”, renunciando a las jerarquías de grados
establecidas en las logias masónicas, calificadas de burguesas[viii].
Por último, aunque algunos de sus miembros no abrazaban inicialmente
las ideas de los anarquistas (como veremos sucedió en el caso de
Berjillo), acabaron significándose como tales, en respuesta a un
momento del movimiento libertario español que flexibilizó su corpus de pertenencia, acogiendo a miembros que venían del ala republicana o del sector socialista obrero.
Donde la prensa pacense– fuera liberal o conservadora- hablaba de clases acomodadas y clases modestas, la prensa ácrata hablaba de burguesía y proletariado,
para distinguir entre una clase media, aliada o sustituta de una
oligarquía dueña de la tierra, y un incipiente movimiento obrero que
empezaba a reconocerse como clase. El antagonismo no solo se hacía
evidente en el discurso, sino también en los nombres con el que muchos
miembros de este último, desde el anonimato, firmaban sus suscripciones o
adhesiones en la prensa ácrata. En el caso de Badajoz, desde marzo de
1892 aparecen en dicha prensa suscripciones a cargo de “Una
anarquista”, “Otro que desea exterminar a la burguesía”, “Un amante de
la R.S.” (Revolución Social), “Uno que desea no haya autoridad”, “Un
convencido de que todos los políticos son unos farsantes”, “Uno que
desea ver la humanidad emancipada de todos los yugos”, “Otro que desea
acabe la burguesía”, etc.[ix].
La
prensa ácrata se hará pronto eco de la existencia de este grupo,
manteniendo desde principios de 1892 hasta noviembre de 1893 una fluida
correspondencia, que nos permite conocer los periódicos, libros,
folletos y demás lecturas que llegaban a Badajoz, a través de
suscriptores y corresponsales. El número de ejemplares nos da una idea
de su difusión, máxime cuando a veces era práctica acostumbrada leer la
prensa y folletos en voz alta ante concurrencias en su mayor parte
analfabetas, pero con ansias de instrucción.
En enero de 1892 la administración de La Anarquía envía a “Una anarquista” de Badajoz, muy posiblemente Luisa Casamar, 25 ejemplares del periódico y 10 folletos de Evolución y Dioses. El primero era el folleto de Eliseo Reclus Evolución y Revolución, publicado en 1887 en la serie “Agrupación de Propaganda Socialista”[x],
en la imprenta en Sabadell de Joan Comas Faura, un folleto de 16
páginas que exponía la idea de la revolución como consecuencia lógica
de la evolución[xi].
El segundo era el folleto Dios y el Estado, de Miguel Bakunin, publicado en Madrid por La Revista Social en 1884, con traducción de Ricardo Mella y Ernesto Álvarez, el que fuera después director de La Anarquía, encargado de distribuirlo.
Otro autor de la talla de Reclus, también muy leído en Badajoz, fue
Pedro Kropotkin, de quien se recibían ejemplares de su folleto La Commune de París. A través de su obra y de la labor de periódicos como La Justicia Humana y Tierra y Libertad,
las ideas anarco-comunistas (kropotkinianas) van introduciéndose en el
movimiento ácrata español, si bien las ideas anarco-colectivistas
(bakuninistas) seguían prodigándose a través de autores hoy día menos
conocidos, pero de amplio predicamento en aquellos años, como Teobaldo
Nieva, cuyo libro La química de la cuestión social, o la organización científica de la Revolución,
se leía también en la capital pacense. Teobaldo Nieva fue un autor muy
reconocido por sus folletos y libros, descrito por Alejandro Sawa (el alter ego del Max Estrella de Valle-Inclán) en su obra Iluminaciones en la sombra,
de quien dijo: “Teobaldo Nieva, el más alto y el más vertical de entre
los predecesores de la anarquía en España, era por filiación directa el
hijo espiritual de Proudhón” .
El
grupo anarquista de Badajoz contaba con corresponsales, paqueteros o
suscriptores que no sólo recibían y repartían folletos y libros, sino
también periódicos anarquistas, tanto nacionales como internacionales.
Algunos de estos periódicos fueron:
El Productor,
periódico anarquista, Barcelona. De tendencia colectivista, donde
escribían reconocidas firmas de la época, como Soledad Gustavo, María
Montseny, López Montenegro, Ricardo Mella, etc. Mantiene
correspondencia con paqueteros de Badajoz, como por ejemplo con L.C.
(Luisa Casamar), a quien remite periódicos, folletos y láminas[xv].
Révolte, periódico francés, dirigido en ese momento por el significado anarquista galo Jean Grave (Le pape de la rue Moffetard).
Había sido fundado en Ginebra en 1879 por Pierre Kropotkine y Elisée
Reclus, entre otros. A partir de 1887 asume la dirección Jean Grave y
el periódico pasa a llamarse La Révolte, hasta 1894. En 1895 seguiría, bajo la dirección de Grave, con el nombre de Les Temps nouveaux[xvi]. En Badajoz recibía los ejemplares Joaquín Argarate, que vivía en la calle Sol, 6 (a veces aparece como calle Sal, 6).
A Revolta, Lisboa. Semanario que se publicó entre 1889 y 1892, sucesora de O Rebelde,
editada por José de Sousa. En torno a esos años germinan en la vecina
Portugal numerosos grupos, entre los que destacaban los grupos
anarquistas de Bareiro (1891), Poço do Bispo (1892), Os invisveis de Lisboa (1893), Ós Bárbaros de Coímbra (1894), Agitadores de Oporto (1894), Estudos Sociais de Lisboa (1894), Solidariedade
de Vila Nova de Gaia (1894). En la muy cercana población de Elvas, a
unos kilómetros de Badajoz, Antonio José de Ávila fundó una escuela
nocturna siguiendo los métodos pedagógicos de la escuela libre y
utilizando como lectura para los obreros un libro de Malatesta, lo que
le valió sufrir prisión en la misma cárcel de Elvas[xvii]. En Badajoz A Revolta era recibida por Juan Bocho Castaños, que vivía en la calle Prim, 17[xviii].
El Despertar,
Nueva York. Se trataba de un periódico anarquista escrito en español,
fundado por el grupo libertario “Despertar a la vida”, hecho por
trabajadores tabaqueros españoles y cubanos residentes en Nueva York[xix].
Se comenzó a editar en Brooklin en 1891 y duró hasta 1902, gracias a
una excelente red de distribución basada en el apoyo mutuo. Respondía a
la tradición de “la lectura”, es decir, las noticias del periódico, de
carácter emancipador, se leían ante los operarios durante la jornada
laboral, lectura que corría a cargo de un compañero elegido por los
demás, que tuviera voz suave, clara y buena entonación. Dado que el día
que leía al resto de los obreros, el lector no cobraba, sus compañeros
le pagaban una pequeña cuota a la entrada del taller, hasta igualar el
salario. Esto hizo de la clase obrera tabaquera la más ilustrada de la
época, dado que no solo se leían noticias, sino también libros de
diverso género. En Badajoz actuaba como paquetero Juan Bocho.
El Corsario, La Coruña. Semanario anarquista publicado entre 1890 y 1895, vocero de la Federación Local coruñesa y del grupo Ni Dios ni Amo.
Contó con una Biblioteca que publicó obras de Gori, Hamon, Kropotkin,
Lores, Malatesta, Pelloutier, Tcherkesoff, Francisco Tomás y Urales[xx]. En Badajoz lo recibían Juan Bocho y otros[xxi].
El Perseguido, Buenos Aires. Periódico argentino publicado entre 1890 y 1897. Los primeros números eran trilingües, con artículos en español, francés e italiano. Hacia 1893 ya aparecía con el subtítulo “Periódico comunista anárquico”, y la frase, bajo la cabecera, “Siendo la propiedad un robo, la expropiación es una necesidad”. De filiación anarco-comunista, desarrolló una encendida campaña contra los periódicos y grupos en España adeptos al colectivismo. En Badajoz estaban suscritos Juan Bocho y otros.
Juan Bocho Castaños, uno de los principales corresponsales de estos
diarios e impulsor del grupo, era sombrerero de profesión. Vivía en la
calle Prim, 17. Estaba casado con Gregoria Martín y ambos se declaraban
librepensadores. El 7 de abril de 1890 inscribieron a su hijo Rubén
Bocho Martín en el registro civil, negándose a bautizarlo . Por su
parte, Luisa Casamar, que vivía en la calle Arco Argüeros, 31, era prima
de Francisco Portales Sirgado, con quien más tarde se casaría y se iría
a vivir a Zahínos. Francisco Portales, a su vez, era hijo del inspector
de Educación de Badajoz Juan Portales
Durante
1892 el grupo realiza labor de propaganda anarquista en Badajoz,
suscribiéndose a las protestas por los sucesos de Jerez[xxiii],
donde bastaba llevar la ropa de jornalero para ser detenido.
Participan en una suscripción económica a favor de las familias de los
condenados y continúan repartiendo la prensa por la ciudad. Después de
un año de formación en las ideas ácratas, a través de los periódicos
que se reciben, deciden organizar un acto de propaganda en una fecha
muy significativa, el 25 de diciembre, Día de Navidad de 1892.
El
acto se celebra en el recién inaugurado Centro Agrícola de Artes y
Oficios, que estaba en la calle Melchor de Évora, 16 (muy cercano al
que después sería edificio del Movimiento y Sindicato Vertical) y que
en poco tiempo pasaría a ser conocido como Centro Obrero, antes de que
este último se estableciera definitivamente en la calle Ramón Albarrán,
lo que es hoy el Círculo Pacense, cuyo edificio, histórico, pide a
gritos una urgente intervención que permita su conservación. En este
acto del 25 de diciembre de 1892 peroraron Francisco Durán, Juan Bocho,
Bartolomé Berjillo y Juan González. Desarrollan los temas
“Emancipación social”, “Deberes y derechos del obrero”, “Ventajas que
reporta toda clase de asociaciones” y “Explotación del hombre por el
hombre”, respectivamente[xxiv].
Apenas
unos días después, el 1 de enero de 1893, se vuelve a repetir otro
acto, en el mismo lugar, en esta ocasión con Juan González como orador,
quien diserta sobre dos artículos aparecidos en un número anterior de La Anarquía,
uno bajo el título “La última carta”, en el que se denuncia la
corrupción del Gobierno a raíz del caso francés sobre la construcción
del canal de Panamá, con execraciones como “¡Burguesía, de cualquier
lado que se te mire estás podrida!”, y otro con el nombre de
“Quimicracia”, escrito por José Alcalá Galiano, en el que arremete
contra el peligro de las aplicaciones químicas en la fabricación de los
nuevos explosivos, como son la dinamita y la nitroglicerina. Galiano
justifica su uso por algunos anarquistas por la falta de justicia
social, y concluye: “La revolución es una explosión de espíritus. Con
el éter de la justicia se la aplaca y se la disuelve”[xxv].
La
crisis que se arrastraba desde finales de 1891, con la competencia del
trigo ruso y norteamericano, abocaba a un hambre atroz a las clases
más pobres. Algunos periódicos comienzan a hacerse eco de lo que
conocemos como la “cuestión social”. El día 17 de enero de 1893 más de
200 jornaleros se dirigen en manifestación primero al domicilio del
Gobernador Civil y después al ayuntamiento de Badajoz, bajo el grito de
“Pan o trabajo”. Una comisión se entrevista con el alcalde. Entre
sus reivindicaciones están las de poder trabajar todos los días de la
semana, pues hasta la fecha el ayuntamiento da sólo tres días de
trabajo, pagando una peseta diaria, con lo cual el jornal real del día
semanal es de 50 céntimos. Denuncian, además, que hay otros obreros que
trabajan todos los días y ganan seis reales diarios (1,50 ptas.),
aquellos que entran bajo recomendación en las obras del ayuntamiento[xxvi]. Hoy como ayer, la corrupción y el enchufe no acusan el paso del tiempo.
El periódico La Anarquía eleva la cifra de esta manifestación a 500 jornaleros, criticando la corrupción existente en el ayuntamiento de Badajoz, con las siguientes palabras, llegadas a través del corresponsal, muy posiblemente Juan Bocho: “Hay que tener en cuenta que este ayuntamiento tan miserable para los obreros ha sido rumboso, rumbosísimo para gastar el verano pasado una fortuna en banquetes y fiestas. Sólo en una cena que dio a los representantes de los ayuntamientos de las dos provincias se gastó ¡tres mil duros! ¿Qué cenarían estos hambrones?”[xxvii]. Se hacía referencia a la cena con ocasión de los actos del IV centenario de la llegada de Colón a América.
El 10 de febrero de 1893, el grupo de Badajoz celebra otra velada en
el Centro Obrero, dedicada a “los ahorcados en Jerez por la burguesía
española” , al cumplirse un año de su ejecución. Se anuncia “que los
compañeros que deseen dirigir algún escrito para ser leído, como
asimismo alguna cantidad para ayudar a los gastos que ha de originar”,
se dirijan a Juan Bocho, Prim, 17. En el acto se recauda una aportación
para la compra de una corona “dedicada por los anarquistas españoles a
los compañeros ahorcados en Jerez”.
Cercano
el tiempo de la escarda, Badajoz se encuentra atestado de obreros que
llegan de otros pueblos, y de la vecina Portugal, en busca de trabajo.
Dos días después del mitin anarquista, cientos de estos jornaleros, en
compañía de sus familias, recorren de nuevo las calles de la ciudad, en
manifestación pacífica, ahora llevando en la cabecera unos carteles
donde pueden leerse unas enormes letras con pintura roja que dicen:
“PAN O TRABAJO”[xxix].
A
pesar de su intención policial por controlar las nuevas sociedades
obreras, la Ley de Asociaciones de 30 de junio de 1887 era una norma
tímidamente aperturista. En su artículo 4 establecía la obligación de
las nuevas sociedades de entregar, con ocho días de antelación a su
constitución, copia de los estatutos. Si en este plazo no se dictaba
disposición contraria alguna, la sociedad podía proceder a ser
constituida, enviando copia del acta al Gobernador Civil. Estos
trámites debieron de cumplirse por la nueva asociación de carácter
anarquista de Badajoz que, a partir de mediados de febrero, se presenta
ante la sociedad pacense con el nombre de La Nueva Aurora, denominación eminentemente ácrata. Juan González, a efectos de estatutos, fue su presidente.
El
Centro Obrero, calle Melchor de Évora, era lugar de reunión de obreros
de diversa tendencia ideológica, pero similar en sus aspiraciones.
Socialistas y anarquistas se mezclaban entre sí, con muchos que no se
definían por ninguna corriente pero que eran adeptos a las ideas que de
ellas emanaban, alejadas de las consignas de los partidos republicanos
progresistas, interesados ahora, una vez aprobado el sufragio
universal masculino, en atraer el voto obrero, con unas elecciones a la
vuelta de la esquina.
Como
afirma Olaya Morales, para dividir a los trabajadores, se favoreció el
despegue de un Partido Obrero, que gozó de la protección de Felipe
Ducazcal y del Ministerio de la Gobernación. El Congreso de la UGT de
septiembre de 1890, en Villanueva y Geltrú, discutió la conveniencia de
la huelga, con una respuesta negativa de los delegados, aunque
estableció la línea marxista de celebrar una manifestación el 1º de
Mayo, en reivindicación de la jornada de las ocho horas[xxx].
Las
diferencias entre anarquistas y socialistas en este y otros puntos
(sobre todo en lo referente al 1º de Mayo, considerado por los
anarquistas como jornada de huelga, y no solo de manifestación), unido a
la estrechez del local del Centro Obrero en la calle Melchor de Évora,
debieron de motivar que La Nueva Aurora de Badajoz buscase un
local propio que le permitiera establecerse como sociedad obrera, con
una identidad propia anarquista, tarea que no resultaría nada fácil. El
diario La Anarquía elogiaba “el entusiasmo de los compañeros de
Badajoz” quienes además anuncian que “en breve iniciarán excursiones
de propaganda”, mientras lamentan que “cuando venzan la dificultad de
encontrar local, pues aquellos burgueses no quieren cederlo para los
anarquistas, inaugurarán nuevo centro, por ser pequeño el que hoy
ocupan”[xxxi].
Finalmente,
establecen su sede en la calle San Sisenando, 24, hoy día en la calle
con el mismo nombre, entre los números 20 y 26 actuales, según
estimación de Álvaro Meléndez.
La Nueva Aurora convoca un mitin inaugural de propaganda anarquista que se celebrará el jueves 23 de febrero, y a la que invita a la prensa burguesa. Por el Nuevo Diario de Badajoz sabemos que la cita generó expectación entre los pacenses y que mucha gente acudió al evento. A las siete de la tarde, con el local atestado, dio inicio la sesión, abierta por el compañero Juan Bocho y continuada por un breve discurso a cargo del joven Francisco Portales. Después hicieron uso de la palabra los compañeros Juan González, Juan Bocho, Enríque Rodríguez y Vicente de Nicolás, “expresando todos el deseo de la abolición de las clases sociales y haciendo fervientes votos por implantar en nuestro país la forma anárquica, que es, la que, a su juicio, ha de resolver la situación angustiosa por que atraviesa la clase proletaria”[xxxii]. Se instó a la instrucción de los obreros, a la asociación y al abandono de la taberna[xxxiii]. Al acto también asistió un delegado del Gobernador, con el cabo y una pareja de guardias de seguridad, junto a algunos guardias municipales, “cuya intervención no se hizo necesaria”.
Esta primera reunión no solo inquietó a las autoridades. Diversos periódicos pacenses y regionales manifestaron su alarma ante el hecho de que se constituyese una sociedad anarquista en Badajoz. El Orden, periódico conservador pacense, venía ya advirtiendo desde hacía tiempo que era necesario satisfacer el hambre de los obreros pobres dándoles trabajo, si no se deseaba acabar con la aparición de una sociedad de este tipo. La Región Extremeña, que había calificado a la nueva sociedad de “benigna”, en su edición del mismo día del mitin recriminaba a su colega conservador, El Orden, que hubiera pretendido impedir la constitución de La Nueva Aurora, con las siguientes palabras: “¿Qué ha sucedido? Lo de siempre. Los ricos no oyeron a El Orden, y si lo oyeron, hicieron oídos de mercader, y ahora, cuando tienen noticias de que los anarquistas se reúnen el jueves, el colega de los Lopos, los Vacas y demás fusioneros, se alarma y da la voz de alerta. ¿A quién? ¿A los ricos para que remedien el hambre de los pobres? ¿A los representantes de Cristo en la tierra para exhorten a la caridad, empezando por renunciar parte (sic) de sus pingües sueldos en beneficio de los que no comen? No; a las autoridades para que opongan las bocas de los cañones a las bocas de los hambrientos” .
La Lid Católica, por su parte, arremetía contra la nueva sociedad en un extenso artículo con las siguientes palabras: “Los anarquistas (de Badajoz) vienen a la escena social a cumplir una misión horrible, sí, pero providencial. Son las hordas feroces que bajan de las estepas del librepensamiento a raer la miseria que cubre como las llagas de un leproso a la moderna civilización, a la civilización racionalista, atea, liberal, en una palabra, que ha engendrado a esos monstruos a quienes hoy en vano quiere destruir. Son las impetuosas corrientes que han de arrostrar el cieno inmundo en que se bañan estas generaciones corrompidas”[xxxv].
A pesar de tan furibundos ataques y el miedo que comienza a propagarse, La Nueva Aurora continúa con su propaganda mediante diversos actos, en los que no faltan presidiendo el retrato de Lamela[xxxvi],
uno de los ejecutados en Jerez. El 19 de marzo organizan una “velada
de controversia”, a la que invitan a la prensa burguesa, un acto en el
que se cedía la palabra a diversos oradores para que discutieran sobre
un determinado tema desde distintos puntos de vista. Estaba anunciado
que en aquel acto hablaran Bocho, González, Rodríguez y Fernández sobre
“Anarquía: su pasado, su presente y su porvenir”, “Lo que somos y lo
que queremos”, “La Anarquía”, “Defensa de los anarquistas de Lieja”[xxxvii].
Este acto, al que no sabemos si acudió la prensa invitada, fue todo un éxito, según comentó Juan Bocho en Carta de Badajoz enviada a La Anarquía con fecha de 20 de marzo del 93, donde decía que, “si el local hubiera sido dos veces mayor, se habría llenado. Mucha gente se quedó fuera”[xxxviii]. En el mismo escrito se anunciaba otro mitin para el 20 de abril, acabando el mismo con el siguiente llamamiento: “Los agricultores pertenecientes al círculo tratan de hacer un llamamiento a los de su clase en esta provincia para sumarse con los demás de España. Estos compañeros, que son los más decididos, han comprendido que únicamente con la Anarquía podrán disfrutar el beneficio de los frutos que siembran, que hoy son patrimonio de los burgueses que no trabajan ni riegan los surcos con el sudor de su frente, y de aquí su entusiasmo por defenderla y propagarla”.
Mientras tanto, el Centro Obrero de la calle Melchor de Évora también continuaba con sus actos de proselitismo socialista, a cargo de miembros que estaban a caballo entre las dos sociedades, como Francisco Durán y Berjillo. Este último, Bartolomé Berjillo Ruiz, diserta en dicho centro en varias ocasiones sobre la necesidad de la unión de los obreros. Se da la circunstancia de que es vicepresidente del Centro Obrero, si bien finalmente, en carta enviada a la Región Extremeña y fechada el 6 de abril de 1893, presenta la dimisión de su cargo, y pide “dejar de pertenecer al Círculo, por no estar conforme con el régimen del Presidente”[xxxix].
Poco más tarde, con ocasión de un mitin celebrado el 1º de Mayo por La Nueva Aurora en la calle San Sisenando, el periódico La Anarquía
dará noticia del mismo diciendo que “Los compañeros de Badajoz
celebraron un importante meeting de propaganda el 1º de Mayo, haciendo
uso de la palabra Rodríguez, Fernández, Pacheco, González y Verjillo,
que ha sido adormidera, y que declaró alcanzaba con entusiasmo las ideas
anarquistas” . Adormidera se llamaba, desde los tiempos de la
Internacional, a los seguidores de Pablo Iglesias.
Como
ya se ha dicho, en estos mítines se conmina a los obreros a abandonar
la taberna, por considerarla vicio pernicioso que merma la capacidad de
lucha, así como se les anima a que se instruyan, leyendo tanto la
prensa obrera anarquista y societaria como los libros de los grandes
pensadores que comienzan a distribuir por Badajoz, como Kropotkine,
Reclus y Bakunin.
Pocos días después del mitin del 1º de Mayo, La Nueva Aurora,
que se autodefinía como círculo anarquista, anuncia que el primero del
mes siguiente comenzará a publicar quincenalmente el periódico El Eco del Proletariado,
con carácter regional, declarando que “buen servicio puede hacer en
toda la región extremeña el nuevo adalid de la Anarquía, debiéndose
hacer los pedidos a Juan Bocho, Prim, 17”[xli].
Aquel
primero de mayo fue secundado por muchos obreros y obreras en toda
España. En Madrid las verduleras ocuparon las calles y fueron duramente
reprimidas por la Guardia Civil. Al día siguiente, el 2 de mayo, el
Tribunal Supremo confirmó las condenas de numerosos presos de Jerez,
cuyas confesiones habían sido arrancadas mediante torturas. Entre ellos,
Fermín Salvochea, condenado a ocho años de prisión. La historiadora
Temma Kaplan señaló que entre 1892 y 1893 más de 20.000 españoles
fueron mantenidos durante un tiempo considerable bajo arresto
preventivo[xlii].
El 20 de junio de 1893, resultaba muerto el tipógrafo del periódico La Anarquía,
Francisco Ruiz, al colocar un petardo en el domicilio de Cánovas.
Según parece, Ruiz, en compañía de otros dos, colocó una botella de
pólvora cloratada en la puerta de la vivienda, pero al ver que se
acercaban una criada y unos niños, volvió a recoger la botella,
estallándole en las manos[xliii]. Al día siguiente es detenido su compañero Ernesto Álvarez, director de La Anarquía,
tras asegurar la policía que ha encontrado en la ropa del muerto una
cédula con su nombre. Esto, junto a las deudas económicas acarreadas
por las muchas multas, supondrá el fin del periódico.
En poco tiempo los lectores y suscriptores de La Anarquía
son puestos bajo el punto de mira. Al atentado fallido de Ruiz se
suman otros en el resto de Europa, hechos que merman la influencia de
los círculos ácratas, mediante los que se alimenta el estereotipo del
anarquista dinamitero y vengador, identificando al grupo con la acción
particular de algunos individuos. Kropotkin ya había advertido en 1891 a
sus compañeros que un “edificio basado sobre algunos siglos de
historia no se destruye con algunos kilos de explosivos”.
El
24 de septiembre se produce el atentado fallido de Paulino Pallás
contra el general Martínez Campos, Gobernador Militar de Barcelona. El 6
de octubre es fusilado Pallás en el patio de la prisión de Montjuich. El Corsario,
periódico anarquista, realiza una recaudación para ayudar a su viuda,
en la que participan, con diversas cantidades, los siguientes miembros
de La Nueva Aurora de Badajoz: Antonio Álvarez, 0,50; Gregorio
Pizarro, 0,50; Juan Paredes, 0,50; Manuel Fernández, 0,70; Víctor
Ardila, 0,70; Diego Fernández, 0,20; Francisco Aguza, 0,15; Ángel
González, 0,25; Juan González y su hijo, 0,25; Crisanto González, 0,25;
Una anarquista de 11 meses, 0,15; Natividad Moriano, 0,10; Ana A.
Moriano, 0,50; Santiago Fernández, 0,55; Varios compañeros, 0,90; Juan
Bocho y su hijo, 0,40; Rubén Bocho, 0,25; José Gordillo, 0,15; Miguel
Álvarez, 0,10; Enrique Rodríguez, 0,50; Bartolomé García, 0,20;
Gerónimo Mateo, 0, 25; C.S. 0,50; cinco obreros, 2,50; Fructuoso Moreno
1,0; Autero, 0,25; A.A., 1,0. En total se recaudaron 13,12 pesetas[xliv].
Algunas de las mujeres de las que aparecen en este listado, como Natividad Moriano, pertenecen a las clases más pobres de Badajoz, como demuestra el hecho de que se viera incursa en varias denuncias de delitos contra la propiedad y peleas callejeras[xlv].
El 7 de noviembre de 1893 Santiago Salvador French arroja dos bombas
contra la platea de la ópera del Liceo de Barcelona, durante la
representación de Guillermo Tell, con la muerte de 20 personas y
27 heridos. A pesar de que se ha interpretado este acto como una
venganza por la ejecución de Pallás, el atentado de Salvador French
respondía a una acción individual en venganza por torturas sufridas.
Santiago Salvador sería ejecutado el 21 de noviembre de 1894
Gobierno,
burguesía y diarios de todo tipo, liberales y conservadores, inician
una dura campaña que se ceba con los anarquistas, justificando las
torturas. En poco tiempo se dictan instrucciones para castigar,
suprimir o secuestrar cualquier tipo de propaganda en este sentido.
En torno al 15 de noviembre, una semana después del atentando del Liceo, el Gobernador Civil de Badajoz prohíbe un acto de La Nueva Aurora[xlvi], y apenas unos días después el presidente formal de la misma, Juan González, anuncia a este Gobernador Civil su disolución[xlvii].
Aunque
la “Historia” ha calificado esta última década como la del “terrorismo
anarquista”, lo cierto es que los atentados con víctimas cuyos
culpables pudieron ser identificados como anarquistas, fueron
únicamente tres: el de Paulino Pallás, el de Santiago Salvador y el del
asesinato de Cánovas a manos de Angiolillo, en el balneario de Santa
Águeda, Guipuzcoa, en 1897. En los tres se actuó por iniciativa
individual, sin que existiera un complot de carácter anarquista detrás.
El resto de atentados, la mayoría sin víctimas, fueron imputados por
la prensa burguesa a los anarquistas, pero nunca fueron encontrados los
autores, haciendo sospechar en muchas ocasiones si en realidad las
bombas no eran colocadas por la reacción ultramontana, en connivencia
con la policía. De hecho, la bomba del terrible atentando de la
procesión del Corpus en Barcelona, en 1896, cayó en la cola de la
procesión, donde iban las clases más pobres y humildes, y no en la
cabecera, con los representantes de la Iglesia, el Gobierno y el
Ejército. A día de hoy, sigue sin saberse quién arrojó la bomba, a
pesar de que la represión fue duramente ejercida, con 400 detenidos, un
proceso irregular, numerosas torturas y cinco ejecuciones (Proceso de
Montjuich).
Al mismo
tiempo, los distintos gobiernos ejercieron una dura represión contra
las sociedades, círculos y grupos anarquistas, introduciendo
documentación falsa en sus locales, inventando conspiraciones y
arrancando falsas confesiones a costa de las torturas. Como se puede
apreciar en el caso de La Nueva Aurora, eran sociedades
pacíficas, cuyo único interés era la de mejorar las condiciones
laborales de las clases más pobres, fomentar su instrucción y denunciar
los abusos de unos poderes plenipotenciarios, como la oligarquía
burguesa, el clero y las fuerzas policiales.
En Badajoz desapareció La Nueva Aurora, pero sus miembros continuaron trabajando por la anarquía. En apenas unos años, 1899, surgiría la sociedad de resistencia La Germinal Obrera, cuyo órgano de expresión sería el periódico El Obrero.
En los listados de este periódico encontramos algunos de los nombres
mencionados a lo largo de este artículo, como el de Fernando Durán,
quien jamás abandonaría la lucha proletaria y sería su primer director.
La Germinal, con miembros ya experimentados, organizaría las
primeras manifestaciones del 1º de Mayo y constituiría la primera
Federación de Sociedades Obreras de Extremadura, con la huelga como
herramienta de transformación social, acorde a los principios
anarquistas, seguida ampliamente en el campo en 1901 y 1902. De ella
surgiría, también, la Unión Femenina, la primera organización feminista
de carácter laico y obrero de Extremadura [xlviii].
Otros
de sus afines seguirían similares derroteros, como Francisco Portales y
Luisa Casamar, que unieron sus vidas y se fueron a vivir a Zahínos,
donde tendrían 9 hijos e hijas. Una de ellas, Suceso Portales Casamar,
sería, con el tiempo, una de las fundadoras de la organización
anarcofeminista Mujeres Libres. Francisco Portales, su padre,
maestro de profesión, moriría en la Cárcel Nueva de Valladolid en 1941,
tras los sucesos de la Guerra Civil, a causa de una paliza por querer
enseñar a leer a los presos. Tenía 70 años de edad.
Haciendo honor a su nombre, La Nueva Aurora iluminó el camino de la acracia en Badajoz. Aún relumbra.
Notas:
[i] La Crónica, 13-12-1891, p1.
[ii] El Adelanto, Diario político de Salamanca, 10-12-1897, p. 1.
[iii] La Crónica, Badajoz, 24/08/1892, p. 2.
[iv] Alfaro, Manuel, Badajoz Estampas Retrospectivas, facsímil según la edición del Excmo. Ayuntamiento de Badajoz de 1956, Universitas Editorial, Badajoz, 1995, páginas de 25 a 35.
[v] Autores como Álvarez Junco, Tenma Kaplan, Bernardo de Quirós o Rafael Núñez Florencio se hicieron eco de la atractiva imagen de cientos o miles de jornaleros descontrolados, armados con hoces, sedientos de sangre burguesa, una versión animada por relatos ficticios de la época como un cuento de Clarín y la novela La Bodega de Blasco Ibáñez, mientras otros autores como Francisco Olaya Morales o Jacques Maurice demostraron, documentalmente, que se trató más bien de una algarada pacifica sofocada bajo manu militari.
[vi] Álvarez Junco, José, La ideología política del anarquismo español (1868-1910), Siglo XXI, Madrid, Segunda edición corregida, enero de 1991, p. 550.
[vii] Amplia relación en La Anarquía, Madrid, Nº 124, 27-01-1893, p. 1., digitalizado por la Biblioteca Pública Arús.
[viii] En esa época se dio un debate en los grupos ácratas españoles sobre la pertinencia o no de participar en los círculos masónicos, cuestión zanjada por la revista Bandera Social en su número del 27 de septiembre de 1885, cuando reprodujo con un texto de Bakunin su pensamiento sobre esta cuestión. La clase media, según Bakunin, se había servido de la francmasonería en la época de las conspiraciones liberales para después, logrado el éxito, ocupar el puesto de la aristocracia nobiliaria, deviniendo en “clase privilegiada, explotadora, opresora, conservadora y reaccionaria, la amiga y el sostén más firme del Estado”. Aun así, grandes impulsores del anarquismo, como Anselmo Lorenzo, formaron parte también de círculos masónicos. Referencia en “La masonería y el movimiento obrero”, por Olaya Morales, Francisco, Historia del movimiento obrero español (siglo XIX), Madre Tierra, Salamanca, 1994, p. 728.
[ix] Suscripciones desde Badajoz aparecidas en La Anarquía, números de 03/03/1892, 20/04/1892, 06/05/1892.
[x] Lamberet, Renée, Mouvements ouvriers et socialistes (Chronologie et bibliographie). L´Espagne (1750-1936), Les Editions Ouvrières, Paris, 1953, p. 65.
[xi] Sobre el debate abierto en Badajoz a consecuencia de la publicación del libro El darwinismo. Sus adversarios y sus defensores, publicado en 1883 por Máximo Fuertes Acevedo, ver Pérez González, Fernando Tomás, La introducción del darwinismo en la España decimonónica, Diputación Cultural de Cáceres, El Brocense, Cáceres, 1987. También artículo “Darwin y los canónigos de Badajoz” en Puig-Samper, M. A., Ruiz, R., Galera, A. (Editores), Evolucionismo y Cultura. Darwinismo en Europa e Iberoamérica, Editora Regional de Extremadura, Universidad Nacional Autónoma de México, 2002, páginas 307-319
[xii] La Anarquía, Madrid, 03-03-1892, p. 4
[xiii] La Anarquía, 02-12-1892, p. 4.
[xiv] Sawa, Alejandro, Iluminaciones en la sombra, prólogo de Rubén Darío, Biblioteca Renacimiento, Madrid, 1910, p. 59 y siguientes.
[xv] El Productor, Barcelona, 24/11/1892, p. 4. La Anarquía, 29/09/1892, p. 4.
[xvi] La Anarquía, 02-12-1892, p. 4.
[xvii] Referencias en Íñiguez, Miguel, Anarquistas en Portugal. De los orígenes al congreso obrero de Tomar de 1914, Calumnia Edicions, 2020.
[xviii] La Anarquía, 06/01/1893, p4.
[xix] Martín, Alberto, Muñoz, Vladimiro, Montseny, Federica, Breve historia del movimiento anarquista en Estados Unidos de América del Norte, Cultura Obrera, Toulouse, 1970.
[xx] Íñiguez, Miguel, Enciclopedia del anarquismo ibérico, Tomo I (A-F), Asociación Isaac Puente, Vitoria, 2018, p. 699.
[xxi] La Anarquía, 10/03/1893, p. 4.
[xxii] Los Dominicales del Librepensamiento, 12/04/1890.
[xxiii] La Anarquía, 3/03/1892, p. 4.
[xxiv] La Región Extremeña, 25/12/1892, p. 3.
[xxv] La Anarquía, 25/11/1893, p. 2. Referencia al acto de Badajoz del primero de año en La Anarquía, 06/01/1893, p. 4.
[xxvi] La Región Extremeña, 18/01/1893, p. 3.
[xxvii] La Anarquía, 27/01/1893, p. 1.
[xxviii] La Anarquía, 06/01/1893, p. 4.
[xxix] El Bien Público, 20/02/1893, p. 1.
[xxx] Olaya Morales, obra citada, 781.
[xxxi] La Anarquía, 24/02/1893, p. 4.
[xxxii] Nuevo Diario de Badajoz, 24/02/1893, p. 2. Debemos a la cortesía de Laura Marroquín Martínez, archivera y Responsable de la Biblioteca de la Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País (La Económica) la copia digitalizada de este ejemplar.
[xxxiii] La Región Extremeña, 24/02/1893, p. 3.
[xxxiv] La Región Extremeña, 23/02/1893, p. 1.
[xxxv] La Lid Católica, Villanueva de la Serena, 08/03/1893, pág. 3-4.
[xxxvi] La Anarquía del 24/02/1893, envía 30 retratos de Lamela al corresponsal de Badajoz. Cada retrato se vendía a 10 céntimos.
[xxxvii] La Región Extremeña, 17/03/1893, p. 2. Los anarquistas de Lieja hacía referencia a las detenciones practicadas en esta ciudad de Bélgica como consecuencia de un atentado con un petardo contra la catedral de la ciudad.
[xxxviii] La Anarquía, 20/03/1893, p. 3.
[xxxix] La Región Extremeña, 09/04/1893, p. 3.
[xl] La Anarquía, 10/05/1893, p. 4.
[xli] La Anarquía, 25/05/1893, p. 4.
[xlii] Referencia en Olaya Morales, obra citada, p. 796.
[xliii] Núñez Florencio, Rafael, El terrorismo anarquista, 1888-1909, Siglo XXI, Madrid, 1983, p. 52.
[xliv] El Corsario, La Coruña, Nº 174, 05/10/1893.
[xlv] Crónica de Badajoz, 03/12/1891, p. 3 y La Región Extremeña, 09/05/1893, p. 3.
[xlvi] La Lid Católica, 15/11/1893, páginas 2-3.
[xlvii] Hoja de El Orden, Badajoz, 16 de noviembre de 1893, p. 1.
[xlviii] Para saber más sobre La Germinal, ver Álvarez Rodríguez, Chema, Extremadura anarquista. Siglo y medio de movimiento libertario, represión y contracultura, prólogo de Ángel Olmedo Alonso y epílogo de Dolors Marín, Editorial Jarramplas, Mérida, 2022.
Chema Álvarez Rodríguez es el autor de Extremadura anarquista. Siglo y medio de movimiento libertario, represión y contracultura.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/anarquismo/nueva-aurora-1892-1893-circulo-anarquista-badajoz-siglo-xix