En Nauru, una diminuta isla del Pacífico sur, casi 12.300 de sus 13.000 habitantes excede los 25 puntos de Índice de Masa Corporal (IMC). Es el país con más obesos del planeta. Y entre los diez primeros de esta pesada lista hay ocho estados de esta región del mundo. La Organización Panamericana de la Salud […]
En Nauru, una diminuta isla del Pacífico sur, casi 12.300 de sus 13.000 habitantes excede los 25 puntos de Índice de Masa Corporal (IMC). Es el país con más obesos del planeta. Y entre los diez primeros de esta pesada lista hay ocho estados de esta región del mundo.
La Organización Panamericana de la Salud definió hace un tiempo con el neologismo de «globesidad» la tendencia mundial al aumento de peso de la población. Nadie duda de que estamos en puertas de la gran epidemia del siglo XX, por encima de otras también bautizadas así como el sida o el cáncer. En 2015 habrá 700 millones de adultos obesos en el mundo. Un problema que no conoce de fronteras, ni de latitudes, que ni siquiera diferencia ya entre ricos o pobres. Porque detrás está lo que alguien ha calificado de «cocacolización» de los estilos de vida. El pequeño inglés de ocho años y casi 90 kilos de peso que hace días veíamos en televisión como si de un reality-show se tratara, es el máximo exponente de una imagen que hasta no hace mucho nos llevaba a mirar a sociedades como la estadounidense.
Sin embargo, el mapa mundi de la obesidad revela que por encima de EEUU hay poblaciones a las que les sobran aún muchos más kilos: son las de las regiones del Sur del Pacífico, y, entre ellas, la de la pequeña isla de Nauru, el tercer estado independiente más diminuto del mundo, y también el tercero menos poblado después de Tuvalu y la Ciudad del Vaticano, y donde nueve de cada diez de sus 13.000 habitantes está obeso.
Con este dato en la consulta no es de extrañar que la mitad de sus gentes padezca una patología tan asociada a la obesidad como es la diabetes. «La mayoría de los nauruanos son diabéticos, apáticos y tan gordos que no salen de sus coches ni siquiera para ir al supermercado. Sólo tocan el claxon y el empleado chino de la tienda de víveres corre a atenderles. Los niños son alimentados con bebidas muy azucaradas», relataba un periodista en agosto de 2004 en un artículo sobre el riesgo de bancarrota que planeaba sobre este país de apenas de 21 kilómetros cuadrados.
Los mas obesos del planeta
En una lista de los diez países con más sobrepeso, elaborada hace unas semanas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ocho de ellos se encuentran en esta zona del planeta, al sur del Pacífico. A Nauru le siguen en esta lista `de peso’, los estados federados de Micronesia, Tonga y las islas Cook, donde también el 90% de los hombres y mujeres tienen sobrepeso o son obesos. Pero es que también están Samoa y Palau. «El samoano nace fornido, crece como un toro y se convierte en un tronco viviente. Es admirable su manera de aplastar la tierra, más que de caminar por ella. Si navega, parece que jamás se hundirá siendo él mismo un bajel. Ellas, luego, son damas majestuosas. Cuando se sientan en el suelo de sus `fale’, o cabañas, aseguran el cosmos, no sólo unas vulgares tareas domésticas como reír, conversar o bostezar», se describe en la web www.masdeviajes.com. Y los habitantes de Nauru no tiene nada que envidiarles. Todos ellos están por delante de EEUU y de otro país que llama la atención, Kuwait, en la lista de los más obesos.
Para los expertos de la OMS, el cambio en la dieta que han experimentado estos lugares se explica porque han importado la llamada «comida basura» de Occidente. Su dieta se basa principalmente en alimentos y aceite importados de Nueva Zelanda y Australia. Eso y la falta de ejercicio son claves para entender esta elevada tasa de obesidad. Los aperitivos y las comidas preparadas han sustituido a las frutas y verduras. Cada vez más, los especialistas están vinculando obesidad y pobreza.
Parece una paradoja, pero lo cierto es que los países pobres consumen ahora más comida preparada, que es alta en calorías pero baja en nutrición. Quizá por ello no sea de extrañar que un país como Argentina, con elevados índices de probreza y con la imagen aún en la retina de bebés muriendo de hambre, ocupe el puesto decimotercero en esta clasificación de la OMS.
un grave problema de diabetes
Nauru es una isla en la que históricamente fueron frecuentes los episodios de hambruna, provocados por las sequías que asolaban la región. Sin embargo, en sólo cien años pasó a ser una de las poblaciones con la renta per cápita más elevada del planeta gracias a los fosfatos extraídos de sus rocas y que se emplean como fertilizantes. Los habitantes de la isla abandonaron la pesca y la agricultura, adquirieron coches, lanchas motoras y avionetas, y empezaron a llevar una vida más occidentalizada y sedentaria.
Otro de los factores que sirve para explicar la obesidad de estas personas es que algunas comunidades consideran que los kilos de más son una señal de belleza, por lo que se muestran reticentes a perder peso. Y ello puede ser también una explicación entre estas culturas del Pacífico. Incluso la gordura se llega a asociar como sinónimo de riqueza.
Sea por malos hábitos o por estética, la terca realidad no puede esconder que el fuerte incremento de los casos de diabetes amenaza con diezmar las poblaciones indígenas de esta zona del planeta, como se puso de manifiesto en un congreso a finales del año pasado.
Según los expertos, esto se debe en parte a una rápida transición cultural que ha obligado a los indígenas a pasar de una alimentación tradicional a otra occidental en sólo una o dos generaciones. Las complicaciones causadas por la diabetes, como ataques de corazón o el mal funcionamiento del hígado, son problemas que hace 25 años no se detectaban entre las poblaciones indígenas, y que ahora son una de las principales causas de las muertes.
Estos pequeños países están ante una amenaza para el bienestar futuro y la longevidad de los jovenes, así como para la prosperidad económica de las islas. La obesidad impone unos gastos económicos enormes sobre los sistemas de salud y la comunidad. Normalmente son los adultos mayores los que tienen la mayor tasa de obesidad, sin embargo, en algunas comunidades del Pacífico el pico en la tasa está en los 35 años y la diabetes entre los jóvenes no tiene parangón en la sanidad mundial.