Naciones Unidas celebra una conferencia intergubernamental de dos semanas para avanzar hacia un nuevo acuerdo vinculante
La riqueza marina está amenazada por diversas actividades humanas (Getty)
Los mares y océanos ocupan casi dos terceras partes de la superficie de la Tierra y su protección es esencial para el mantenimiento de la biodiversidad y la vida en el conjunto del planeta. Más allá de las aguas cercanas al litoral, bajo jurisdicción de los países respectivos, los mares y océanos necesitan tratados vinculantes que aseguren su protección. Este es uno de los objetivos de la Conferencia Intergubernamental (CIG) que se celebra en la sede de la ONU en Nueva York del 4 al 17 de septiembre.
La CIG de este mes es la primera de una serie de cuatro sesiones de negociación que se desarrollarán hasta 2020 con vistas a lograr un nuevo tratado jurídicamente vinculante para proteger la biodiversidad marina en áreas fuera de la jurisdicción nacional (AFJN), conocidas comúnmente como el alta mar.
El océano situado más allá de las 200 millas marinas (370 kilómetros) de las costas de un país se considera aguas internacionales (alta mar) y se comparte globalmente. No existe una legislación suprema que salvaguarde su biodiversidad ni su papel vital en la prestación de servicios – tales como la generación de oxígeno y la regulación del clima.
Praderas marinas con un grupo de peces en aguas de las Bahamas (ShaneGross / Getty)
«El alta mar cubre la mitad de nuestro planeta y es vital para el funcionamiento del océano entero y de toda la vida en la Tierra. El sistema actual de gobernanza de la alta mar es débil, fragmentario e inadecuado para abordar las amenazas a las que nos enfrentamos ahora en el siglo XXI, derivadas del cambio climático, la pesca ilegal y la sobrepesca, la contaminación por plásticos y la pérdida de hábitats. Esta es una oportunidad histórica para proteger la biodiversidad y las funciones del alta mar mediante compromisos jurídicamente vinculantes», declaró Peggy Kalas, coordinadora de la High Seas Alliance , una alianza entre más de 40 organizaciones no gubernamentales y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El papel clave del océano en la mitigación del cambio climático, que incluye la absorción de un 90% del calor adicional y de un 26% del exceso de dióxido de carbono creados por fuentes humanas, ha tenido un efecto devastador sobre el propio océano. Gestionar los múltiples factores de estrés añadidos que se ejercen sobre él permitirá aumentar su resiliencia ante el cambio climático y la acidificación, y protegerá ecosistemas marinos únicos en su especie, muchos de los cuales quedan aún por explorar y descubrir. Dado que se trata de aguas internacionales, las medidas de conservación necesarias solo pueden introducirse a través de un tratado global.
El profesor Alex Rogers de la Universidad de Oxford, que ha proporcionado evidencia para fundamentar el proceso de la ONU de cara a un tratado, afirmó: «La mitad de nuestro planeta consistente en alta mar está protegiendo la vida terrestre frente a los peores impactos del cambio climático. Y a pesar de ello, estamos haciendo muy poco para salvaguardarla o para proteger la vida dentro del océano, intrínseca a nuestra supervivencia colectiva. Proteger la biodiversidad de la alta mar, implantando la buena gobernanza y la ley en el océano entero, es sin duda lo más importante que podemos hacer para cambiar el rumbo del corazón azul de nuestro planeta».