Aunque pueda parecer que tras la prohibición del amianto en nuestro país el problema ya ha quedado resuelto, lo cierto es que no es así; nos queda mucho trabajo por hacer y muchas iniquidades por resolver. La carga de enfermedad y muerte causada por el amianto ha crecido de forma ostensible a lo largo de […]
Aunque pueda parecer que tras la prohibición del amianto en nuestro país el problema ya ha quedado resuelto, lo cierto es que no es así; nos queda mucho trabajo por hacer y muchas iniquidades por resolver.
La carga de enfermedad y muerte causada por el amianto ha crecido de forma ostensible a lo largo de las últimas décadas, las últimas estimaciones señalan que más de mil personas fallecerán en nuestro país por un mesotelioma pleural entre 2016 y 2020, y que las defunciones por cánceres del amianto se prolongarán hasta el año 2040. El número de fallecidos por carcinomas broncopulmonares debidos al amianto duplica con creces la cifra de mesoteliomas. A ello hay que añadir un número indeterminado de otros cánceres, como el de laringe y ovario. Podemos considerar que 700 personas fallecen anualmente en nuestro país por cánceres provocados por la exposición laboral al amianto.