¿Se acuerdan de aquel razonamiento que se exhibió y defendió por plazas, diarios, medios, mítines y pueblos españoles, durante años y más años, para desgracia y aniquilación de la izquierda y para la más abyecta revisión de la historia reciente (y no tan reciente) que pudiéramos imaginar? Ciertamente, el pistolón apuntaba… y directo a la […]
¿Se acuerdan de aquel razonamiento que se exhibió y defendió por plazas, diarios, medios, mítines y pueblos españoles, durante años y más años, para desgracia y aniquilación de la izquierda y para la más abyecta revisión de la historia reciente (y no tan reciente) que pudiéramos imaginar? Ciertamente, el pistolón apuntaba… y directo a la sien. Pero… ¿fue necesario tanto cuento?
El digamos razonamiento venía a decir así más o menos: la cuestión no es Monarquía o República sino Democracia o Dictadura. Este es el punto, esta era la cuestión. Si la Monarquía borbónica, una institución en sí no democrática, reinstaurada por el fascismo hispánico, aseguraba la demediada democracia parlamentaria, ciertas libertades políticas, sindicales y de expresión (conociendo nuestro límites) y, por supuesto, la privilegiada situación ocultada de los poderes de siempre, adelante con todo y todos y palante: himnos odiados, banderas indeseadas, olvidos esenciales, la borbónica casa Real y sus alrededores insaciables, desapariciones archivadas, revisiones históricas, fuerte persecución si tocaba -y tocó- de la tradición republicana, algunas «personalidades» intocables ubicadas más allá del bien y del mal, etc. Libertad sin ira, se cantó; libertades, libertades, libertades, se proclamó una y mil veces.
¿Así ha sido? ¿Libertades sin ira y a lo ancho y largo? Veamos, veamos.
Madrid, 19 de junio de 2014. Don Felipe, no don Felipe Gas Natural, sino don Felipe, el sexto y brevísimo, el hermano de doña Cristina y cuñado de don Urdangarin, nuevo Rey del Régimen de España y de sus partidarios. Miremos las externalidades del paseo del nuevo capitán general de España -capitán general, otro más!-, de esa España que hacía que don Antonio Machado, con toda la razón y razones, perdiera prudencia, comprensión y sosiego:
La Dirección General de la Policía ha recabado un informe de sus servicios jurídicos en el que se avala que los agentes policiales, es decir, la policía, puedan impedir el acceso con banderas y símbolos republicanos al recorrido que hará el futuro rey Felipe VI por las calles de Madrid tras su proclamación en el Congreso de los Diputados.
El citado informe remite a la ley orgánica sobre Protección de la Seguridad Ciudadana, la 1/1992, la que aborda la manera de evitar altercados en la calle. La horma de su zapato represivo. ¿Recuerdan esa ley? Han acertado: la que llamamos ley Corcuera, la de aquel ministro de siniestro recuerdo de un gobierno de don Felipe Gas Natural Endesa. El 19 de junio se congregará un buen número de personas favorables al Rey y a la monarquía y, por tanto, esta es la conclusión del «razonamiento» jurídico, del informe de marras, la presencia de personas contrarias a la institución Borbónica «podría derivar en un problema de seguridad y orden público». No hablamos de actos, hablamos de potencia, que dirían los viejos aristotélicos.
De este modo, con el aval de sus servicios jurídicos, la Dirección General ha dado orden a los agentes, a la policía, para que eviten «la presencia de personas que porten banderas o símbolos republicanos o mensajes antimonárquicos con el objetivo de que la jornada se desarrolle sin incidentes». ¿No les suena, no les recuerda a los viejos tiempos? ¿Exagero? ¿Mucho?
El despliegue policial diseñado por el Ministerio opusdeísta del Interior no es cualquier cosa: estará compuesto por 7.000 efectivos entre Policía y Guardia Civil. El riesgo potencial de una concentración reivindicando la República es suficiente. ¡Son muy peligrosos, mucho! De este modo, en su jerga, el riesgo de «altercados» durante la proclamación de Felipe VI prevalece sobre las libertades de reunión y expresión según el tribunal Superior de Madrid «que ha prohibido la manifestación Reivindicar la república ante la proclamación del nuevo Rey». ¿No se hablaba de libertades y de democracia?
Pero no sólo es eso : los agentes, la policía, impedirán exhibir banderas u otros símbolos republicanos en el recorrido que realizarán el nuevo rey Felipe VI y su señora. El argumento: pueden suponer una «provocación» hacia las personas que sigan el desfile. ¿Cómo? Como han leído: la exhibición de una bandera republicana puede provocar a los borbónicos y a las personas que por curiosidad paseen o se ubiquen en la zona. ¿Y entonces? A la cuneta con las banderas republicanas
Pero tampoco es sólo eso: la policía tomará nota de los inmuebles en los que se cuelguen enseñas tricolores en los balcones (el mío por ejemplo). Intentará dilucidar, posteriormente, si la intención del propietario o el inquilino con esa exhibición «era provocar a los asistentes a los actos de proclamación del nuevo rey.» ¿Están de atar? Exactamente, están de atar.
Eso sí, para que vean su generosidad, «en ningún caso se detendrá a nadie por el simple hecho de enarbolar una bandera republicana, excepto si provoca altercados, desobedece a los agentes o se resiste a estos». ¡Son tan generosos! La policía en todo caso tiene orden de requisar cualquier símbolo de este tipo. ¿Qué alegarán? Motivos de seguridad. Según la dirección general no existe ninguna instrucción. Únicamente se pretende «garantizar el orden público y evitar actitudes de confrontación».
De hecho, el despliegue de seguridad comenzó ya ayer con controles y registros a viandantes y conductores. ¿Registros? Sí, de mochilas, bolsas,… ¡carritos de bebés! La policía, previsora ella, ha recorrido también las viviendas más cercanas al trayecto que realizará Felipe el brevísimo. Para recabar datos sobre quiénes serán sus ocupantes esta mañana.
Para que las gentes hagamos lo que nos toca hacer, en la calle, algunos policías ofrecían y ofrecerán banderas oficiales. Es decir, las banderas de los Borbones y del fascismo español. ¡Las de toda la vida!
¿Prohíbe la normativa actual el uso de la bandera republicana? No por supuesto. De hecho, una sentencia reciente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló una orden del Ayuntamiento de Torrelodones (Madrid) que intentó impedir a IU colocar una bandera tricolor durante las fiestas patronales. Pero esto lo que la normativa diga o no diga, ¿a quién importa? ¡Por favor! Lo que importa es el democrático acto de coronación, en un día plenamente democrático, de la democrática monarquía borbónica. ¡Y ya está! Como dijo doña Sofía, muy puesta en estos temas: ¡todo seguirá igual! ¡Pues claro!
¿A qué tenían razón los que afirmaron que la cuestión esencial era Democracia o Dictadura?
Efectivamente, democracia de la ciudadanía, democracia popular. Es decir, República Democrática de todos los pueblos de Sefarad.
PS1. Si quieren leer un buena muestra de equilibrio democrático aquí les dejo una muestra: Santos Julià, «Una tradición inventada». http://elpais.com/elpais/2014/06/18/opinion/1403109760_054248.html ¡Una verdadera maravilla! ¡A la altura de la Casa Real borbónica española!
PS2: Un ejemplo de lo sucedido, de mi última hora. La Coordinadora Republicana denuncia los golpes y las retenciones a los que se han visto sometidos quienes han expresado públicamente su rechazo a la monarquía durante la proclamación de Felipe VI. La Policía ha detenido al menos a uno de sus compañeros. El detenido es miembro de la plataforma Red Roja y logró levantar una bandera republicana antes de ser placado por los agentes en Gran Vía, frente a la tienda Casa del Libro, donde se manifestaban. «A dos los han molido a palos y luego los han soltado». «Después de tirarlos al suelo y de llevárselos, los que estaban detrás han gritado por la República y los policías han sacado las porras y han comenzado a repartir golpes para evitar los gritos y para dispersarnos», denuncian desde la Coordinadora, corroborando la versión de que ha habido identificaciones masivas y varias retenciones.
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